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El trabajo que sostiene la vida debe dejar de ser invisible

26 julio 2025 | 08:00

En Chile, el cuidado sigue siendo un trabajo invisible.

A diario, cientos de miles de mujeres dedican su tiempo, energía y salud al cuidado de niños, niñas. personas mayores, enfermas o con discapacidad, sin salario, sin descanso y muchas veces sin apoyo. Aunque realidad conocida, rara vez nos preguntamos a qué costo se ejerce el cuidado.

Con el objetivo de dimensionar ese costo, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, con asistencia técnica del Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD), impulsó el estudio “Impacto de las labores de cuidado sobre la salud de las personas cuidadoras en Chile”.

El análisis entrega evidencia contundente: cuidar, cuando no se apoya ni reconoce, puede deteriorar la salud, limitar la autonomía y afectar profundamente el bienestar de quienes cuidan.

Datos reveladores

El estudio utilizó datos de la Encuesta de Bienestar Social (EBS 2021), la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT 2015), y la Encuesta Nacional de Empleo (ENE 2023). Posteriormente, se aplicó el indicador AVISA (Años de Vida Saludables Perdidos por Discapacidad), una herramienta que permite cuantificar el impacto en la salud generado por las enfermedades derivadas de la sobrecarga del cuidado.

Los resultados son claros: el 71% de quienes cuidan en Chile son mujeres. En zonas rurales, dedican hasta un 30% de su tiempo a cuidados no remunerados; en zonas urbanas, un 27%. Los hombres, en cambio, destinan aproximadamente la mitad de ese tiempo.

Pero el dato más revelador es la brecha de salud. Según el indicador AVISA, las mujeres cuidadoras entre 30 y 34 años pierden un 68% más de años de vida saludable que los hombres en la misma condición, principalmente por desórdenes mentales: 4.218 años perdidos por cada 100 mil mujeres, frente a 2.512 en los hombres.

A eso se suman trastornos musculoesqueléticos (dolores de espalda, cuello, artritis), con 3.361 años perdidos por cada 100 mil mujeres, frente a 2.080 en hombres.

La sobrecarga del cuidado también limita el acceso al empleo. Solo el 40,3% de las cuidadoras realiza alguna actividad remunerada, frente al 57,5% de las mujeres que no cuidan. Esta diferencia de 17 puntos tiene un impacto directo en ingresos, pensiones y autonomía económica.

La Encuesta Nacional de Discapacidad y Dependencia (ENDIDE 2022) revela que un 32,4% de las personas cuidadoras reporta una sobrecarga intensa y que las principales necesidades declaradas son: apoyo técnico profesional, posibilidad de compartir responsabilidades, y atención psicosocial para sí mismas.

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Un desafío público que exige políticas robustas

Este panorama no es nuevo, pero por fin empieza a recibir atención institucional. El Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género ha situado a las cuidadoras en el centro de su agenda, y desde este espacio hemos apoyado la prioridad de nuestro Gobierno de consolidar un Sistema Nacional de Cuidados, “Chile Cuida”, que busca garantizar que tanto el Estado, las empresas, las comunidades como los hogares asumamos esta tarea con corresponsabilidad. Esperamos contar con apoyos transversales para tener una ley que permita institucionalizar y proyectar esta política.

En tanto, hemos avanzado gradualmente en el desarrollo de instrumentos que reconozcan y valoricen el trabajo no remunerado, desde registros oficiales, como el Registro de Personas Cuidadoras, que suma más de 188 mil inscripciones, hasta la especial consideración de esta realidad en la Reforma de Pensiones, que ya es ley. A esto se suma la instalación de 29 Centros de Cuidados en todo el país, la creación de la Red de Empresas Chile Cuida, y el aumento presupuestario a los programas de cuidados, entre otras iniciativas.

Necesitamos seguir avanzando en esta agenda con un acuerdo social que reconozca que el cuidado no es un problema privado ni doméstico, sino un desafío público que exige políticas robustas, institucionalizando un Sistema Nacional de Cuidados que reconozca, redistribuya y apoye esta labor esencial. Un sistema con enfoque de género que reconozca que el cuidado es un desafío público que exige políticas transversales.
- Antonia Orellana