Reiki | Pixabay

Reiki: la ’milenaria’ técnica de sanación japonesa que fue rebatida por una niña de 11 años

25 marzo 2021 | 12:31

Con sólo once años, Emily Rosa, desmintió una técnica de sanación milenaria: el ‘reiki’, relacionado con el “toque terapéutico” convirtiéndose en la persona más joven en publicar en una revista científica. Su estudio consistió en probar realmente, si los terapeutas podían sanar con sus manos.

La joven estadounidense, publicó en la revista Journal of the American Medical Association su experimento que consistió en poner frente a ella a los terapeutas, y entre ellos ponía una mampara de cartón que no le dejaba ver su cara. Sólo había dos agujeros en la mampara, por donde el terapeuta metía las manos.

El procedimiento consistía en que Emily ponía una mano encima de una de las extremidades del terapeuta sin tocarlo, y éste tenía decir en qué brazo sentía el aura de la joven.

De los 28 análisis que realizó, acertaron un 47% de los terapeutas, un poco por debajo de las posibilidades que tenían de acercar según la probabilidad al haber dos únicas opciones. Emily, en una entrevista, incluso comentó que una de las terapeutas más entendidas de esa época, no quiso someterse al experimento y la joven dijo que “la terapeuta estaba asustada”, según consignó el medio ABC.

Para Emily, buscar que otros refutaran su experimento, esperando que otras personas repitieran su prueba, fue para poder afirmar con seguridad su verdad de contrastar poder contrastar la ciencia.


Pero ¿qué es el Reiki?

El ‘reiki’ es una práctica de origen oriental basada en la idea de que por nuestros cuerpos fluye una supuesta “energía o fuerza vital”, el “qui” o “ki” en japonés, y que cuando esta energía se bloquea aparecen dolencias y enfermedades físicas, mentales y/o emocionales.

La solución es que una persona instruida en la disciplina (el emisor o canal) elimine esos bloqueos mediante la transferencia, por imposición de sus manos o por otros medios (según su nivel), de “energía vital” al receptor o persona afectada. Esto hace, supuestamente, que se eliminen las molestias o enfermedades permitiendo la autosanación y llevando a un “estado de equilibrio”, según explica el sitio de Psyciencia.

El ‘reiki’ es una pseudociencia que no es tan milenaria. Comenzó a desarrollarse en 1922 por el japonés y budista Mikao Usui, con el fin de la imposición de manos para promover la autorregulación del organismo en el tratamiento de enfermedades y desequilibrios físicos, mentales y emocionales.


Al no ser una práctica científica, no tiene ningún cuerpo teórico sólido o que lo respalde alguna investigación, ya que al tratarse de ‘energía’ no es comprobable y desde ahí se clasifica como una terapia complementaria o placebo.

Según el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral, no se ha demostrado claramente que el ‘reiki’ sea eficaz para ningún propósito relacionado con la salud. Se ha estudiado para una variedad de afecciones, que incluyen dolor, ansiedad y depresión, pero la mayor parte de la investigación no ha sido de alta calidad y los resultados han sido inconsistentes.

Si bien no se ha demostrado que el ‘reiki’ tenga efectos dañinos, no hay evidencia científica que respalde la existencia del campo de energía que se cree que juega un papel en dicha terapia.

Efectividad

Como se dijo anteriormente, el reiki parte de una premisa de que el ser humano tiene un campo energético (los llamados ‘chakras’) que si se desequilibra causa enfermedades. Actualmente, es una de las prácticas de medicina alternativa y complementaria más utilizadas por enfermeras y algunos hospitales,​ a pesar de la falta de evidencia que respalde su efectividad.

La enfermera Carolina Astorga, quien también es terapeuta en medicina complementaria, explicó que “la energía del ‘reiki’ se va canalizando desde la creencia de cada persona y eso se traspasa al paciente para poder lograr un equilibrio físico, emocional y psicológico”.


“Desde el punto de vista científico no está demostrado, por eso se considera una pseudociencia. No se ha podido investigar con ningún tipo de estudio la real efectividad que tiene o cómo se pudiera medir esta energía”, agregó la enfermera.

Carolina Astorga también comentó que la evidencia es el testimonio de los pacientes que se han sometido a este tipo de terapia y lo que ellos han sentido cuando se han realizado la imposición de manos del ‘reiki’.

“Muchos de los pacientes afirman sentir un calor intenso cuando vas realizando la terapia. Ahora, al poner las manos sobre las personas se deja un espacio y ese calor es el que va sintiendo el paciente en cada zona del cuerpo, y otros pacientes sienten otra sensaciones como risa o mayor emotividad”, puntualiza Astorga.

Hasta la fecha no hay pruebas científicas que avalen la efectividad de esta terapia complementaria, por lo que está sujeta a la creencia de cada persona, aunque, como toda terapia alternativa, esta no reemplaza un tratamiento médico tradicional.

El director del Centro de Evidencia de la Pontificia Universidad Católica y director ejecutivo de Fundación Epistemonikos, el Dr. Gabriel Rada, explicó que “el caso del Reiki es particularmente especial ya que su racionalidad es incompatible con cualquier mecanismo científico conocido”.

El especialista en medicina basada en evidencia también dijo que “se han realizado múltiples estudios científicos, de los cuales todos han terminado demostrando que el Reiki no tiene ningún efecto, en ninguna circunstancia, para ninguno de los problemas de salud que se ha estudiado”.


En tanto, el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (Icomem), Miguel Ángel Sánchez Chillón, puntualizó al medio El Mundo que “es tan inútil que no tiene ni efectos secundarios. El mayor riesgo es que los pacientes abandonen la terapia convencional por este tipo de “tratamientos”.

La comunidad científica y médica es enfática, además, en que todo tratamiento, sobre todo contra enfermedades graves, sean probados clínicamente para conocer sus efectos y así determinar los resultados que puede tener, a diferencia de la inexistencia de pruebas en terapias alternativas.