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May fracasa en negociaciones con la oposición y queda al borde de la dimisión en Reino Unido

Por Diego Vera
La información es de Agence France-Presse

17 mayo 2019 | 08:33

Las negociaciones entre gobierno y oposición para buscar una salida al bloqueo del Brexit se rompieron el viernes, empujando un poco más hacia la salida a la primera ministra Theresa May, después que su partido la llamase a dimitir a partir de junio.

Las discusiones “han ido tan lejos como era posible”, anunció Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, principal formación de oposición. Y atribuyó su fracaso a “la creciente debilidad e inestabilidad” del ejecutivo.

Entablados a principios de abril, estos contactos tenían como objetivo encontrar un acuerdo sobre el Brexit susceptible de obtener el apoyo de una mayoría del Parlamento, que desde enero rechazó estrepitosamente tres veces el texto firmado en noviembre por la primera ministra con sus 27 socios europeos.

Sin embargo, explicó Corbyn, en las últimas semanas “la posición del gobierno se ha vuelto cada vez más inestable y su autoridad se ha erosionado”, socavando la “confianza” en la “capacidad del ejecutivo para alcanzar un compromiso”.

“Con frecuencia, las propuestas de su equipo negociador han sido públicamente contradichas por declaraciones de otros miembros del gabinete”, denunció, subrayando que todo esto ocurría a medida que el Partido Conservador avanzaba en el proceso hacia la selección de un nuevo líder.

May, que llegó al poder en 2016 tras la dimisión de David Cameron por la victoria del Brexit en el referéndum, había prometido a los conservadores más euroescépticos que dejaría el poder en cuanto lograse la aprobación del acuerdo cerrado con Bruselas.

Estos consideran que la primera ministra hizo concesiones inaceptables a la Unión Europea durante los dos años de negociación y no quieren que siga a las riendas cuando empiece la segunda,
y mucho más importante, parte del Brexit: el acuerdo sobre la futura relación entre ambas partes.

Sin embargo, en los últimos días se hizo patente que el acuerdo de May podría volver a fracasar en una cuarta votación, prevista para principios de junio en la Cámara de los Comunes. Y, temiendo que la primera ministra se aferrase al poder, el jueves por la tarde los diputados conservadores la llamaron a establecer una fecha clara para su salida, sea cual sea el resultado del voto parlamentario.

“Con lágrimas en los ojos”

Tras esa votación, explicó Graham Brady -responsable de la organización del grupo parlamentario conservador-, “ella y yo volveremos a reunirnos para acordar un calendario para la elección de un nuevo líder del partido”, anunció. “Y eso ocurrirá independientemente del resultado de la nueva votación”, subrayó.

“Los hombres de gris dijeron a una Theresa May con lágrimas en los ojos que se le ha agotado el tiempo”, resumía el viernes el diario conservador Daily Telegraph.

“En la práctica, esto significa que Theresa May se irá a finales de julio como muy tarde, para permitir al partido elegir a un nuevo líder a tiempo para la conferencia de los Tories en septiembre”, precisaba el rotativo, prediciendo “una pugna” por el poder que provocará enormes divisiones internas, con la presencia esperada de “más de una decena de candidatos”.

Casi al mismo tiempo que May se reunía con Brady, el controvertido exministro de Relaciones Exteriores británico Boris Johnson, ferviente defensor del Brexit y uno de los principales rivales de May en el seno de su propia formación, anunciaba públicamente que sería candidato al puesto de primer ministro.

La mayoría de sus colegas y de los comentaristas políticos lo daban por hecho, pero Johnson, que abandonó en julio el ejecutivo por su desacuerdo con la estrategia de negociación con Bruselas, no lo había confirmado oficialmente hasta ahora, tal vez esperando el momento propicio para asestar el golpe final a la muy vituperada May.

Tras el referéndum de junio de 2016, en el que 52% de británicos votaron a favor del Brexit, el Reino Unido debería haber abandonado la UE el pasado 29 de marzo.

Pero el repetido rechazo del parlamento al acuerdo de divorcio con Bruselas empujó a May a aceptar un aplazamiento “flexible” del Brexit: hasta el 31 de octubre, aunque el país puede abandonar antes el bloque si encuentra una solución al bloqueo.