Publicado por: José Luis Rivera

Rodrigo Sáenz | AgenciaUno

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Terminó la Copa Confederaciones. Podría escribir largo de la frustración de perder la final o de cómo esta generación de futbolistas chilenos no deja de sorprender por su gen competitivo. También sería posible decir que Pizzi sigue dando muestras de ser mejor entrenador de lo que muchos creen. O de cómo, con rendimiento, Pablo Hernández está dejando a sus detractores reducidos a un grupo cada vez menor y de argumentos tipo “usa la 10 y no juega de 10” o “solo hace lo que le pide el DT”, como si cumplir con acierto una misión fuera fácil ante rivales calificados.

Pero, pese a esas opciones, prefiero detenerme en Marcelo Díaz. Es que su tristeza tras el partido ante Alemania me conmovió, como a la gran mayoría de quienes lo vieron por televisión. Más cuando trazó un paralelo con el dolor vivido hace unos años con la muerte de su hermano, más que nada para transmitir lo profundo de su malestar, porque las situaciones están lejos de ser comparables en importancia real.

De todas formas, ese no fue el único punto que me llamó la atención de las palabras de Díaz. También lo hizo su contundencia para asumir que el error en el gol alemán fue absoluto de su responsabilidad. No tuvo dudas y enfrentó la realidad, a contramano de más de algún hincha que intentó atribuir culpabilidad a otros jugadores, probablemente para tratar de confortarlo por medio de las Redes Sociales.

Marcelo se equivocó y lo sabe. Tuvo opciones de pasar el balón cuando estuvo de frente al campo y también cuando se giró, pero erró en su decisión, algo propio del fútbol. Él lo reconoce, tomando una opción que es poco común en nuestro balompié al enfrentarlo sin excusas.

Por eso, la actitud de ‘Carepato’ termina siendo algo para apreciar e incluso incorporar, si es que se quiere. Y deja en evidencia una de las razones del éxito de esta selección chilena: la autoexigencia para mejorar.

Tal como dijo ayer, seguro Díaz se levantará de este mal momento. La ‘Roja’ lo necesita, porque en un equipo donde el colectivo es la gran fortaleza, él también es importante para que todo el juego fluya. El fútbol es sabio y entrega revanchas, pero a la espera de eso bien vale destacar el ejemplo que dejó con sus palabras. Por eso Marcelo, muchas gracias.


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