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El 23 de septiembre de 1973 falleció el poeta y Nobel de Literatura Pablo Neruda. Según cuenta Volodia Tell-Teitelboim en su libro “Neruda”, al oír el último discurso de Allende, el poeta supo que todo estaba perdido. Matilde Urrutia, su esposa, intentó consolarlo, pero él respondió: “No, es el fascismo”.
Los últimos días de Neruda
Esa noche, la fiebre de Neruda aumentó. Había visto repetidas veces el bombardeo a La Moneda por televisión y escuchado la muerte de Allende en una radio de onda corta. El médico aconsejó trasladarlo a Santiago, ya que en San Antonio no podían moverse por el toque de queda.
Durante el traslado, la ambulancia fue detenida dos veces. Los soldados pusieron su camilla en vertical. Matilde lo vio llorar por primera vez. Él le pidió: “Límpiame la cara, Patoja”. Ella sabía que decir “es Pablo Neruda” no ayudaría, ya que habían allanado su casa en Isla Negra buscando armas, mientras él dictaba las últimas páginas de sus memorias.
El embajador de México Martínez Corbalá lo visitó en la clínica Santa María con una invitación del presidente Luis Echeverría para llevarlo hasta ese país. Neruda, aunque agradecido, al principio se negó. Luego, al saber que su casa en Santiago, La Chascona, había sido saqueada e inundada, aceptó marcharse. Su prioridad era proteger sus memorias, que fueron enviadas al extranjero en valija diplomática.
Matilde fue a Isla Negra por ropa y libros. Al volver, encontró a Neruda muy alterado. En la noche deliraba diciendo: “Los están fusilando”
El 23 de septiembre, Matilde sostenía su mano cuando sintió su último estremecimiento; la enfermera intentó reanimarlo, pero el médico le pidió que lo dejara ir en paz. Neruda murió a las 10:30 de la noche.
En este video, Nibaldo Mosciatti nos relata la muerte del poeta Pablo Neruda.