Un día como hoy, 18 de febrero, pero hace 144 años atrás, bajo el gobierno del presidente Aníbal Pinto, el ministro del interior Manuel Recabarren Rencoret fundó el Fuerte Aníbal Pinto, que más tarde se convertiría en la actual ciudad de Lautaro.
Fundación de Lautaro
Este acontecimiento marcó un hito en la historia de la zona, que estaba en pleno proceso de colonización y transformación tras la conquista de la Araucanía. El poeta Jorge Tellier, en su obra Por un tiempo de arraigo, destaca cómo la fundación del fuerte, en medio de las selvas vírgenes, representaba no solo el avance del progreso, sino también el último aliento de resistencia de las últimas lanzas mapuches, como Quilapán, quien se encuentra enterrado en el cerro Loncoche.
Los primeros años de Lautaro fueron de contacto y conflicto, pero también de integración. Según los relatos de los soldados que participaron en la expedición, como el de Juan Bautista Olivares Ferreira, las primeras interacciones con los mapuches fueron amistosas, e incluso comenzó el intercambio comercial a través del trueque. A partir de 1885, comenzaron a llegar los colonos extranjeros, principalmente alemanes, suizos, franceses y españoles, quienes recibían tierras y recursos para establecerse, contribuyendo al desarrollo agrícola y al cambio cultural de la zona. Este proceso de “europeización” del paisaje, como lo señala Tellier, dio forma a la identidad de Lautaro y la dotó de una nueva impronta.
La vida en Lautaro, como en otras localidades de la frontera, estuvo marcada por la violencia y la ley del más fuerte. Las historias de figuras como el capitán Trizano y sus luchas contra los bandoleros formaron parte de la mitología local. A finales del siglo XIX, el ingeniero belga Gustave Verniory, quien vivió en Lautaro entre 1889 y 1893, describió en su libro Diez años en la Araucanía el crecimiento de la ciudad. Lautaro, en ese entonces, era una localidad pequeña con una plaza central y edificios dispersos, entre ellos el cuartel militar y tiendas de comerciantes extranjeros, que eran fundamentales para el abastecimiento de la comunidad.
El río Cautín, que atraviesa la ciudad, era vital en aquellos tiempos, aunque el puente colgante instalado durante la conquista ya estaba inutilizado, y se dependía de balsas para cruzarlo. Según Verniory, Lautaro era un lugar de intercambio cultural, con una población diversa de colonos, comerciantes y trabajadores, que también incluía figuras como el gerente de la bodega Williamson & Balfour, Gustavo Melin, o el médico suizo Pillonel. Este panorama de convivencia multicultural y creciente actividad comercial consolidó a Lautaro como una de las ciudades más importantes de la región, cuya fundación como Fuerte Aníbal Pinto el 18 de febrero de 1881 marcó el inicio de una nueva era en la Araucanía.
En este video, Nibaldo Mosciatti nos cuenta más acerca de este acontecimiento que marcó la historia