Este año, el debate sobre discapacidad en Chile volvió a tomar fuerza tras la Teletón 2025, un evento que movilizó al país con su habitual mezcla de emoción, solidaridad y promesas de cambio. Pero, tal como ocurre cada vez que conmemoramos el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, surge la misma interrogante. ¿Seguiremos tratando la inclusión como un hito esporádico?
Para quienes convivimos día a día con las barreras que enfrentan las personas con discapacidad visual, la inclusión no ocurre en un fin de semana televisivo ni en una fecha conmemorativa. Se juega en las decisiones cotidianas que tomamos como institución o a nivel personal todos los días.
Hoy, la conversación sobre discapacidad en Chile continúa anclada a la idea de “sensibilizar”, como si el obstáculo fuese solo emocional. Sin embargo, la inclusión se trata de políticas concretas como la Ley de Inclusión Laboral, accesibilidad digital, material inclusivo y la voluntad de transformar estructuras que históricamente han dejado fuera a una parte significativa de nuestra ciudadanía.
Hablar de accesibilidad es hablar de justicia. La falta de formatos accesibles, de señalética adecuada, de transporte inclusivo o de infraestructura pensada para todas las personas no es un olvido, es una expresión de exclusión estructural.
Discapacidad visual
En el caso de la discapacidad visual esto se vuelve especialmente evidente. Aunque Chile cuenta con la Ley 20.422, su implementación efectiva sigue siendo dispareja. Teatros, museos, portales web, instituciones públicas, centros de estudio, sistemas de transportes siguen creyendo que la accesibilidad es un complemento y no un principio de diseño.
Esa brecha no es solo técnica, es cultural. Mientras no comprendamos que la accesibilidad debe estar presente desde el origen y no como un parche tardío, seguiremos repitiendo los mismos diagnósticos sin avanzar en soluciones reales para la comunidad.
Uno de los desafíos más urgentes para las personas ciegas está en el acceso a la información. En una sociedad que se digitaliza aceleradamente, cientos de personas siguen encontrando contenido poco accesible como por ejemplo documentos que los lectores de pantalla no pueden interpretar, imágenes sin descripción, plataformas digitales inconsistentes, trámites en línea imposibles de realizar de forma autónoma.
La inclusión digital no es una mejora técnica es una condición básica para que las personas puedan desenvolverse en la sociedad. Sin información accesible, no hay igualdad de condiciones.
Oportunidades reales
En la Biblioteca Central para Ciegos lo vemos todos los días. Personas que quieren estudiar, trabajar, realizar trámites o simplemente acceder a contenidos culturales, y que dependen de que el entorno les permita ejercer derechos elementales como leer, informarse o desplazarse con independencia.
Desde nuestro trabajo diario con la producción de libros y documentos en formato accesible, la grabación de audiolibros, el préstamo de material accesible, la capacitación en tecnologías y los diversos talleres que tiene la Biblioteca, constatamos cómo una barrera informativa puede transformar la autonomía en dependencia.
Creemos que instituciones como la nuestra y su trabajo cotidiano, impactan significativamente. Un documento accesible, una orientación adecuada o una herramienta tecnológica bien implementada entregan herramientas y oportunidades reales para la participación plena de todas las personas.
En este día tan importante me gustaría hacer un llamado a todas las personas, empresas o instituciones a empatizar más, a dejar de lado el individualismo y a reflexionar sobre cómo podemos realizar cambios positivos con pequeños actos diarios.
Karim Sánchez Wadie
Director Ejecutivo
Biblioteca Central para Ciegos