Agencia Uno

Gobernanza del sistema de salud, el gran desafío que tendrá la derecha

18 agosto 2025 | 11:07

Según la Organización Mundial de la Salud, la gobernanza de los sistemas de salud abarca los procesos, estructuras e instituciones que supervisan y gestionan el sistema de salud de un país. Su rol es articular la relación entre actores tan diversos como organismos gubernamentales, proveedores, pacientes, familias, comunidades, organizaciones civiles y entidades privadas. En pocas palabras, es el engranaje que permite que el sistema funcione, y que lo haga con sentido y dirección.

La gobernanza del sistema de salud tiene dos pilares fundamentales. El primero es la capacidad de formar coaliciones -técnicas, políticas, gremiales y sociales-, para generar regulaciones que faciliten el cumplimiento de objetivos estratégicos y la revisión constante del diseño del sistema. El segundo es un sistema robusto de rendición de cuentas, con controles previos y posteriores, que permita prevenir abusos, corregir desvíos y garantizar transparencia. En tiempos donde los escándalos de corrupción y el mal uso de recursos, como el caso de las licencias médicas, han erosionado la confianza ciudadana, esta dimensión no es negociable.

Crisis de salud: el desafío para un futuro gobierno de derecha será monumental

Los equipos técnicos ya han comenzado a trabajar con una premisa que la ciudadanía espera hace años: poner al paciente en el centro de las mejoras. Esto implica servicios accesibles, con una red complementaria público-privada robusta, menos trabas burocráticas y una atención primaria resolutiva que se complemente con servicios de mayor complejidad en provincias y regiones.

También demanda oportunidad: desde sistemas de consulta médica abreviada y fortalecimiento de competencias en la APS, hasta el uso de telemedicina para llevar especialistas, aunque sea de forma virtual, a todos los rincones del país.

La equidad debe ser otro eje. No podemos permitir diferencias injustas en el acceso según el territorio o la condición socioeconómica. Esto requiere gestión local inteligente y programas nacionales que corrijan las desigualdades.

La transparencia no puede quedar atrás. Un registro único de atenciones en espera, público y en tiempo real, sería una herramienta poderosa para empoderar a pacientes y gestores. Y nada de esto funcionará sin eficiencia y calidad: inversión en recursos humanos, infraestructura y tecnología, con uso responsable de los recursos y estándares basados en la mejor evidencia científica.

La gobernanza actual no ha estado a la altura

El nuevo gobierno heredará la lista de espera más grande desde que existe el Sistema Nacional de Servicios de Salud, una deuda pública abultada y un entramado de ineficiencias que deterioran acceso, oportunidad y calidad.

El camino para solucionar la crisis heredada tendrá 2 vías paralelas:

    – Una de mediano y largo plazo tendiente a fortalecer las capacidades del sector público.
    – Otra enfocada a lo urgente, invirtiendo en soluciones de salud para enfrentar esta histórica lista de espera, mediante la compra y gestión de soluciones de salud, mediante un Plan nacional de compra de soluciones de salud, negociando con prestadores públicos y privados de manera zonal, macrozonal y nacional, liderados por Fonasa, la Subsecretaría de Redes Asistenciales y los Servicios de Salud, actuando coordinadamente.

Se estima para esto una inversión de cerca de U$770 millones de dólares, premiando a los centros públicos eficientes y apoyándose sin miedo en prestadores privados en regiones donde el sector público no de abasto. Debemos dejar fuera la ideología, el fin es terminar con la injusta herencia de varios millones de chilenos en lista de espera.

Para esta titánica tarea, necesitaremos que el Minsal articule entre otros, el trabajo de FONASA, la Superintendencia de Salud, las subsecretarias, Servicios de Salud y municipios, para que, en base a sus atribuciones, colaboren en las soluciones. Además, deberá trabajar en la consolidación de una alianza con los equipos de salud, con los gremios, la ciudadanía, con los proveedores y por supuesto con el sector privado, dejando atrás la nefasta politización del sector salud, en miras a resolver lo que realmente importa, la salud de todos los chilenos.