La sequía en la cuenca del río Elqui solo empeora y dependerá de que llueva este invierno 2023 para evitar alcanzar niveles mínimos de agua en uno de sus embalses.
En concreto, se trata del Embalse Puclaro, al 16% de su capacidad máxima (220 Hm3).
De no llover, o caer nieve en la cordillera, la unidad llegará al punto de “aguas muertas”, el nivel mínimo, como ya sucedió en la temporada 2014 – 2015.
Para ese entonces, la cuenca sobrevivía gracias al Embalse La Laguna, que llegó a tener 16,9 MH3, un 44% de su capacidad total, la que hoy está en un 47%.
Sebastián Norambuena, ingeniero agrónomo y magíster en Gestión de Recursos Hídricos del Laboratorio Prommra de la Universidad de La Serena, señaló a El Día que es muy pronto para aventurarse con proyecciones de precipitaciones para el invierno.
De todos modos, el especialista ya aclaró que aunque este 2023 fuese un año lluvioso el grave escenario de sequía que enfrenta la cuenca del río Elqui no se revertirá.
“Por lo tanto se deben tomar los resguardos necesarios en la gestión del agua”, alertó.
“Hoy se vive una situación similar a la de años anteriores, pero con un manejo distinto de los embalses. Nuestra proyección siendo la más pesimista y es partir sobre los 40 millones en ambos embalses (Laguna y Puclaro). De volverse a repetir es porque estaríamos en presencia de la sequía máxima o periodo máximo de sequía vivido”, comentó por su parte Alex Cortés, ingeniero repartidor de la Junta de Vigilancia del Río Elqui.
Desde la Junta de Vigilancia de Río Hurtado su presidente, Hugo Miranda, detalló que producto de las lluvias y nieves de 2022 el Embalse Recoleta recibió 15 millones m³, Cogotí 19 millones m³ y La Paloma 82 millones m³.
En tanto, recordó que 2021 el Embalse Recoleta recibió 2,6 millones m³ y en 2020 6 millones m³.
“Si no tenemos precipitaciones ni nieve este 2023 la situación volvería a ser similar a la temporada 2020-2021, lo que sería muy complejo para las Juntas de Vigilancia que nos abastecemos de la cordillera solamente”, zanjó.
