El reciente asesinato de José Felipe Reyes Ossa, conocido como el “Rey de Meiggs”, no solo destapó una meticulosa planificación de sicariatos, sino que también una compleja red de negocios y deudas.

Este crimen, lejos de generar luto, reveló una contradicción en el barrio dónde era comerciante. Testigos revelaron a CHV cómo nació su riqueza y cómo era su forma de operar en el barrio.

Los comienzos del “Rey de Meiggs”: de toldos azules a imperios mayoristas

Según constató un familiar, Reyes trabajó como “toldero” en el Barrio Meiggs. Luego, gracias a su astucia para los negocios, comenzó a comprar containers con productos desde China y empezó a revenderlos al por mayor a otros comerciantes del sector.

Esta estrategia no solo le permitió aumentar sus ganancias, sino que también solidificar su posición, llevándolo a autoproclamarse el “Rey de Meiggs”.

Sin embargo, no fue su única forma de construir su imperio. Reyes vio una oportunidad en los préstamos de dinero, acción por la que era conocido entre los comerciantes del barrio.

Prestamista entre intereses y amenazas

Durante la audiencia de formalización de Wilson Verdugo -imputado por el crimen de Reyes- el fiscal Miguel Orellana, leyó una declaración de la pareja de Reyes, en la que confirmó que Reyes “ganaba mucho dinero” producto de prestar dinero con interés.

“Mi pareja se dedicaba a prestar dinero a diferentes personas del sector central de la capital, realizando préstamos con interés, es así como él ganaba mucho dinero”, constató.

No obstante, esta práctica estaba envuelta en otras controversias. Un denunciante que conocía al “Rey de Meiggs” explicó que Reyes tenía una particular forma de operar con estos préstamos.

Aunque un familiar aseguró que Reyes “prestaba plata, pero no era una prestamista que anduviera con pistola”, el denunciante contrastó: “Si te atrasabas, había problemas. Te amenazaba él y los gallos con los que andaba siempre”

Red de préstamos

De acuerdo a las investigaciones, hay una gran cantidad de comerciantes en el Barrio Meiggs, especialmente en la galería San Alfonso en calle Grajales, que recurrían a Reyes para préstamos monetarios.

El denunciante aseguró que “habían varios metidos, no podían salir nunca de la deuda. Encalillados pa’ siempre con él”.

Esta red de préstamos no era unidireccional, ya que “a él le pasaban plata, otros tipos también (…) los chinos le pasaban plata y le pasaban algunos que venden otro tipo de cosas. Como tiene mucha plata, y él era conocido, ahí se arreglaban entre ellos”, señaló.

La muerte de Reyes no fue una sorpresa para todos. Tras ser consultado sobre los comentarios en el barrio tras el fallecimiento del “Rey”, el testigo bajo anónimato comentó que “habían muchos contentos, había mucha gente que le vino bien, que se muriera porque le debían mucha plata. De hecho, cuando lo mataron, todos sabían que lo habían matado por plata”.

A pesar de esto, un familiar defendió la reputación de Reyes aclarando que “no tenía problemas con nadie, no le debía un peso a nadie”. Esta misma fuente atribuyó el crimen a un acto de “corrupción” y exigió justicia.