"Entrevistando" a las aves: conservacionistas las someten a pruebas para decidir a cuales liberar

Créditos: CC0

Martes 13 junio de 2023 | Publicado a las 14:28

visitas
visitas

Con una serie de pruebas de "ingenio" y "adaptabilidad", los conservacionistas buscan discernir cuales son los individuos más aptos para ser liberados en la vida salvaje.

Tras décadas de esfuerzos, los conservacionistas han debido aprender una dura lección: no todos los animales -ya sea terrestres, marítimos, o aves- en cautiverio se pueden liberar a la vida salvaje. Son demasiados los peligros, y vivir bajo el cuidado de los especialistas humanos no les prepara para todas las situaciones de supervivencia a las que deberán enfrentarse.

Por ejemplo, en el casos de las aves, deberán explorar poblados y otros terrenos dominados por humanos a la vez que reconocen comida y lugares adecuados para sus nidos, donde estén seguros de depredadores y otros peligros para lograr finalmente reproducirse.

Eso sin contar los cazadores, la contaminación, o la destrucción de sus ambientes por la urbanización, la construcción de granjas o por desastres naturales, entre otras amenazas.

De hecho, el 30% de las reintroducciones de animales al medio ambiente se ven entorpecidas por problemas presentados por la conducta de los mismos individuos ante sus nuevos entornos.

Por ello, según explican la bióloga de la Universidad de Ruskin, Rachel Miller, el psicólogo evolutivo de la Universidad Nacional de Singapur, Elias Garcia-Pelegrin, y el ecólogo conservacionista de la Universidad Metropolitana de Manchester, Stuart Marsden, los esfuerzos para reintroducir aves para impulsar la población salvaje ha dado históricamente resultados mixtos.

Pero hay propuestas prometedoras, especialmente para las especies que más peligro corren de extinguirse.

En un artículo publicado en The Conversation, explican que la clave está en comprender la “cognición” de los animales. Es decir, cómo perciben, procesan, almacenan y reaccionan a la información de sus entornos, incluyendo aprender de otros para sobrevivir.

Es decir, necesitan saber cómo piensan y toman decisiones. Qué tan ingeniosos y adaptativos son. Uno tras otro, deben evaluarlos, porque descubrieron que algunos tienen lo que se necesita, pero otros no.

Pruebas de inteligencia

La especie escogida para sus pruebas es el estornino de Bali, un pájaro cantor en extremo peligro: se estima que sólo 50 individuos viven aún en estado salvaje, en el bosque seco y sabana en la isla indonesia que le da su nombre.

Los experimentos se desarrollaron en tres zoológicos del Reino Unido, y participaron 22 estorninos de Bali. Se les presentó gelatina -un alimento que nunca antes habían visto- y frutas e insectos -comidas que sí conocían-, pero con objetos extraños a su alrededor.

Asimismo, se evaluó la capacidad de dichas aves para resolver problemas sencillos pero claves para sobrevivir en el exterior, como levantar una tapa o tirar de una cuerda para alcanzar gusanos ocultos.

De esta forma, descubrieron que las aves -especialmente las mayores- se demoran más en tocar la comida que les era conocida cuando habían objetos desconocidos presentes. La tendencia cambiaba cuando había otras aves presentes, posiblemente debido a que la competencia por los alimentos les impulsaba a tomar riesgos.

“Si bien las aves individuales se comportaron de manera diferente entre sí, reaccionaron de manera consistente a varios tipos de alimentos y objetos desconocidos”, explican los especialistas. “Fueron los pájaros más audaces los que fueron más rápidos en resolver cada nueva tarea de resolución de problemas, lo que sugiere que también pueden ser más adaptables una vez liberados”.

Entonces, ¿cuáles aves son más aptas para sobrevivir?

Las más atrevidas o las más cautelosas, por igual. Al menos, ese es el caso en los estorninos de Bali, explican los investigadores, acotando que ambas estrategias son opuestas pero eventualmente exitosas.

Recalcan sin embargo que dichos resultados aplican a esta ave en específico, pudiendo ser distinto en otras especies. Por ejemplo, en el caso de los zorros cometa, los más atrevidos tienden a sobrevivir menos que los cautelosos, dado que es más fácil que sean sorprendidos por depredadores, por animales con los que compitan por alimento, o por trampas humanas, por ejemplo.

También se sabe de especies de cuervos que enseñan a otros a evitar depredadores en el mundo salvaje, mejorando las capacidades colectivas de sobrevivencia. Algo similar ocurre con los perritos de la pradera de cola negra.

La urbanización también es importante, por cuanto altera el comportamiento de los animales en su entorno. Por ejemplo, el miná común que vive en poblados australianos es más oportunista, menos temeroso de los depredadores e ingenioso que el rural. En tanto, se sabe también que el ruido y la contaminación de las zonas urbanas afecta la memoria y el aprendizaje de los roedores y los verdugo flautista en Australia.

En este sentido, aseguran los especialistas, “poder medir el impacto de estos esfuerzos puede decirnos si mejoran las tasas de supervivencia. Hasta ahora, la evidencia es prometedora”.

Lo último