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Exportar con el freno de mano puesto

20 noviembre 2025 | 10:58

Señor Director,

Chile le pide a sus pymes que corran una maratón global con el freno de mano puesto. Mientras la economía se ahoga por crecer y el empleo se esfuma tras las puertas de miles de hogares, el Estado —que debería ser el mecánico— se ha convertido en el obstruccionista que les afloja las tuercas. Hablamos de apoyar a las pymes, pero en la práctica les secuestramos su capital de trabajo con una burocracia que perdió el norte y encontró una máquina de lucro.

El principio es claro y universal: el IVA es un impuesto interno, no se exporta. La ley, por tanto, establece un mecanismo de devolución que en teoría debería resolver el trámite en días. La realidad, en cambio, es una fractura sistémica: lo que el legislador diseñó para ser rápido, la administración lo convierte en un ciclo de desgaste que supera el año.

Pero esto no es simple torpeza: es un incentivo perverso disfrazado de precaución. Bajo el pretexto de “cuidar los recursos fiscales”, el sistema opera desde la desconfianza como regla. Duda por defecto. Demora por principio. Y retiene por lucro. Cada resquicio legal se vuelve una trampa de tiempo, y mientras el dinero de la pyme permanece secuestrado, genera intereses. No para quien lo necesita, sino para el Fisco. Es el círculo perfecto: retienes lo ajeno, te lucras con ello, y lo llamas “procedimiento administrativo”.

La secuela es tan directa como demoledora. Mientras nuestros competidores operan con agilidad, las empresas chilenas emprenden vuelo con una mochila de piedras, con un viento en contra fabricado en su propio país. Y si con una mano les negamos oxígeno, con la otra les sumamos peso: cada alza del sueldo mínimo —bienintencionada pero mal calculada— les recorta el margen para invertir, innovar y contratar.

No es que los salarios no deban subir; es que primero hay que dejar que la economía respire. Déjennos competir, déjennos generar empleo en masa. Los sueldos subirán —subirán de verdad— cuando la escasez de mano de obra los empuje, no cuando un decreto los obligue. Obligar sin permitir generar es ahogar sin dejar nadar.

Si de verdad queremos reactivar la economía, esta distorsión es insostenible. No podemos seguir pidiendo a nuestras empresas que ganen el mundo si su propio Estado las amarra. Basta de exportar burocracia. Chile necesita exportadoras competitivas, no mártires de la tramitación.

Joaquín Mulet
Exportador (PYME)