El campo magnético de la Tierra es una capa invisible que recubre su superficie y actúa como un escudo protector alrededor del planeta, repeliendo y atrapando las partículas cargadas del Sol.
A finales de la década de 1950, científicos estadounidenses se percataron de que este campo magnético se estaba debilitando. En 2020, se encontró que esta anomalía había estado creciendo y desplazándose.
En efecto, un informe de la NASA de diciembre de 2023 determinó que el área afectada ha aumentado aproximadamente un 7% desde 2020. Concretamente, la anomalía se extiende desde Sudamérica hasta el sur de África.
En pocas palabras, esta permite que estas partículas cargadas del Sol se sumerjan más cerca de la superficie de lo normal. De acuerdo con las investigaciones, esta anomalía se produciría por la inclinación del eje magnético de la Tierra y el movimiento de metales fundidos en su núcleo exterior.
Según las observaciones y pronósticos de los últimos años, el campo magnético continúa debilitándose en esta zona, expandiéndose además esta anomalía hacia el oeste. También se encontró que se está dividiendo en dos polos o lóbulos diferentes.
¿Cómo afecta la anomalía del campo magnético a la Tierra?
De acuerdo con la NASA, de momento la anomalía en el campo magnético no tiene una mayor repercusión en lo que es la vida cotidiana en la superficie de la Tierra. No obstante, sí genera desafíos adicionales para las misiones satelitales, los telescopios y las estaciones espaciales.
En concreto, esta anomalía hace que incrementen las posibilidades de que se produzcan daños por radiación a estos. En el caso de los satélites, teniendo muchas veces que apagarse o quedarse en standby mientras cruzan por dicha zona geográfica.
“La región puede ser peligrosa para los satélites de órbita baja que la atraviesan. Si un satélite es impactado por un protón de alta energía, puede provocar un cortocircuito y causar un evento denominado perturbación de evento único. Esto puede provocar fallos temporales en el funcionamiento del satélite o daños permanentes si impacta un componente clave”, explican desde el organismo.
Esto puede afectar a algunas señales provenientes de estos satélites, como las de GPS. Desde el organismo aseguraron que, al rastrear esta “abolladura” en el campo magnético, los investigadores pueden comprender mejor la forma en que está cambiando nuestro planeta y ayudar a preparar un futuro más seguro para los satélites.
Como mencionamos, de momento no se ha advertido de mayores riesgos para las personas o la vida en general en la Tierra respecto a esta anomalía.