El gobierno generó una innecesaria polémica al modificar la urgencia del proyecto de Ley de Eutanasia, decisión que, en la práctica, aplaza su discusión en el Congreso hasta después del viaje del presidente Gabriel Boric a El Vaticano, donde se reunirá con el Papa León XIV.
El 1 de octubre, La Moneda había resuelto otorgar “discusión inmediata” a la iniciativa, atendiendo las reiteradas solicitudes de parlamentarios oficialistas que buscaban acelerar su tramitación.
Sin embargo, apenas una semana más tarde, el Ejecutivo ingresó un nuevo oficio, rebajando la urgencia a “suma”, lo que amplía el plazo del Senado a quince días para despachar el proyecto.
Aunque desde el Gobierno no han entregado una explicación formal, en el Congreso la lectura transversal es clara: se busca evitar que la votación coincida con la visita oficial del mandatario al Vaticano la próxima semana.
Según los cálculos legislativos, el cambio implicará que la votación en general recién se realice durante la semana del 27 de octubre.
Al respecto, el senador Iván Flores (DC), presidente de la Comisión de Salud de la Cámara Alta, reconoció comprender los motivos detrás de la decisión.
“Me imagino que será un momento difícil para el Presidente tener una audiencia con el Papa cuando el Gobierno estaba impulsando simultáneamente proyectos sobre aborto libre y eutanasia”, comentó.
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No obstante, en el oficialismo, lejos de mostrarse comprensivos, hubo evidente molestia. Algunos parlamentarios, que prefirieron no dar declaraciones, calificaron el aplazamiento como una “excusa innecesaria” y presionaron al Ejecutivo para mantener el compromiso con una iniciativa que —aseguran— tiene más posibilidades de convertirse en ley que la despenalización del aborto.
El senador socialista Juan Luis Castro fue más tajante y acusó una “subyugación” del Gobierno frente a la Iglesia, enfatizando en que Chile es un estado laico.
“Si Chile es un estado laico, donde hay separación de la iglesia y el estado, me parece increíble que el primer mandatario, a través del gobierno y sus ministerios, depongan la votación del proyecto de ley de muerte asistida solo por un viaje al Vaticano”, fustigó.
“Por favor, ¿Qué es esto? Aquí hay una verdadera subyugación, teniendo todo el derecho la iglesia católica a tener su punto de vista”, afirmó con evidente molestia.
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Desde la oposición, en cambio, valoraron el cambio de urgencia. Francisco Chahuán (RN), uno de los principales detractores del proyecto, sostuvo que la ley de eutanasia responde solo a fines ideológicos y electorales.
No obstante, admitió que el nuevo calendario político refleja que no existen los votos en el Parlamento, especialmente considerando las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales.
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Por ahora, la Comisión de Salud del Senado sigue a la espera de la aprobación en general del proyecto para poder discutir la indicación sustitutiva ingresada por el Gobierno en julio. En La Moneda confían en que contarán con los apoyos necesarios para avanzar, pese a que la mayoría de la oposición mantiene su rechazo a cualquier forma de muerte asistida.