Las tapas plásticas son fáciles de recolectar, se pueden llevar de manera masiva por cualquier medio de transporte hacia centros de reciclaje y ocupan poco espacio. Con su gestión de desechos, se evita que dañen los ecosistemas, como océanos. Por ello, una iniciativa implementó un sistema de robots que aceleran la producción de materiales a través de la impresión 3D.
La iniciativa -que se lleva a cabo dentro del nuevo laboratorio Eco-Fab-Lab de la Universidad Técnica Santa María (USM)– crearán una gran variedad de productos a partir de tapas plásticas recicladas tanto para uso interno como para la industria.
El laboratorio busca acelerar la fabricación aditiva de piezas mediante impresión 3D y, así, desarrollar artefactos de grandes dimensiones.
Algunos elementos que se pueden fabricar a partir de ellas son botellas plásticas, material para fabricar tacones de zapatos o tablas para la construcción de estructuras, según un artículo de la Universidad de Costa Rica.
El espacio cuenta con un scanner 3D para realizar una copiadora y la posibilidad a futuro de unir los cabezales de impresión 3D a robots industriales que hay en la universidad. Con estos se pueden imprimir volúmenes hasta 5 metros de diámetro.
Este se compone de un brazo robótico cobot UR5 de 850 milímetros de radio para lograr grandes volúmenes y un flujo de 2 kilogramos de plástico por hora; un brazo compensador, que aliviana el peso del cabezal por donde se extruye el plástico que alcanza los 12 kilos, ya que el brazo robótico solo soporta 5 kilos; y una trituradora para moler las tapas.
Udo Rheinschmidt, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica de la USM, explicó que “para hacer una comparación, una impresora 3D convencional pueden extruir de 0,05 a 0,1 kilogramos por hora, en tanto la nuestra llega a 2 kilogramos por hora, es decir, un factor de hasta 40 veces más rápido”.
Asimismo, la recolección de las tapas plásticas que serán utilizadas como materia prima se hace a través de distintos contenedores en la USM.
El profesor de la USM apuntó que la mayoría de las personas que trabajan con el concepto de la industria circular de plástico usan solo un 30% de reciclaje y 70% de pellets comprados, mientras que el proyecto estableció la meta de trabajar con 100% de reciclaje.
