Esta semana llegó a librerías chilenas la nueva entrega del escritor bestseller Joël Dicker (1985), una de las firmas más leídas de la novela negra internacional en lo que va de siglo 21. Traducido a más de 40 idiomas y con más de 20 millones de libros vendidos en el planeta, el afamado autor suizo esta vez sorprende con un “paréntesis” en su carrera: un libro que sale de su público habitual para ir a la caza de nuevos lectores, abordar problemas contemporáneos y, de paso, intentar salvar el mundo.
Se trata de “La muy catastrófica visita al zoo” (Alfaguara, 2025), una novela, según Dicker, para lectores “entre 7 y 120 años”, que pretende reunir a familias (y a cualquier otro grupo humano) alrededor de una historia que no discrimine a ningún eventual interesado. El objetivo, a lo largo de 221 páginas, se cumple con creces, y sin abandonar el sello que ha hecho de Dicker una voz popular y distintiva (suspenso, intriga y búsqueda).
Desde Ginebra, Suiza, el autor de éxitos mundiales como “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, “El libro de los Baltimore” y “La desaparición de Stephanie Mailer”, explica a BioBioChile cómo se fraguó su último golpe a la cátedra, que también podría ser descrito como un acto performático en un mundo que lee cada vez menos.
“Cuando empecé a escribir la historia, como siempre que escribo un libro, no tenía un objetivo claro ni sabía qué quería hacer. A veces, necesito darme cuenta de a poco de qué quiero hablar y cuáles son los temas”, explica Dicker.
“No empiezo el libro con un plan y digo: ‘bueno, estos serán los temas’. Necesito tiempo. Entonces, ya casi a punto de terminar el libro, me di cuenta de que este era bastante diferente a los demás”, agrega.
Al momento de pensar cómo sería recibida esta novela por sus lectores, el escritor tuvo una revelación. “Fue muy importante plantear esta pregunta, porque me llevó a la crucial cuestión de la autenticidad. Y este es el libro que quería escribir. Esta es la historia que quería compartir con mis lectores. Y eso es lo que es importante para mí”.
“La muy catastrófica visita al zoo” se sitúa en una víspera de Navidad, cuando la inocente excursión de un grupo escolar desencadena una saga de eventos inesperados que, tal como reza el título, termina en catástrofe.
La voz que narra la historia es la de la pequeña Joséphine, alumna de un colegio para estudiantes diferenciales que poco a poco va develando las piezas de un puzle que, con el correr de las páginas, se vuelve cada vez más intrigante.
En el colegio, nadie sabe qué ha pasado exactamente. Al mismo tiempo, una investigación interna avanza y el lector poco a poco concluye que una catástrofe nunca es una sola, en una novela que no le hace quite a temas concisos como la democracia y la inclusión.
“Creo que este libro también me brindó la oportunidad de mostrarles a mis lectores que todo lo que escribo lo hago con el corazón, con el alma, y es realmente auténtico. Es lo que quiero escribir. Y ese es un mensaje importante para mis lectores: no escribo un libro solo por escribir un libro”, remarca desde el otro lado del Atlántico.
Joël Dicker: “Debemos tener siempre presente que la democracia depende de nuestra responsabilidad”
(P): Este libro habla de catástrofes. Y has dicho que la única catástrofe del mundo actual, es que la gente lee cada vez menos. ¿Crees que la lectura puede cambiar el mundo tal como lo conocemos?
(R): Creo que sí, porque leer nos ayudará a comprender a los demás y, en una democracia, a un mundo que funcione y evolucione como queremos. Creo que comprender a los demás con respeto, aunque no estemos de acuerdo, es muy importante. Leer nos da la capacidad de desarrollar empatía: ponernos en el lugar del otro y comprenderlo, algo fundamental.
(P): Aunque los personajes principales son niños, esta novela dice mucho sobre la sociedad adulta que hemos construido. ¿Cómo han reaccionado los adultos que han leído el libro?
(R): Bueno, sí, me sorprendió muchísimo. Al leer el libro, temía que mis lectores tuvieran expectativas basadas en lo que habían leído antes. Pero debo decir que me sorprendió gratamente darme cuenta de que podían leerlo sin expectativas. Mucha gente me dijo: “¡Guau! ¡He leído tu libro!; sabía que no sería una novela negra como la anterior, me alegró mucho tener algo diferente’. Me gusta porque me da verdadera libertad para escribir. Y creo que también crea una conexión más fuerte con mis lectores, ya que demuestra que lo que escribo es lo que quiero escribir y no lo que escribo para complacer a la gente. Eso es importante.
(P): En estos días, es muy difícil acercar a los niños a la lectura. ¿Qué consejo darías a quienes están en esa tarea?
(R): Padres: para animarlos a leer, y para animar a la gente a leer, tenemos que leerles cuentos. Cuéntales historias, léeles historias. Convertirse en lectores, también se consigue con el ejemplo de los padres. Necesitamos ver a los padres leyendo libros. Y también se trata de que los padres lean libros por sí mismos. Es decir, ver a los padres leyendo un libro y no en el teléfono todo el tiempo. Creo que esto también se trata de leerles cuentos a los niños, y luego de encontrar la historia adecuada para ellos.
La mayoría de las veces no me gusta recomendar un libro; a veces los periodistas me piden recomendaciones para compartir. No me gusta hacerlo porque creo que es muy difícil descartar una sola recomendación. Para dar una buena recomendación de un libro, necesito hacer una pregunta, porque un libro trata sobre ti, sobre lo que te gusta, sobre lo que te interesa. Y, por lo tanto, requiere un poco de tiempo y cuestionamiento. Por eso tenemos librerías fantásticas con libreros a los que puedes ir y decir: “Bueno, mi hijo tiene esta edad o mi hija tiene esta otra edad. Está interesado en esto, esto y esto”.
(P): En esta novela, los niños asisten a lo que describes como una “escuela especial”. Y me parece que este detalle es muy importante para el devenir de la historia. ¿Te gustaría escribir más sobre este grupo de personajes? La pandilla en sí es muy conmovedora.
(R): Sí, quería subrayarlo porque decimos que hay niños especiales, pero no decimos realmente por qué ni qué es que sea especial. De hecho, incluso podemos preguntarnos qué significa ‘especial’. Y también qué significa ‘normal’. Porque están los niños especiales, y los niños normales. Y creo que se trata de plantearnos qué significa ser considerado normal o qué significa ser supuestamente especial, de eso se trata. Se trataba más bien de mostrar esta manera. De cuestionarnos eso.
(P): Has dicho que este libro es para personas entre 7 y 120 años. ¿Recuerdas algún libro que hayas leído de niño que te transmitiera esa definición?
(R): Sí, recuerdo vívidamente y con mucha emoción leer a autores como Roald Dahl y “Charlie en la fábrica de chocolate”, y libros similares. Dick King Smith era conocido por un libro que se convirtió en película, “Babe, el cerdo que se convirtió en pastor”. Esos libros infantiles fueron muy importantes para mí, porque realmente me impulsaron a convertirme en lector.
(P): Siendo el humor y la aventura la base de esta novela, esta historia también inspira mucha ternura. ¿Fue un efecto deliberado?
(R): Sí, creo que sí. Quería que este libro también transmitiera alegría. Y creo que la ternura es, sin duda, algo que transmite una buena sensación. Quería un libro que transmitiera alegría porque creo que el mundo en el que vivimos ya es bastante difícil a diario, con lo que vemos en las noticias. Quería tener algo como la luz del Sol, que te hace sentir bien. Todos necesitamos un buen abrazo y algo de ternura. Eso es lo que necesitamos hoy.
(P): Joël, ¿en quién te inspiraste para crear la voz de Josephine?
(R): Definitivamente me inspiró mi concepción de la juventud, de la infancia. Se trata de ser libre, de sentirse libre y hacerse muchas preguntas. Esa es mi definición, y creo que eso es lo que ella representa. Es una niña libre, que se siente libre, que siente que nadie la juzga. Quiere inventar malas palabras, eso es lo que quiere hacer y se siente muy libre al respecto. Y también es muy curiosa, y esa es una forma muy saludable de construir nuestra vida: no preocuparse demasiado por el juicio de la gente.
(P): Este libro también defiende la democracia. ¿Cómo observas el futuro de la democracia, ya sea en Europa, América o Sudamérica? ¿Te preocupa este tema?
(R): Sí, me preocupa. Debería preocuparnos porque debemos tener siempre presente que la democracia depende de nuestra responsabilidad. Nuestra responsabilidad de ser parte de ella, como votar. En Suiza, donde vivo, tenemos muchas oportunidades de votar cada año, pero no votamos mucho. El porcentaje de personas que vota es inferior al 50% de las que deberían hacerlo. Y eso demuestra que la democracia está en peligro y es débil, porque no la tomamos en serio y tenemos que hacerlo.
(P): Como ciudadano europeo: ¿Cómo ha sido presenciar el regreso de la guerra a Europa a través del conflicto entre Rusia y Ucrania en los últimos años?
(R): En Europa nos sentíamos muy seguros, muy fuertes juntos; todos sentíamos que Europa era un lugar muy seguro para los europeos. Y nos dimos cuenta de que, de repente, podemos tener una guerra aquí mismo, justo allí, en Ucrania. Así que creo que esto fue un llamado de atención para muchos europeos: necesitamos ser más fuertes juntos y ser conscientes de que, incluso cuando todo parece tranquilo, puede que no sea tan tranquilo como parece.
(P): ¿Crees que temas como la democracia, la guerra en Ucrania, la guerra en Gaza, están siendo hoy relevantes para la sociedad europea?
(R): No lo sé. Supongo que está en la mente de la gente, es un tema de actualidad. Lo que es seguro es que la democracia debería ser la principal preocupación de todos en la vida diaria; cómo construir una mejor democracia y trabajar y ser responsables con nosotros mismos y con los demás ciudadanos.
(P): ¿Conoces algo de literatura latinoamericana? ¿Hay alguna novela o autor latinoamericano que leas?
(R): Me gusta mucho la obra de García Márquez. “Cien años de soledad” y “Amor en los tiempos del cólera” están entre mis dos libros favoritos de todos los tiempos.
(P): ¿Crees que Latinoamérica podría ser un buen escenario para una novela policíaca de Joël Dicker?
(R): Sí, porque Latinoamérica es una sola palabra que abarca tantas cosas, tantas culturas diferentes, una hermosa diversidad y paisajes tan distintos. Así que, con solo estas palabras, se abre el camino a muchísimas posibilidades, y eso me gusta mucho.
(P): Has dicho que la única presión que realmente sientes, de tus lectores, es la exigencia de mantenerme auténtico. ¿Te resulta fácil mantenerte auténtico? ¿Cuál ha sido tu método?
(R): Poder confiar en mis instintos, porque el instinto y la autenticidad suelen ir de la mano. Y no escuchar a los demás, ni sus expectativas ni nada más. Al despertar, me pregunto: ¿me gusta la historia en la que estoy trabajando? Eso es lo importante para mí. Y esa es la definición de autenticidad.
(P): Danos alguna pista de tu próxima novela
(R): Me encantaría, ¿pero sabes por qué? Porque significaría que lo tengo suficientemente claro; voy construyendo la historia capa por capa. Así que, capa por capa, necesito tomarme el tiempo y no apresurarme, y eso es lo que también me gusta. Sé que cuanto más tiempo me tome, aunque esté borroso y confuso, mejor entenderé lo que intento hacer.