Si trabajas en el sector privado y por diferentes razones y/o motivos en un año determinado tienes muchas licencias médicas, lo más probable es que tu empleador analice tu situación y al final del año no te renueven tu contrato. En el sector público ocurre absolutamente lo contrario: el abuso se incrementa y es por ello que las cifras son decidoras: 30% de ausentismo laboral en el sector público versus un 14% en el privado.
El informe de Contraloría que ha develado una cruda realidad (más de 25 mil funcionarios públicos salieron del país durante sus licencias médicas) ha generado al mismo tiempo una ola de críticas y preocupación por su impacto en la ética pública, el gasto fiscal (se estiman pérdidas de 350 millones de dólares al año) y la confianza en el sistema de salud. Dentro de las instituciones más afectadas por este revelador informe están la JUNJI e Integra, organismos justamente dedicados a la educación de la primera infancia.
Licencias médicas falsas: un fraude económico y ético inaceptable
Así mismo, organismos de salud y las fuerzas armadas suman aproximadamente un 20% de casos que deberán ser objeto de sumarios para el reintegro de los recursos públicos, y para (esperamos) la aplicación de duras sanciones a los infractores. Desde mi perspectiva, quienes hayan incurrido por única vez en este inmoral acto, deben sufrir sanciones en lo administrativo y económico, pero debiesen poder seguir en sus funciones condicionalmente. En cambio, quienes sean reincidentes deben automáticamente ser desvinculados del sistema público.
Pero el problema no solo es de los funcionarios públicos aludidos. También el grave problema se extiende al sector privado, pues hay aproximadamente 1.500 médicos que estarían involucrados en la emisión fraudulenta de licencias médicas, causando con ello pérdidas millonarias para el sistema de subsidios de incapacidad laboral.
Si bien la superintendenta de Seguridad Social, Pamela Gana, ha señalado que ellos no están para fiscalizar cada licencia, sí deben poner alertas cuando visualicen que hay profesionales de la salud que están emitiendo licencias a diestra y siniestra. La superintendenta anda más preocupada de las marcas de las mutualidades que de realizar el principal trabajo, que es el de velar por el buen uso de los recursos públicos en el ámbito de la salud.
Una peligrosa normalización cultural
Por ello, encontramos prudente y razonable que la Contraloría General de la República haya iniciado un sumario administrativo en la propia Superintendencia de Seguridad Social, en el Compin y en Fonasa para investigar eventuales incumplimientos de sus deberes institucionales en lo relativo al control que correspondiese realizar a dichas entidades en esta materia.
Lo más grave, aparte del fraude al fisco que esta situación de licencias médicas genera, es la percepción de que en el país miles de personas ven como algo socialmente aceptable presentar licencias médicas falsas, lo que refleja una peligrosa normalización cultural de esta mala práctica.
En síntesis, el fraude con las licencias médicas en Chile representa una crisis ética y estructural que afecta a toda nuestra nación. Con 350 millones de dólares de pérdidas al año, pudiésemos por ejemplo disminuir de manera sustancial las listas de espera y otorgar mayor equidad territorial en los temas de la salud para nuestros compatriotas.
Es cierto, hoy al descubrirse este problema las autoridades están reaccionando y se están tomando medidas. Más de 700 servicios públicos comenzarán sumarios, pero es también necesario un cambio cultural que promueva la ética y la responsabilidad en el uso de los recursos públicos.
Si como funcionario público, y como papá o mamá usaste una licencia médica para ir a vacacionar con tu propia familia: ¿Qué valores le estás entregando a tus propios hijos? Simplemente inaceptable.