Sra. Magistrada del Tribunal de Familia de Punta Arenas
Sra. Consejera Técnica
Entidades involucradas en el apoyo de mi hija:
Me dirijo a ustedes con el respeto que corresponde, pero también con la voz de una madre que, durante años, ha buscado salvar la vida de su única hija. Escribo para informarles que la situación actual de Camila es cada vez más crítica y peligrosa para su integridad, su vida y la mía.
Camila tiene 18 años y está al borde del abismo. Un lugar al que no llegó sola: desde niña fue abusada por su padre y explotada sexualmente por él y su abuela. Debido a ello y a su adicción a las drogas, transitó por distintos programas estatales. Estos no sólo fueron ineficaces para tratar sus problemas, sino que además allí conoció a personas que la ayudaron a seguir su patrón destructivo.
Pilar, su madre, es su única red de apoyo. Según cuenta, dejó su trabajo en Punta Arenas y se mudó a la zona central, una vez que el Tribunal de Familia estableció que el Servicio de Protección Especializada de la Niñez y Adolescencia pagaría una internación de dos meses en una clínica psiquiátrica y tratamiento psicológico por diez meses más.
El cambio ha sido extremadamente difícil, de acuerdo a Pilar. Camila tuvo una recaída, luego de que se quedara sin medicamentos, en la que la golpeó e intentó suicidarse. La madre acusa descoordinaciones y desidia de parte de las instituciones.
—Camila es mi única hija. No tendré más. Y si ella pierde la vida, nada ni nadie me la devolverá —manifestó en una carta al Tribunal de Familia.
El nombre de la adolescente ha sido cambiado para proteger su identidad.
Un nuevo comienzo
Al principio las cosas marcharon bien en la zona central. Luego de que Camila fuera dada de alta de la internación de dos meses en una clínica en Santiago, funcionarios de Mejor Niñez acompañaron a Camila y su madre al lugar que se establecieron, inscribieron a la adolescente en el Cesfam y explicaron a Pilar cómo debían administrarse los medicamentos.
El primer inconveniente se presentó con la asignación de un programa de Senda. En lugar de personas que estaban en rehabilitación, Camila se encontró allí con mujeres en proceso de reinserción social, según dice Pilar. Junto con el Programa Mi Abogado, decidieron que no era lo mejor para ella.
—Había mujeres de 60 años que acababan de salir de la cárcel y que estaban esperando volver para ganar plata. Escuché una conversación así de dos mujeres en una reunión a la que fui —detalla la madre.
En paralelo, Pilar acusa que no se le agendó la hora que correspondía con la psiquiatra de la clínica donde había estado internada. Así, Camila quedó sin medicamentos por primera vez.
—Cuando finalmente la doctora la vio, Camila le confesó que un día me había sacado unas pastillas y las inhaló. Entonces, ahí ella le dijo que tal vez debería volver a internarse, que tenía que visualizar tal vez una residencial de rehabilitación.
Tanto Camila como Pilar opinaron que había pasado bastante tiempo internada y que era mejor buscar otras alternativas.
Enfrentar el trauma
Camila había comenzado la terapia DBT, tratamiento que el Servicio Mejor Niñez debía financiar. De acuerdo a la Cleveland Clinic, la DBT se centra en “ayudar a las personas a aceptar la realidad de sus vidas y comportamientos, así como a aprender a cambiar sus vidas, incluyendo sus comportamientos perjudiciales”.
Parte de la terapia consiste en enfrentar los traumas. Luego de las sesiones, Camila quedaba destrozada. Para Pilar, era claro que no podía estar sola después de las terapias, lo que también respaldaron desde la clínica.
—La abogada pidió que la acompañaran (un funcionario de Mejor Niñez) y una sola vez lo hicieron. Después ya no la acompañaron nunca más. Y la Camila un día se quería tirar del taxi que la traía.
El mayor problema se presentó cuando se le volvieron a acabar los medicamentos el mes pasado. De acuerdo a la versión de Pilar, se le agendó una hora en el Cesfam a principios de agosto, pero que coincidía con la terapia DBT. Pilar insistió que había que cambiarla, pero dice que desde el consultorio no la tomaron en cuenta.
Como consecuencia, Camila perdió la cita. En las siguientes semanas, Pilar dice que pidió varias veces a Mejor Niñez que agendar una nueva hora, pero no hubo caso. El resultado fue que a fines de agosto se volvió a quedar sin fármacos.
Justo el día que eso ocurrió, Camila asistió a la terapia DBT. Allí, contó por primera vez que su padre la había violado.
En los siguientes días, Camila tuvo un intento de suicidio y escapó tres veces de la casa. En una de ellas, fuera de sí, rompió la puerta de la pieza de Pilar, le exigió plata y que le diera los medicamentos. Decía que necesitaba drogarse y borrarse, que se mataría.
Cuando el 1 de septiembre llamó a la clínica encargada de la terapia DBT para pedir ayuda para contener a Camila, Pilar se enteró que el servicio no había pagado por ese mes.
Dos días después, Pilar tuvo que salir con carabineros a buscar a Camila. La encontraron consumiendo.
—Se les desmayó a los carabineros en los brazos cuando la subieron a la patrulla. Iba convulsionando, ya muy mal y totalmente fuera de sí.
Nueva internación
El 3 de septiembre Mejor Niñez le agendó una hora con un psiquiatra particular, que ordenó su hospitalización. Pilar cuenta que los psiquiatras que la vieron en la urgencia concuerdan en que su alta inicial fue prematura.
Pese a ello, el servicio contrató un nuevo servicio de terapia DBT, esta vez en la ciudad en que Camila vive. Según Pilar, no les avisaron oportunamente del cambio, y ella sólo se enteró cuando llamó a la clínica que atendía a Camila antigüamente.
En la carta que envió al tribunal el 26 de septiembre pasado, Pilar apunta a descoordinaciones y “ausencia de un apoyo real”, que han debilitado gravemente el proceso de Camila.
En concreto, apunta contra el programa Mi Abogado y Mejor Niñez por las situaciones vividas en los últimos meses.
—Ante este escenario, he debido actuar sola. Junto a mi hija, tomamos la decisión de que sea internada en un centro privado de rehabilitación, cuyo costo asciende a $250.000 mensuales. Además, con el fin de trabajar y sostener esta decisión, estoy pagando de mi propio bolsillo a una TENS/cuidadora que permanece con ella durante el día a $45.000 diarios
Junto con ello, está sondeando la posibilidad de pagarle un tratamiento con pellet subcutáneo antidrogas, que costaría $380 mil.
—Esto es lo que yo hago como madre, con lo poco o mucho que tengo. Y es lo que espero también del Estado, porque lo que está en juego no es un trámite ni un programa: es la vida de mi hija.
“Hemos cumplido con lo mandatado”
Desde el Servicio Mejor Niñez, en tanto, su director nacional, Claudio Castillo, declaró que han cumplido “con lo mandatado por el tribunal, asegurando tratamientos en salud mental, acompañamiento psicosocial y todas las gestiones necesarias para su bienestar”.
“Dado el marco legal vigente, mientras se mantengan las condiciones —como la permanencia en los estudios y la voluntad de seguir en un programa del Servicio—, continuaremos gestionando las atenciones, incluso cuando haya cumplido la mayoría de edad”, añadió el alto funcionario.
Por otro lado, Pilar informó a BBCL Investiga que esta semana el servicio presentó un recurso de casación ante la Corte Suprema.
La presentación busca que el Juzgado de Garantía de Punta Arenas no siga revisando la causa proteccional de Camila, ya que cumplió 18 años.