Delincuencia, tráfico de migrantes y comercio: Iván Poduje y "ciudades informales" en megacampamentos

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El arquitecto se refirió al crecimiento explosivo que han tenido este tipo de lugares en los últimos años, apuntando a que existe un modelo de negocios que apunta a alejarse del Estado formal.

Los campamentos han tenido un crecimiento exponencial durante el último tiempo. De hecho, el Ministerio de Vivienda cifró en 1.472 las tomas a nivel nacional. En algunas de ellas se han registrado diversas situaciones delictuales, como el hallazgo del cuerpo del exteniente venezolano, Ronald Ojeda, o la operatividad de diferentes comercios.

De esta manera, se ha visualizado que algunas de estas tomas operan como verdaderas “ciudades informales”. Ante este escenario, en el Expreso Bío Bío conversamos con Iván Poduje, arquitecto, quien sostuvo que, “además de tener un tamaño mayor a un campamento tradicional, tienen servicios al interior, informales”.

“Guarderías ni niños; tienen comercio; capillas; talleres mecánicos; sistema de abastecimiento de agua; sistemas de arriendo y ventas de lotes, que son todos estos lotes robados. Hay una economía informal y un gobierno informal que administra esta ciudades”, agregó.

Asimismo, comentó que estos campamentos están entrando en un nuevo fenómeno, que “el campamento entra en un fase de consolidación, pero, además, de separación mucho mayor con el Estado formal”.

“Lo primero que caracteriza este fenómeno es un crecimiento muy explosivo, muy rápido. Segundo, una organización. Siempre las tomas tienen organización social, pero aquí es más bien comercia, que se dedica al negocio de la venta de lotes, al arriendo o al tráfico de migrantes. Entran migrantes, los alojan o les arriendan un sitio”, siguió detallando.

En la misma línea, señaló que “estos grupos que controlan las tomas son tremendamente violentos, armados, delincuentes en el fondo. Tienen un control de la geografía de la ciudad, donde prácticamente no puedes entrar y ellos deciden lo que pasa ahí”.

“Si no lo controlamos es un problema enorme, porque tú te empiezas a llevar a la gente que podría poner su plata en estos subsidios, se la paga a estos delincuentes”, sentenció.

Para Poduje, el modelo de negocios de esta “ciudades informales” es “básicamente organizar una toma rápida, con maquinarias, con topografía, con arquitectura, y donde llevan, con camiones, a 200 familias para distribuirlas en el campamento y evitar que se erradique (…) Ellos lotean y empiezan a vender el resto. Entonces, puedes tener en tres semanas un asentamiento de mil persona instalados”.

En ese sentido, sostuvo que se debe “parar la informalidad, o sea detener las nuevas tomas. Luego, tenemos que acelerar la producción de vivienda formal, como hicimos en el pasado, para que esas familias no le paguen a un delincuente, sino que pongan esa plata para un dividendo o un subsidio”.

Asimismo, “tomar medidas para que los campamentos que se van a quedar para siempre, sacar a los delincuentes que controlan en lugar, junto a las casas donde guardan la droga, los soldados, las casas de tortura, para que la gente que vive ahí, que no está vinculada al crimen, puedan vivir con tranquilidad. Luego, formalizarlas”, agregó.

Revisa todos los detalles en la entrevista completa.

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El arquitecto se refirió al crecimiento explosivo que han tenido este tipo de lugares en los últimos años, apuntando a que existe un modelo de negocios que apunta a alejarse del Estado formal.

Los campamentos han tenido un crecimiento exponencial durante el último tiempo. De hecho, el Ministerio de Vivienda cifró en 1.472 las tomas a nivel nacional. En algunas de ellas se han registrado diversas situaciones delictuales, como el hallazgo del cuerpo del exteniente venezolano, Ronald Ojeda, o la operatividad de diferentes comercios.

De esta manera, se ha visualizado que algunas de estas tomas operan como verdaderas “ciudades informales”. Ante este escenario, en el Expreso Bío Bío conversamos con Iván Poduje, arquitecto, quien sostuvo que, “además de tener un tamaño mayor a un campamento tradicional, tienen servicios al interior, informales”.

“Guarderías ni niños; tienen comercio; capillas; talleres mecánicos; sistema de abastecimiento de agua; sistemas de arriendo y ventas de lotes, que son todos estos lotes robados. Hay una economía informal y un gobierno informal que administra esta ciudades”, agregó.

Asimismo, comentó que estos campamentos están entrando en un nuevo fenómeno, que “el campamento entra en un fase de consolidación, pero, además, de separación mucho mayor con el Estado formal”.

“Lo primero que caracteriza este fenómeno es un crecimiento muy explosivo, muy rápido. Segundo, una organización. Siempre las tomas tienen organización social, pero aquí es más bien comercia, que se dedica al negocio de la venta de lotes, al arriendo o al tráfico de migrantes. Entran migrantes, los alojan o les arriendan un sitio”, siguió detallando.

En la misma línea, señaló que “estos grupos que controlan las tomas son tremendamente violentos, armados, delincuentes en el fondo. Tienen un control de la geografía de la ciudad, donde prácticamente no puedes entrar y ellos deciden lo que pasa ahí”.

“Si no lo controlamos es un problema enorme, porque tú te empiezas a llevar a la gente que podría poner su plata en estos subsidios, se la paga a estos delincuentes”, sentenció.

Para Poduje, el modelo de negocios de esta “ciudades informales” es “básicamente organizar una toma rápida, con maquinarias, con topografía, con arquitectura, y donde llevan, con camiones, a 200 familias para distribuirlas en el campamento y evitar que se erradique (…) Ellos lotean y empiezan a vender el resto. Entonces, puedes tener en tres semanas un asentamiento de mil persona instalados”.

En ese sentido, sostuvo que se debe “parar la informalidad, o sea detener las nuevas tomas. Luego, tenemos que acelerar la producción de vivienda formal, como hicimos en el pasado, para que esas familias no le paguen a un delincuente, sino que pongan esa plata para un dividendo o un subsidio”.

Asimismo, “tomar medidas para que los campamentos que se van a quedar para siempre, sacar a los delincuentes que controlan en lugar, junto a las casas donde guardan la droga, los soldados, las casas de tortura, para que la gente que vive ahí, que no está vinculada al crimen, puedan vivir con tranquilidad. Luego, formalizarlas”, agregó.

Revisa todos los detalles en la entrevista completa.