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De gloria, abandono e Hites: el auge y la caída del extinto Hotel Ritz de Concepción

04 mayo 2021 | 17:58

Corría 1931 cuando fue inaugurado, en medio de un bullente Concepción. Era un edificio de estilo art déco particularmente alto para la época, sino el más. Emplazado en la esquina de las calles Barros Arana con Aníbal Pinto, se situó frente a la Plaza Independencia y no pasaba inadvertido frente a otras edificaciones de corte neoclásico y un tanto más bajas. Es el afamado y extinto Hotel Ritz.

En perspectiva desde la calle Arturo Prat hacia el centro, estaba emplazado en el eje directo desde la Estación de Ferrocarriles bajando por la excalle Comercio, ahora Barros Arana. Perfecto para quienes arribaban a la ciudad en tren. No es de extrañarse, entonces, que sumado a otros de la industria se convirtiera en los más afamados de la urbe.

Junto al edificio, en sus cercanías, estaba el Palacio Hirmas y la Casa Urrejola, que terminaron en situaciones muy similares: modificados casi por completo tras el arribo de tiendas comerciales.

Hotel Ritz

Su gestor fue Nicasio Martínez De Codes y el arquitecto a cargo, Alberto Cruz Montt, uno de los más reputados entre la élite de la época. Entre sus más conocidas obras tiene en carpeta el castillo Wulff de Viña del Mar, el Palacio Íñiguez de Santiago, el edificio Ariztía y otras tantas reconocidas edificaciones.

Su estilo fue rupturista en aquellos años. Si bien se creía que la modernidad arquitectónica llegó a Concepción después del terremoto de Chillán de 1939, que arrasó con varias construcciones, el Hotel Ritz es la prueba de lo contrario. “Estos edificios son anteriores y ya anticipaban la actividad moderna”, dice Armando Cartes, director del Archivo Histórico de Concepción.

Fue, en sus palabras, un edificio premonitorio. “El más alto frente a la plaza durante un buen tiempo (…) uno de los más importantes junto a la catedral”.

Era un hotel de buen estándar, con habitaciones amplias y baños propios, según revela publicidad de la época. En su primer piso, además, había un restaurante al que podían acudir los pasajeros y habitantes de la zona. La publicidad, incluso, llegaba a ser a nivel nacional. Alejandro Mihovilovich, también historiador penquista, coincide en su visión y añade que era un “lujo enorme”. También, para quienes no podían acceder, existían aquellos lugares donde se podía arrendar a menor precio… un poco más lejos del centro.

Hasta el Ritz, advierte Cartes, “el visitante que venía quería estar cerca de la plaza porque, en esa época, estaba muy concentrado en esas cuadras toda la actividad moderna, los cafés, los servicios, que no llegaban más allá de la calle Los Carrera, Chacabuco, Orompello y Prat”. La plaza también fue un punto estratégico, por los paseos después de misa los domingos y, en general, las reuniones sociales.

Era común, añade el historiador, que los pasajeros ocuparan sus días en visitar la Desembocadura del río Bío Bío, Talcahuano, Penco y Chiguayante.

Decaimiento

En París, la ciudad del amor en Francia, el Hôtel Ritz se había inaugurado muchos años antes. El Hotel Ritz penquista no tenía ninguna relación, aunque seguro sirvió bastante a sus dueños para entregar una impronta de prestigio y lujo. Un buen truco de marketing, diríamos ahora. “(La idea) era asociarlo a este hotel de alto nivel mundial. Una forma de atraer al público que quería acercarse a eso (…) No tenían ninguna relación. En esa época era menos riguroso con las marcas”, dice Cartes.


Si bien gozó de años de gloria, con el tiempo fue el mismo uso de la ciudad y los cambios sociales los que generaron su decaimiento.

Comenzó con el auge de la tecnología, los automóviles, la expansión de la ciudad y la vocación del centro como lugar de comercio y no de residencia. Vivir u hospedarse en las principales calles de la ciudad ya no era sinónimo de lujo e, incluso, podría tornarse algo molesto.

Y es que en los 60 y 70, por ejemplo, con el período de convulsión social y política, dice Cartes, influyeron “episodios de violencia en el centro, con protestas y huelgas”. Concepción, además, había reforzado la vocación de ciudad universitaria y de servicios.

Influyó, añade, la creación de otro polo en los años 90: el Mall Plaza del Trébol, cerca del aeropuerto Carriel Sur y donde, además, con el tiempo se instalaron otras líneas hoteleras más modernas para atraer a los viajeros de avión.

“Cerca del 2000 ya se nota la decadencia comercial en su función de hotel. Empieza a notarse que ya no logra los niveles de ocupación y se nota el abandono. (…) Deja de ser rentable: menos público, menos se arregla”, señala Cartes. “El golpe de gracia se lo dio el terremoto de 2010, sufrió daños como todos los edificios pero que implicaban un nivel de inversión que no se iba a recuperar”, agrega. El hotel, no obstante, había dejado de funcionar un año antes del remezón.

La revista penquista Nos ya lo había informado. “El negocio se volvió poco rentable”, dijo Germán Jiménez Martínez, nieto de Nicasio, al medio. Había señalado, además, que frente a la posibilidad de una reutilización, “hay que transformarlo acorde con el actual paseo Barros”.

Transformación

El edificio estuvo en el abandono largos meses, con una decadencia notable. El arquitecto Luis Darmendrail, administrador de Historia Arquitectónica de Concepción, dijo en el matinal Nuestra Casa (Canal 9 BioBioTV) que recorrió las instalaciones en medio del vaciamiento interno al que fue sometida pasado el 2010.

Contó en el espacio que “injustamente, nunca se documentó tanto ni se estudió tanto. No fue un objeto de interés tan explotado”, para luego pasar a mostrar fotografías de la demolición que muestran sus escaleras de mármol y barandas realizadas en bronce. “Las vendieron por kilo, evidentemente”, lanzó. “Mucha gente dice que no fue demolición, sino que fue un vaciado, pero en realidad fue demolición al fin y al cabo. Lo que se hizo fue destruir todo esto (el interior) y conservar sólo la cáscara”, añadió.

“Lo triste de esto es que la fachada tampoco se conservó como tal (…) todo el valor que tenía el edificio en materia arquitectónica lo taparon con planchas. No hubo un trabajo de decir vamos a restituir…”, acusó Darmendrail.

Afirmó, además, que se trata de tener “visión”. “Del momento que llega una cadena a Concepción a instalarse en un edificio que no conocen, y se instalan de una forma bastante soberbia, dinero hay. El tema es la visión y contratar equipos de arquitectos que tengan la visión de poder decir que esto es valioso”.

El arquitecto, en ese momento, se refería a la tienda de venta minorista Hites. Pasado 2013 comenzó el rumor de que sería ocupada por la tienda de retail. Y así fue, luego de ser arrendada a la familia Martínez.

Si bien la construcción tenía evidentes daños y modificaciones, casi dos años más tarde el edificio vio modificada en gran parte su fachada y del Hotel Ritz ya poco quedaba. Unas planchas de tono metálico, de estructura lisa, pasaron a ser su nueva cáscara. La misma casa comercial, previamente, había adquirido la Casa Urrejola.

Actualización: BioBioChile contactó a Hites para tener detalles respecto de los criterios para modificar la fachada, no obstante, este medio no recibió una declaración oficial. Tras la publicación de esta nota, la familia aclaró que el edificio no fue vendido a la empresa sino que se encuentra utilizándolo bajo modo de arriendo.