Este martes 4 de marzo fue el primer discurso ante el Congreso del segundo mandato de Donald Trump, donde hubo una afirmación en particular hecha por el presidente que destacó entre las demás: un supuesto gasto de 8 millones de dólares para hacer ratones transgénero.
Como era de esperarse, el anuncio causó estupor e indignación, tanto en la audiencia como en redes sociales, donde rápidamente se viralizó. No obstante, un chequeo rápido de la información indica que la primera afirmación hecha por el mandatario es falsa: no se gastaron 8 millones de dólares en cambiar de sexo a ratones en EE. UU. ¿De dónde proviene esta idea entonces?
Qué sabemos sobre los “ratones transgénero” que denunció Trump
“Solo escuchen algunos de los despilfarros atroces que hemos identificado”, declaró Trump el martes durante su discurso, a lo que enumeró una serie de gastos estatales denunciados por DOGE, el departamento de eficiencia dirigido por Elon Musk. Entre ellos, mencionó: “8 millones de dólares para hacer ratones transgénero, esto es real”.
Poco después del discurso, el miércoles, fue la propia Casa Blanca en su sitio web la que publicó un comunicado refiriéndose al anuncio del presidente sobre los ratones transgénero, titulado «SÍ, BIDEN GASTÓ MILLONES EN EXPERIMENTOS CON ANIMALES TRANSGÉNERO». Un titular que ya difiere bastante de la primera afirmación hecha por el mandatario, pero que aun así se escapa de la realidad.
“Los perdedores de las noticias falsas en CNN intentaron inmediatamente verificar los hechos, pero el presidente Trump tenía razón (como siempre)”, es posible leer en los primeros párrafos del escrito.
No obstante, lo primero que salta a la vista es que no hubo un estudio para cambiar de género a los roedores por la elevada suma de 8 millones. En cambio, se enumeraron seis experimentos y ensayos diferentes que, de una forma u otra, abordaban conceptos como “tratamiento hormonal”, “género”, “ratones”, entre otras, o que, entre sus grupos de estudio, incluían a las personas transgénero.
¿En qué consisten estos estudios?
El más costoso de todos, por una suma de USD 3.100.000, investiga cómo los estrógenos influyen en el asma y en sus diferencias entre hombres y mujeres. “Esperamos que nuestros estudios sirvan para desarrollar posibles tratamientos específicos según sexo y género y recomendaciones sobre la dosificación de agentes terapéuticos para tratar y prevenir el asma en mujeres cis y transgénero”, explica el estudio al final del Abstracto.
En costo, le sigue un estudio titulado «Consecuencias reproductivas de la administración de hormonas esteroides», donde por USD 2.500.000 se investigó cómo la terapia con testosterona en hombres transgénero afecta la fertilidad y si sus efectos son reversibles tras suspender el tratamiento. Esto busca generar evidencia para mejorar el asesoramiento reproductivo en este grupo.
Otro estudio, por 1.2 millones de dólares, utilizó ratones “transgénicos” —no transgénero—, para investigar cómo los andrógenos (hormonas masculinas) afectan la salud reproductiva en personas transgénero y en mujeres expuestas a altos niveles de estas hormonas.
Por USD 735,113, otra iniciativa se propuso investigar cómo la terapia hormonal de afirmación de género (GAHT) impacta la maduración ósea en personas transgénero y el papel del microbioma intestinal en este proceso. “El proyecto es importante porque los efectos esqueléticos de la GAHT en humanos son una preocupación crítica en la medicina”, explican.
Con el objetivo de entender cómo los tratamientos hormonales afectan la respuesta inmune a la vacunación, un estudio precisó de USD 455.000. Finalmente, por 299.940 dólares, se quiso investigar los efectos que tienen las hormonas en el cáncer de mama, lo que, en palabras del estudio “aportará nuevos conocimientos sobre el riesgo de cáncer de mama y desarrollará nuevos enfoques para mejorar los resultados del cáncer tanto en la comunidad transmasculina marginada como en la población cisgénero”.
Ninguna de estas investigaciones tuvo como fin realizar tratamientos de cambio de sexo en ratones, y ninguno costó 8 millones. En pocas palabras: Los estudios no buscaban convertir a los ratones en transgénero, sino entender los efectos de diferentes tratamientos hormonales en la salud de las personas que los reciben, lo que en ocasiones incluía a personas transgénero como motivo de los análisis.