Han pasado dos años desde que se lanzó el Plan Calles sin Violencia, una estrategia de intervención específica para cada territorio, que consistía en un trabajo coordinado entre las policías y el Ministerio Público. Sin embargo, a día de hoy son múltiples las interrogantes respecto a la efectividad que ha tenido.
Frente a este escenario, en el Expreso Bío Bío conversamos con Daniel Johnson, director ejecutivo de la Fundación Paz Ciudadana, que trabaja directamente con temas relacionados con los delitos.
En ese sentido, Johnson planteó que “el plan evolucionó. Primero partió como un plan. Los planes son menos estructurados; son más bien acuerdos entre distintas instituciones. Después, el año 2024 emigró a ser un programa, y como tal ya tiene que tener ciertos objetivos más nítidos, la forma de conseguirlos, algunos indicadores”.
“Entonces, esa evolución parece positiva, porque evidentemente la seguridad es un tema urgente, serio, y que tenemos que abordarlo con recursos públicos, pero gastados de una manera certera”, agregó.
En la misma línea, explicó dos componentes que, al inicio del Plan Calles sin Violencia, eran importantes que se cumplieran para que fuera efectivo: coordinación y focalización.
“El origen de cómo fue diseñado parece que tenía un buen objetivo en la coordinación interinstitucional, o sea participaban el Ministerio Público, Carabineros y la Policía de Investigaciones, y que esas instituciones funcionen coordinadamente es muy importante, (pero) no siempre es así”, dijo.
Asimismo, agregó que era importante “la focalización en los lugares donde se concentran los delitos. Si tratamos de pegarle al bulto de patrullar, por ejemplo, todas las calles de Chile, nunca vamos a tener los recursos suficientes. Y los delitos se concentran de manera muy importante, y esto está estudiado en todas las ciudades del mundo”.
Teniendo en consideración lo anterior, Johnson sostuvo que “el programa no ha tenido el mismo éxito en cada uno de sus componentes. Además, ha tenido algunas dificultades en definir los indicadores, en monitorear si se implementó o no correctamente”.
“Como idea tenía ciertos lineamientos que parecían pertinentes, pero, después, en la implementación, como suele pasar, tuvo dificultades y eso ha hecho que no haya tenido los resultados que uno hubiera esperado”, añadió.
Plan Calles sin Violencia y planes cuadrantes de la policía
En medio de este contexto, el Plan Calles sin Violencia habría tenido dos componentes principales, según comentó Johnson, que eran mejorar la persecución penal y el patrullaje.
De momento, este último componente se seguiría realizando en base a los plantes cuadrantes de Carabineros.
“Los lugares donde se iba a patrullar en el programa Calles sin Violencia no fueron declarados. Nosotros no los conocemos como Fundación Paz Ciudadana, pero se entiende que hay una cierta reserva para no estigmatizar barrios, y tampoco para indicarle a alguien que va a cometer delitos que (algunos lugares) no están siendo cubiertos”, dijo Johnson.
De igual manera, planteó que “uno esperaría que esas dos cosas conversen”.
En ese sentido, señaló que “el problema no está en la distribución territorial, eso es fácil de resolver; el problema está en los recursos policiales. Uno puede tener las mejores intenciones del mundo en hacer que Carabineros patrulle más, y tratar de ponerse de acuerdo con la institución policial, pero, la verdad, Carabineros está totalmente sobrepasado en funciones, muchas de las cuales no aportan especial valor”
“El programa establecía intenciones de patrullaje, pero eso siempre se contrapone con estas otras responsabilidades que tiene la policía. Por lo tanto, es muy poca la efectividad que tiene ese patrullaje porque es muy poco lo que se logra hacer. Además, el programa no ha tenido sistema de monitoreo porque no sabemos cuánto están patrullando, cuánto tiempo están en cada lugar”, agregó.
Asimismo, planteó que “eso es algo difícil de medir. No es difícil tecnológicamente, se puede implementar, pero en Chile, lamentablemente, tenemos brechas tecnológicas muy grandes en las policías”.
Otro de los problemas que comentó Johnson es la presión que tuvieron los municipios al inicio del plan: “El Ministerio del Interior, en ese minuto, comenzó a abrir otras comunas, y con eso se pierde la focalización y, por lo tanto, se castiga la efectividad del programa”.
Revisa todos los detalles en la entrevista completa.