En 1974, Belén Lobos (56) era una típica niña de cuatro años, que apenas podría imaginar que, con su familia, iban a emigrar a Australia. Un destino impensado en aquellos años, pues muchos chilenos preferían radicarse en Europa.
Pero como sus padres, Carmen y Eduardo, soñaban con darle a sus hijas, Belén y María José, una mejor vida en la nación oceánica, esta hazaña familiar, le permitió a Belén, con el paso de los años, sobresalir laboralmente en Australia.
Aun así, la chilena, con raíces en La Serena, se graduó en Sociología en la University of New South Wales (UNSW), lo que le abrió puertas que jamás habría soñado en abrir.
“Como la mayoría de los inmigrantes de esa época, lo hicimos buscando mejores oportunidades de vida”, puntualiza Belén Lobos a BioBioChile, quien hoy es la Gerente General de Swissport en Nueva Zelanda, una de las empresas más grandes que realiza servicios aeroportuarios y que emplea a más de 50.000 personas en todo el mundo.
Según recuerda Belén, su madre ingresó a trabajar a la aerolínea Quantas en Australia, porque era una mujer con bastante charismatic [ocupa esa palabra para expresar que su madre tenía una personalidad “maravillosa”]. En la compañía, se desempeñó como flight catering, que es el servicio donde se preparaban los alimentos que los pasajeros consumen durante el vuelo.
Por lo demás, Carmen y su tío Jaime, que trabajó como mecánico en Qantas, fueron la emotiva conexión que tuvo con los aviones. Sin embargo, Lobos relata a BBCL que la impresión de que su madre, iba a trabajar dichosa, dejó una huella imborrable. “Ver que estaba orgullosa de trabajar en Qantas fue importante para mí”, agrega la ejecutiva. “Por el lado de mi padre, él mantenía dos trabajos al mismo tiempo, pero no de una forma negativa, porque el propósito de mi padre era dar a mi hermana y a mí una vida mejor”.
El esfuerzo de una inmigrante
Justamente esa vida mejor que soñaba Eduardo para sus hijas, empezó a cristalizarse con la titulación de Belén, que todavía cansada del esfuerzo académico que implicó la universidad, decidió comenzar su vida laboral en un área que conocía bastante bien: la aviación.
Postuló a varias compañías, mandando el curriculum por correo, hasta que la contactaron de LAN Chile, en la sede de Sídney. “Esa experiencia marcó el inicio de mi carrera en la aviación comercial. Trabajar en una compañía chilena, aun estando en Australia, me permitía mantenerme conectada con mi país”, destaca Lobos a la presente redacción.
Eran los años 2000 y Belén Lobos empezó colaborando como traductora de español y coordinando la logística de los viajes. De ahí, que la chilena asumió en sus últimos años como gerente de aeropuerto. Después de esa etapa, donde aprendió a hacer su trabajo desde cero, se incorporó a Dnata Australia —compañía perteneciente al grupo Emirates—, donde se especializó en logística y operaciones de carga aérea, una faceta distinta pero igualmente apasionante dentro del mundo aeroportuario.
“Mientras trabajaba en la gerencia operativa de Dnata (Emirates), fui contactada por reclutadores de Air New Zealand —la aerolínea nacional de Nueva Zelanda— interesados en mi experiencia. Me ofrecieron un contrato que, después de evaluarlo y conversarlo con mi familia, no pudimos rechazar. Significaba volver a emigrar, pero esta vez invitados por una gran compañía y hacia un país maravilloso. Todos los cambios implican desafíos, pero este fue especial. Sentimos que, en esta ocasión, no fuimos nosotros quienes elegimos Nueva Zelanda, fue Nueva Zelanda quien nos eligió a nosotros”, expresa Belén Lobos a BBCL, que hace siete años vive entre los kiwis, como se les llama a los neozelandeses.
“Uno no sabe si te va a ir bien o te va a gustar, también uno no sabe si les vas a gustar como leader (líder). Sin embargo, Belén relata a BBCL que el miedo inicial no le duro mucho, porque la recibieron con los brazos abiertos. Además, durante su trayectoria profesional, se especializó en ser un “leader” presente, o sea, ella pone una dedicación especial a que los trabajadores noten que es una jefa con la que puedan contar y que, al mismo tiempo, puedan tener acceso a un mayor desarrollo en sus carreras profesionales.
Y ese paso que atrevió a dar en su vida laboral, fue el puntapié para otro desafío, porque poco después la llamaron de Swissport, la compañía de asistencia en tierra más grande del mundo, trabajando como Gerente Operativa de su base en Auckland. Dos años después, la nombraron la primera mujer y la primera chilena en ocupar la Gerencia General de Swissport Nueva Zelanda, teniendo a 340 trabajadores a su cargo.
Así pues, también mientras se desarrollaba profesionalmente, el amor tocó la puerta de Belén.
El amor que cruza fronteras
En 2007, Belén conoció a Patricio Lobos, que luego de mantener una amistad, se transformó en su marido. La pareja, afirma, se conocía de mucho antes, pero no se habían visto en persona, ya que Belén arrendaba un departamento de propiedad de Patricio.
“Nuestra comunicación era por correo electrónico; lo que yo no sabía era que él vivía en Estados Unidos. Con el tiempo, nuestra amistad creció, hasta que me invitó a visitarlo en EE. UU. Fue en ese viaje cuando nuestra relación se transformó, y poco después nos casamos allí”, recuerda Belén a BBCL.
Así las cosas, Patricio, quien ha tenido varios emprendimientos en su vida (actualmente se dedica al rubro inmobiliario) hizo sus maletas y se mudó a Sídney, donde comenzaron a construir un nuevo hogar. “Hoy tenemos un hijo, Abel, fruto de esa historia de amor que empezó casi por casualidad”, señala Belén, que una vez casada en Estados Unidos, adoptó el apellido de su esposo (su apellido de soltera es Galleguillos).
De esta manera, así ha transcurrido la vida de Belén Lobos, que afirma que el amor por sus hijos, Amanda y Benjamín, le ha permitido tomar decisiones con valentía. También cuenta que no ha sido azaroso, porque actualmente cuenta con el apoyo de su esposo, Patricio, con quien ha caminado de la mano durante 17 años y ha aprendido, a conciliar su vida como una mujer independiente. “No es sencillo, pero es posible. He aprendido que el equilibrio no siempre significa dividir el tiempo en partes iguales, sino saber estar plenamente presente donde más se te necesita. El apoyo de mi familia ha sido fundamental. Patricio y nuestro hijo son mi motor y mi razón para seguir avanzando. Ellos entienden las exigencias de mi trabajo y, al mismo tiempo, me recuerdan la importancia de disfrutar cada momento y también tener un trabajo que uno ama. O sea, eso no mucha gente puede decirlo. Yo me siento muy privilegiada. No mucha gente puede llegar a decir: ‘me encanta mi trabajo"”.