Lia Thomas rompió el silencio y se refirió a las constantes polémicas que han suscitado luego de sus triunfos en competencias universitarias, asegurando no "ser una amenaza para el deporte femenino" y enfatizando en que su gran sueño es clasificar a unos Juegos Olímpicos.

La nadadora trans Lia Thomas alzó la voz tras estar en el ojo del huracán siempre que asiste a una competición y aseguró que “las mujeres trans no son una amenaza para el deporte femenino”, recalcando que quienes se someten al proceso de transición lo hacen “para ser felices” y no para “tener ventajas deportivas”.

Así lo expresó la deportista estadounidense en una entrevista difundida, este martes, por las cadenas internacionales ABC News y ESPN.

Thomas rompió el silencio luego de que sus contundentes triunfos en torneos universitarios de natación femenina provocaran impotencia y enfado de varias nadadoras cisgénero, que enviaron peticiones a la Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA), organismo que rige las competiciones universitarias de Estados Unidos, para tutelar sus derechos y evitar las que consideran injusticias en la competición.

“Lo que la gente no entiende es que no nos sometemos al proceso de transición de sexo para competir, lo hacemos para ser felices, auténticas, para ser nosotras mismas. Tener ventajas deportivas no es algo que afecta nuestra decisión”, remarcó la nadadora, quien sostuvo que las trans “no son una amenaza para el deporte femenino”.

En ese sentido, agregó: “Hay muchos factores que marcan una carrera y lo que haces. El cambio más grande para mí es que estoy feliz. Cuando tuve mis mejores actuaciones compitiendo con los hombres, me sentía miserable”.

Thomas, quien se sometió al proceso de transición en 2019, destacó que sufrió depresión por el hecho de no sentirse identificada con su sexo y que lo único que le frenó en decidir operarse fue el “miedo” de no poder seguir compitiendo.

“Apenas podía ir a clase, apenas podía salir de la cama y dije ‘ya no quiero vivir así, quiero poder hacer las cosas que me gustan’. La razón por la que tardé en tomar la decisión fue que no sabía si hubiera podido seguir nadando y disfrutar del deporte que amo”, recordó.

“Los cambios mentales y emocionales se dieron muy rápido, me sentía mucho mejor, estaba menos deprimida y perdí masa muscular, me volví mucho más débil y más lenta en el agua”, añadió.

Respecto de las constantes críticas y reclamos, la nadadora estadounidense enfatizó en que no necesita “el permiso de nadie” para ser ella misma y consideró incoherente que algunas nadadoras aseguren apoyarla “como mujer”, pero sin aceptar que pueda competir en natación femenina.

“No soy una doctora, pero hay muchas diferencias entre mujeres deportistas, hay algunas que son muy altas, que tienen más músculos y tienen una testosterona más alta, y por eso ¿deberían descalificar también a ellas?’, sostuvo.

¿Su gran sueño? Ir a unos Juegos Olímpicos. Así lo expresó la propia Thomas, que subrayó que ese es su objetivo “desde hace muchos años” y que le “encantaría conseguirlo”.

En enero, la NCAA informó que es responsabilidad de los organismos responsables de cada deporte decidir en qué categoría puede competir un deportista trans.

En el caso de la natación, en los últimos meses, se aprobó una medida que exige 36 meses de supresión de testosterona para las mujeres trans y la evaluación de un comité de tres responsables, aunque dicha medida no se ha aplicado a la presente temporada, por lo que Thomas sigue con derecho a competir.

Thomas forma parte de la Universidad de Pensilvania, de la que un grupo de 16 integrantes del equipo femenino de natación pidió por carta que la deportista trans fuera excluida de la Ivy League tras considerar que tiene ventajas biológicas.

Cabe consignar que la aludida ha batido un sinfín de récords de la liga universitaria que impusieron nadadoras legendarias como Missy Franklin o Katie Ledecky.