Agencia UNO

Nombramientos presidenciales, un puntapié inicial que supere el techo de cristal

06 enero 2022 | 16:47

En Chile a 18 años de la creación del Sistema de Alta Dirección Pública (SADP) seguimos observando que las mujeres aún enfrentan brechas en el acceso a estos cargos, ocupando solo el 29% de estas plazas.

Procesos como estos, cuyo hilo conductor es el mérito, sin duda, permiten ir disminuyendo las inequidades. Sin embargo, persisten dimensiones sociales y/o culturales que hacen mantener barreras, como la segregación horizontal que se da en algunas familias de cargos que tienen directa relación con empleos o profesiones masculinizados, como por ejemplo la Geología. O la segregación vertical, donde los fenómenos sociales como las labores de cuidado o crianza, la conciliación vida y trabajo y la inhibición al momento de postular por considerarse en desventaja académica, hacen que las propias mujeres se resten y por consiguiente no sean nombradas en los cuerpos directivos del Estado.

La convención constitucional es un claro ejemplo que, si se introduce una externalidad positiva, automáticamente baja el nivel de subrepresentación y se incentiva a la participación femenina y su validación por quienes son los responsables del nombramiento. Urge una reforma al SADP que incorpore un sistema de cuotas en los cargos directivos del Estado.

No obstante, el presidente Boric, tiene una gran oportunidad de instalarse con un sello feminista permitiendo que desde los altos cargos públicos que son de su libre designación y confianza se empiece a superar con el ejemplo la división sexual del trabajo. Nombrando de forma paritaria pero también rompiendo el techo de cristal al que las mujeres nos vemos enfrentadas constantemente, dejando de lado todas las normas no escritas que dificultan el acceso de las mujeres a los puestos de alta dirección pública. Valorando la trayectoria que les entrega las competencias necesarias para ejercer con impecabilidad los altos cargos públicos y privilegiando nombrar a las mujeres en sectores masculinizados.

Solo un liderazgo como el de Boric puede partir derrumbando las “invisibles” barreras que solo han proporcionado limitaciones a miles de mujeres.