Jaime Silva (BBCL)

Entre disparos y casas quemadas: Quidico, la joya turística que se convirtió en el far west chileno

29 junio 2022 | 06:00

La Unidad de Investigación de BioBioChile visitó Quidico, uno de los pueblos más golpeados por la violencia en la provincia de Arauco. Testimonios recopilados en terreno apuntan al abandono total de las autoridades, lo que redunda no solo en que Carabineros y Bomberos ya no atiendan las emergencias, sino también en la imposibilidad de acceder a aspectos tan básicos como hablar por teléfono. De conexión a internet ni hablar: apenas un 1,7% de los hogares está conectado a una red. Miedo a represalias, desconfianza de sus propios vecinos y temor a ser la próxima víctima componen el cuadro de este far west criollo que alguna vez fue una joya del turismo local.

—¿Y carabineros?

La escena no pinta mal. Un paradero pequeño, una persona esperando en su interior, y al frente, la playa con unos tótem que adornan la costanera de Quidico. Un paisaje encantador, salvo por un gran problema: los escombros de lo que alguna vez fueron cabañas de veraneo se replican a lo largo de la única avenida del pueblo, ubicado a casi 200 kilómetros de Concepción.

Antes de responder, el único ocupante de la improvisada estructura de madera, mira para todos lados como si alguien lo estuviera persiguiendo. Tiene cuidado con lo que va a decir, cualquier pensamiento intruso que se le cuele antes de verbalizarlo podría tener consecuencias.

—A los pacos les hacen así no más: Pffff… —dice, mientras estira su boca como si estuviera soplando unas velas de cumpleaños o el polvo sobre la mesa. —Así nomás —agrega, esbozando una sonrisa casi de resignación.

Quizás en otros tiempos, Quidico -perteneciente administrativamente a la comuna de Tirúa- habría sido el lugar perfecto para un final de teleserie. La playa, la costanera, la brisa fresca. Pero el pasado y el presente por poco se tocan la espalda, y hoy, lo que pudo ser un final de encanto, se convirtió en el far west de la provincia de Arauco.

La Unidad de Investigación de BioBioChile visitó la zona y conversó en terreno con una decena de residentes. Todos pidieron no ser grabados y mantener en reserva su identidad por miedo a represalias. Y todos concuerdan en que el balneario ahora no es más que una avenida solitaria, con negocios tapados con tablas de madera y lugareños que viven un diario vivir con ataques incendiarios y ráfagas de disparos sobre sus cabezas.


El viaje a Tirúa

El camino por la Ruta P-72-S para llegar a Quidico y Tirúa llega a ser hasta romántico: montes cubiertos de flores, lagunas, bosques y cabañas de ensueños. Verdaderas postales acompañadas de un camino intachable. De militares o carabineros ni hablar, solo una patrulla en todo el camino saliendo de Cerro Alto. Y eso que hay un Estado de Excepción declarado hace más de un mes.

A simple vista, nadie sospecharía que vehículos han sido baleados, que trabajadores han sido golpeados y amenazados, o que es constante que bloqueen la rutas encapuchados armados.

Poco antes de llegar a Cañete, todos los paraderos del camino comienzan su propio vaticinio: “Paradero dignidad”, “Paradero la resistencia”, “Fuera Mininco”. Algunos están firmados por la Resistencia Mapuche Lavkenche (RML). Una que otra bandera mapuche flamea y la señal de celular cada vez se pierde más. En más de algún aparato, incluso, se activa la señal de roaming, casi como si se tratase de un país distinto.

Y así, hasta llegar a Tirúa, el último pedazo de tierra de la región del Bío Bío. La poca gente que se ve por las calles no tiene intenciones de hablar, pero los que se atreven, dicen que la situación cambió. Que ya no hay turismo, que ya nadie sale de noche, que las ventas han bajado. Fácilmente pueden estar sin luz más de 48 horas, porque sencillamente nadie quiere arreglar los cables cortados.

—Ahora se carretea con los justos. Ya no se carretea en la playa, sino en casas o galpones —comenta un pescador de la zona.

Y aunque aseguran que en Tirúa —en líneas generales— se lleva una vida tranquila, no esconden su temor por todo lo que ocurre afuera de los límites del pueblo, en los alrededores de la Ruta P-72-S, en Quidico o en Tranaquepe, por ejemplo, localidades separadas por 13 y 25 minutos en auto.

Según cifras que maneja la Fundación de Víctimas de Terrorismo, desde 2019 hasta abril de 2022 se han registrado en toda la provincia de Arauco 562 atentados y 12 víctimas fatales.


Quidico: un mundo paralelo

—Estamos como en Ucrania… Les da por disparar harto. Da miedo, una queda traumá. Yo le trato de poner monitos a mi nieto pequeño, pero me dice ‘abuela, están disparando, no mienta’.

Quidico es un mundo complejo. Aquí la vida no es tranquila. Lo sabe la señora de tercera edad que no se atreve a mirar a los ojos mientras responde. Está pendiente que no la vean. Lo sabe Carabineros que ahora prefiere no entrar a esa zona; y Bomberos, que no llega a apagar incendios. Lo saben también las compañías de telefonía que no dan cobertura “por razones de fuerza mayor”. Aquí nada es lo que debe ser.

La localidad costera de la región del Bío Bío es pequeña: 114.2 kilómetros y 1.189 habitantes según el último Censo. Hasta 2017 registraba 815 viviendas, 307 rurales.

A principios de 2008 era inofensiva: una caleta de pescadores famosa por ser el lugar perfecto para comprar productos frescos del mar, y además, una playa ideal para el windsurf. Un imán para los turistas que hoy se transformó en una zona donde nadie quiere entrar ni mucho menos detenerse.

Los consultados concuerdan en que cuando llaman a los Bomberos prefieren no venir. Así, ven cómo se queman las casas, pero no comentan nada. Prefieren ni asomarse. Aunque tampoco sirve mucho esconderse en sus propias viviendas: cuando hay ráfagas de disparos todos quedan expuestos.

—¿Y cómo se vive acá?
—Con la boca cerrada nomás. Si uno se pone a hablar hueás lo desconocen —desembucha un hombre mayor que vive cerca de una casa quemada en la avenida principal.
—Si usted habla de más, les queman, les disparan —ratifica otro lugareño.

En Quidico nadie se salva. Como cuando atacaron el retén de Carabineros la madrugada del 13 de mayo de este año; la tercera vez esa semana. Durante 10 minutos dispararon y una mujer de 37 años con su hija de 15 terminaron heridas a balas porque su hogar estaba a 25 metros del cuartel. Ese mismo día y simultáneamente incendiaron el Hotel Küref, inmueble ícono de la zona.


Del turismo al abandono

A finales del 2004, Fernando Fuentealba, al igual que muchos otros residentes, llegó desde Santiago a Quidico. Siempre se dedicó al turismo así que supo inmediatamente que la zona tenía potencial. Compró el Hotel Küref y contactó a loncos para fomentar un etnoturismo. Atrajo visitantes de todo el mundo y le fue bien… hasta 2008.

Ese año —dice— comenzaron los primeros robos a casas de personas de tercera edad que iban a comprar a Cañete o que tenían segundas viviendas. Algunas también eran quemadas. Fuentealba, ya siendo presidente del Comité de Seguridad Ciudadana, solicitó el primer retén de Carabineros para Quidico como una forma de frenar los ataques.

—Eso me costó quedar como tiro al blanco de estos grupos radicales —evidencia a BioBioChile.

Atacaron dos veces su hotel con armamento cuando su familia y turistas estaban en el interior. Después su vehículo. Cuando creó la Fundación de Víctimas de Terrorismo, lo amenazaron de muerte. Este año, quemaron su hotel que quedó con pérdida total. Ni Carabineros ni Bomberos pudo ayudar. Sus escombros todavía siguen frente a la playa, como la mayoría de las casas que quemaron.

—Yo no me puedo acercar. Me asesinan, así de simple —predice.

Ahora, todo es parte del paisaje: escombros y abandono. Igual que La Puntilla, una entrada a la playa que cada día está más en decadencia. De la veintena de locales que antes servían mariscales, solo hay dos que sobrevivieron. El resto se esconde detrás de ventanas tapadas con tablas de madera y cortinas metálicas.

—Todo el cono sur se afectó desde el punto de vista turístico o de desarrollo productivo, está todo en cero en el suelo, nadie puede entender nada porque no va nadie, nadie se atreve a pasar —lamenta Fuentealba— ¿Quién va a ir? Nadie se va a arriesgar a ir ni siquiera por el día.

Según las cifras que manejan hasta la fecha como fundación, en Quidico han quemado 72 casas y 13 viviendas están usurpadas. En simple, cerca de un 10% del total de hogares de la localidad fueron víctimas de un ataque.

Los números que maneja la Delegación Presidencial del Bío Bío, son que desde marzo -cuando asumió el gobierno de Gabriel Boric- a mayo de 2022, han ocurrido 38 ataques en la provincia de Arauco, nueve en Quidico. Es decir, un 23%.


Los Huellanos

Según fuentes de Gobierno, son dos los grupos armados que operan en los sectores de Curapaillaco y Quidico.

El primero de ellos, se trata de Los Huellanos, organización integrada por al menos siete sujetos, entre lo que destacan -de acuerdo a los consultados- el ex religioso jesuita, Luis García-Huidobro Andrews.

Su nombre alcanzó notoriedad pública en mayo de 2014, cuando fue sorprendido con una escopeta robada en su poder. Fue ese mismo año, en que García-Huidobro había decidido dejar la Compañía de Jesús para radicarse a tiempo completo en una comunidad mapuche. Otro de los involucrados corresponde a Alexis Manríquez Maril, quien fue recientemente formalizado por tráfico de municiones.

El grupo también se hizo conocido en agosto de 2021, luego de que fuese vinculado a un ataque incendiario en las cercanías de Quidico que terminó con dos personas asesinadas. Una de ellas, menor de edad.

La segunda organización, en tanto, no se ha auto-identificado con algún nombre. De todos modos, según fuentes de este medio, también está compuesta por al menos siete individuos, quienes están radicados en el sector La Puntilla. Uno de ellos está detenido: Robinson Parra Sáez, formalizado precisamente junto a Manríquez Maril en la misma causa.


Aislados y desconectados

En Quidico no hay señal de teléfono. Botaron las antenas hace meses, aunque nadie sabe a ciencia cierta cuándo. Como sea, todos saben que es mejor esperar sentados a que alguien piense en arreglarlas. Actividades básicas deben resolverlas de otra forma, como ir a Tirúa a hacer las tareas del colegio.

Los datos de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) reflejan que a diciembre de 2021, las siete comunas de la provincia de Arauco tienen una conexión promedio de internet fijo de hogar que oscila entre 30% y 60%. Tirúa -comuna de la que depende administrativamente Quidico- solo llega a un 1,7% de hogares conectados.

El subsecretario Claudio Araya, manifiesta que están trabajando en un plan para impulsar la fibra óptica que conectará a nueve localidades de la zona como Tirúa-Quidico. Por ejemplo, su proyecto “Última Milla” beneficiaría a 40 sectores mediante soluciones de voz y móviles, pero todavía se encuentra en la etapa de rediseño. También buscan la conectividad en los colegios para que se conecten a un 4G, pero recién están preparando una licitación: hay fecha para 2030.

Las compañías de celulares no quedan exentas. Movistar explica a este medio que cuentan con un proyecto de fibra óptica nacional para parte de la Macrozona Sur, es decir, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. En cuanto al Bío Bío, sostienen que gran parte de la población tiene cobertura móvil, al igual que más de 60 sitios de la provincia de Arauco.

“Si bien existen zonas donde -por razones de fuerza mayor- se podría ver impactada nuestra cobertura, nuestro compromiso y esfuerzos por conectar a las personas con la mejor tecnología no se pone en duda”, manifestaron en un escueto comunicado.

Por su lado, la empresa de telefonía WOM, reconoce que hay problemas: “Hemos tenido obstáculos serios que nos han impedido realizar el despliegue en la zona. Si las condiciones fueran normales y permitiera el despliegue, nuestra cobertura aumentaría en la región del Bío Bío un 122% a 2022”.

Aseguran que como compañía registran desde 2019 más de 500 incidentes en más de 40 comunas afectadas por el conflicto. Por ello, añaden que “han evidenciado dificultades importantes para que nuestros instaladores se desplacen por el territorio y logren avanzar en nuestras labores de despliegue, incluso se ha estado expandiendo a más comunas como Lebu y Curanilahue”.

Pese a lo mencionado por las compañías, la falta de cobertura es una amenaza latente porque las víctimas ni siquiera pueden pedir auxilio. Según constató BioBioChile en terreno, no se puede siquiera conectar con la línea 133 de Carabineros u otros servicios de emergencias.

Tras ser requeridos por este medio, Entel y Claro prefirieron guardar silencio respecto del problema que aqueja a Quidico y al resto de la provincia de Arauco.


Decisiones desde el Gobierno

Desde Santiago a Tirúa hay 703 kilómetros. Desde Concepción casi 200. Eso quiere decir que hay una realidad apartada por más de ocho y tres horas de viaje, respectivamente, desde los lugares donde se toman las decisiones que repercuten en la provincia de Arauco.

Una de las medidas del Gobierno es prorrogar nuevamente el Estado de Excepción. Según la ministra Izkia Siches, esta medida ha dejado guarismos positivos, ya que la militarización en La Araucanía y en el Bío Bío han hecho caer un 85% la quema de camiones, un 65% los ataques de vehículos y un 57% el uso de arma. De los 20 mil controles reportados, 47 personas han sido detenidas.

Fernando Fuentealba, como presidente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, afirma que esa medida no sirve de nada:

—Aquí se vanaglorian con que bajaron los delitos. Es mentira. Si todo esto es una gran mentira. Lo peor de todo es que hay un gasto enorme de traslado de tropas que salen de los dineros de los impuestos. Se están derrochando sin tener ningún sentido. Desde que se declararon los Estados de Excepción ¿cuál ha sido la efectividad? Ninguna. Los grupos están cada vez más armados, más violentos y en más cantidad.

El gobernador del Bío Bío Rodrigo Díaz, respalda el Estado de Excepción porque hay un peligro latente en la provincia de Arauco y en la zona cordillerana del Bío Bío. Su postura es que las personas siempre van a estar primero y se necesita seguridad y certeza. Y mientras no se avance en medidas de fondo, se necesita esta paliativa.

—Tal como reconoció el propio subsecretario Monsalve, ha sido más efectivo en la región de la Araucanía que en el Bío Bío, probablemente por un problema logístico. El despliegue ha tenido un desarrollo menor en el Bío Bío, sin embargo, sí ha servido para asegurar las rutas, lo que permite que los insumos lleguen —aseveró.

El jefe de la Defensa Nacional para las provincias de Arauco y Bío Bío, contraalmirante Juan Pablo Zúñiga, no entregó un número exacto de la cantidad de funcionarios desplegados en la zona por razones de seguridad, pero aseguró que “es el suficiente para cumplir con las tareas asignadas de protección de las rutas”.

En cuanto a un balance hasta el momento, manifestó escuetamente que “las evaluaciones de esta medida las realiza y las comunica la autoridad de Gobierno”.

Con todo, en más de 300 kilómetros recorridos por la Unidad de Investigación de BioBioChile, solo se constató la presencia de apenas un puesto de control, a la altura de Cerro Alto. Es decir, donde poco y nada ocurre.

Pese a insistentes requerimientos, los ministerios de Interior y Defensa -encargados de la seguridad en la zona- no estuvieron disponibles para este reportaje.