Sergio Riesenberg recuerda a Zalo Reyes: "Fue un personaje de una bondad tremenda, tenía un ángel"

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La partida de Zalo Reyes no dejó indiferente a nadie al ser uno de los artistas nacionales más queridos. En esta oportunidad conversamos en Soy Peor con su gran amigo, el director de televisión Sergio Riesenberg, quien en sus más sinceras palabras recuerda al cantante.

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Revisa la entrevista a Sergio Riesenberg, director y amigo cercano del “gorrión de Conchalí”.

Ambos artistas se encontraron en los años 80 y dicha amistad permitió el ascenso de Zalo a la televisión, logrando acaparar la atención de todas las audiencias. “Lo vi en un programa y de pronto dije por qué no darle la oportunidad de participar de un estelar nocturno. Yo sabía que le iba ir a bien y fue un tremendo éxito. De ahí Zalo siguió actuando y yo lo llevé a Viña, ganó antorcha y gaviota”.

Riesenberg cuenta algo poco conocido de la historia del artista nacional, una invitación a participar en un programa internacional mexicano, sin embargo decidió no emprenderlo. “Pudo haberse ido a México pero le gustaba Chile, sus amigos, su barrio, Conchalí”.

“Zalo fue un personaje hermoso, lo sigue siendo lo será siempre, de una bondad tremenda, tenía un ángel especial”, destacó.

El recuerdo de un amigo

Para cerrar, Sergio Riesenberg recuerda a su amigo con las siguientes palabras: “Con pena, con alegría, con nostalgia. Era un ser muy especial y vivió como quiso hacerlo, como lo sentía”.

“Las veces que fui a tomar té a su casa, te atendía muy bien y te recibía como en tu casa”, finalizó.

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La partida de Zalo Reyes no dejó indiferente a nadie al ser uno de los artistas nacionales más queridos. En esta oportunidad conversamos en Soy Peor con su gran amigo, el director de televisión Sergio Riesenberg, quien en sus más sinceras palabras recuerda al cantante.

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“Zalo fue un personaje hermoso, lo sigue siendo lo será siempre, de una bondad tremenda, tenía un ángel especial”, destacó.

El recuerdo de un amigo

Para cerrar, Sergio Riesenberg recuerda a su amigo con las siguientes palabras: “Con pena, con alegría, con nostalgia. Era un ser muy especial y vivió como quiso hacerlo, como lo sentía”.

“Las veces que fui a tomar té a su casa, te atendía muy bien y te recibía como en tu casa”, finalizó.