Un estudio recién publicado en la revista Nature Ecology and Evolution, pronostica que más de 500 especies de aves se extinguirán en los próximos 100 años, algunas de las más singulares del planeta.
En la lista figuran aves como el cóndor andino, el albatros errante, el aguilucho secretario, el picozapato, el guacamayo de lear, el Kākāpō, el cálao de casco, el suimanga de vientre amarillo e incluso el pingüino de Galápagos, uno de los pingüinos más pequeños y los únicos del hemisferio norte.
“En este escenario, predijimos que el 5,2 ± 0,2% de las 9.873 aves existentes estudiadas se extinguirían en los próximos 100 años (517 ± 19 especies)“, concluye el estudio.
Las aves de gran tamaño serían las más afectadas, ya que se van más expuestas a la caza y el cambio climático, mientras que las que tienen alas anchas sufren más la pérdida de hábitat, plantea el estudio.
Asimismo, la investigación critica que, si bien hay ya varios compromisos internacionales para prevenir extinciones, “la eficacia de la protección a gran escala para prevenirlas a corto plazo sigue siendo incierta“.
Las aves se extinguirán en una crisis sin precedentes
El estudio, que examinó el estado de más de 9.000 especies de aves a partir de datos de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), también encontró que las aves se están extinguiendo a un ritmo inédito.
Los investigadores recogieron la probabilidad de extinción de la IUCN (que se divide en casi amenazada, vulnerable, en peligro y en peligro crítico) y sumaron las amenazas que enfrenta casa especie, así estimaron que esta sería la mayor extinción de aves a la fecha, más del triple de las extinciones que se han registrado desde el año 1.500.
“Nos enfrentamos a una crisis de extinción de aves sin precedentes en la era moderna“, dijo Manuela González-Suárez, investigadora en la Universidad de Reading, en Reino Unido, y una de las autoras principales del estudio, en declaraciones a Agencia EFE.
Asimismo, culpó a la expansión humana: “antes de la llegada del ser humano, cada año se extinguían aproximadamente una de cada millón de especies, por lo tanto, si no hubiera actividad humana, cabría esperar la extinción de una especie por cada 10.000 aves en cien años”, planteó.
“Pero desde la expansión humana por todo el planeta, las tasas de extinción han sido más altas y se han registrado 164 extinciones de aves desde el año 1500 d. C. (…) La magnitud de la amenaza en la época moderna no tiene precedentes”, sentenció.
¿Qué se puede hacer para salvar a las aves?
González-Suárez dice que más medidas de conservación podrían reducir el número de extinciones de aves y que debería ponerse el foco en las más peculiares, aunque no todas se salvarán.
También hay que considerar sus funciones ecológicas. “Las amenazas pueden afectar tanto a la biodiversidad taxonómica (el número de especies que podemos perder) como a la biodiversidad funcional (su papel en el ecosistema) pero para un ecosistema no es lo mismo perder un paseriforme que come semillas que un buitre que come carroña. El impacto no es el mismo”, explicó.
“Para muchas aves, la situación ya no es reversible, pero podemos evitar más perdida de biodiversidad funcional si nos centramos en las especies que son funcionalmente más únicas y las protegemos con programas específicos para impulsar su recuperación, como proyectos de cría o la restauración de hábitats ya perdidos”, añadió la experta en biodiversidad.
Por último, señaló que “dar prioridad a los programas de conservación de solo 100 de las aves amenazadas más inusuales podría salvar el 68 % de la variedad de formas y tamaños de las aves. Este enfoque podría ayudar a mantener la salud de los ecosistemas”.
Referencia:
Kerry Stewart, Chris Venditti, Carlos P. Carmona, Joanna Baker, Chris Clements, José A. Tobias y Manuela González-Suárez. La reducción de amenazas debe ir acompañada de programas de recuperación específicos para conservar la diversidad mundial de aves. Revista Nature Ecology and Evolution, 2025.