Charley Gallay/Getty Images for Amazon Studios/AFP

MacKenzie Scott: La discreta novelista que protagonizó el divorcio más caro de la historia

04 octubre 2020 | 10:33

A principios de septiembre, Mackenzie Scott, ostentaba el título de la mujer más rica del planeta, con una fortuna avaluada en 67 mil millones de dólares, que obtuvo luego años de trabajo, pero también tras divorciarse de su ahora ex marido, Jeff Bezos, el hombre más rico del planeta.

Scott -quien cambió su apellido Bezos a su segundo nombre, puesto en honor a su abuelo- es parte integral del origen de Amazon, cuando en 1994 se mudó desde Nueva York a Seattle junto a su ahora, ex marido, de copiloto para comenzar con el negocio que los haría billonarios, destaca El País.

Celosa de su privacidad, se mantuvo 25 años al lado de Bezos, desarrollándose como escritora y con esporádicas apariciones públicas, para presentar sus libros o asistir a eventos, siempre de alto perfil. Pero ¿qué hizo, para llegar a ser la mujer más rica del planeta?

La tímida chica de San Francisco

MacKenzie creció en San Francisco, la costa oeste de Estados Unidos, junto a sus padres, un planificador financiero y una dueña de casa. Destacó a Vogue que era tímida y pasaba horas sola en su habitación escribiendo historias, puliendo la pluma que luego utilizaría para escribir sus obras.

Pasó por la Universidad de Princeton, con el objetivo de estudiar ficción con Toni Morrison, la ganadora del Premio Pulitzer en 1988 y del Premio Nobel de Literatura en 1993 que se convirtió en su mentora, trabajando para ella y siendo blanco de los halagos de la elogiada escritora, quien la califica como una de las mejores estudiantes de escritora creativa.

Para pagar sus cuentas, trabajó en D. E. Shaw, un banco de inversiones de Nueva York, donde encontró algo más que dinero para vivir. Según destacó The New York Times, conoció a un ingenioso chico que trabajaba en la oficina de al lado, Jeff Bezos, de quien se enamoró a “primera oída”, ya que sólo escuchaba sus risas.

Sin embargo, no era ajena a Bezos, quien declaró a Vogue: “Creo que mi esposa es ingeniosa, inteligente y atractiva, pero tuve la suerte de haber visto su currículum antes de conocerla, así que sabía exactamente cuáles eran sus exámenes SAT (examen de admisión a universidades)”

Luego de conquistarlo con un almuerzo, la pareja tuvo una breve relación que se consagró con el matrimonio, cuando ella tenía 23 años y Bezos ya estaba en los 30 años, en 1993, un año antes que comenzaran con la innovadora compañía, Amazon. Ya en Seattle, la pareja comenzó con la pequeña tienda de libros online, que pronto se convertiría en una de las empresas más importantes de Estados Unidos y el mundo.

Por su parte, Scott, puso toda su energía emprendedora en el proyecto, siendo la primera contadora de Amazon, buscando un nombre para la compañía e incluso, realizar ella misma alguno de los primeros envíos que entregaron. No obstante, esta no era su pasión.

La madre de 3 varones y una niña, que llegaron a medida que la compañía iba creciendo y ella despegándose de esta, crió a sus hijos con sencillez, mientras volvía a su pasión y se dedicó a la escritura, aunque sólo publicó 2 obras: The Testing of Luther Albright (2005) y Traps (2013).

Si bien recibió buenas críticas a su trabajo, es posible que el negocio, liderado por su esposo, y que dejó a miles de librerías al borde de la quiebra, no hayan favorecido su despegue en el rubro, obteniendo sólo ganancias regulares.

Un divorcio muy amigable

La pareja llegó a cumplir 25 años juntos, sin embargo, todo terminaría el 8 de enero de 2019, cuando ambos anunciaron su divorcio a través de un comunicado en el que sólo se dedicaron buenos deseos, destaca Vanity Fair.

El comunicado indicaba “Como saben nuestras familias y amigos cercanos, después de un largo período de amorosas exploraciones y ensayos separados, hemos decidido divorciarnos y continuar con nuestras vidas compartidas… como amigos. Tuvimos una gran vida como matrimonio, y volveríamos a repetirla en aventuras y proyectos, como individuos separados. Seguimos siendo una familia”.

La misiva, firmada por Jeff y MacKenzie, añadía: “Somos muy felices por habernos encontrado y estamos gratamente agradecidos por cada uno de estos años de matrimonio. Si hubiésemos sabido que nos íbamos a separar dentro de 25 años, lo habríamos hecho todo de nuevo. Hemos vivido una vida increíble juntos, como una pareja casada, y también vemos el futuro con optimismo, como padres, amigos, socios en negocios y proyectos, y como individuos que persiguen aventuras y propuestas nuevas. Aunque las etiquetas sean diferentes, seguiremos siendo una familia y seremos amigos muy queridos”.

Sin embargo, lo que llamó la atención de la prensa no fue la noticia del divorcio de los ex Bezos, sino que cómo se distribuirá su patrimonio, estimado en ese momento en 137 mil millones de dólares, con empresas como The Washington Post, Amazon, Blue Origin considerando que había un desconocimiento de los acuerdos financieros que pudieron haber sostenido.

La respuesta llegó meses después, MacKenzie se quedó con el 25% de las acciones de Amazon que estaban en poder de Jeff Bezos, accediendo a tener el 4% de la compañía y también cediendo la propiedad del diario The Washington Post y la compañía espacial Blue Origin., siendo este divorcio el más caro de la historia.

De esta forma, multiplicó su fortuna que la dejó como la tercera mujer más rica del mundo, debajo de la heredera de L’Oréal Francoise Bettencourt Meyers y Alice Walton, heredera de Wallmart, destacó El País.

Un paso adelante de su ex marido.

Curiosamente, la pandemia del coronavirus que ha perjudicado a tantas personas, benefició a la familia Bezos y en especial a MacKenzie Scott.

La alta demanda de la compañía para compras del hogar, ante el confinamiento, generó que en septiembre su riqueza aumentara más del 90% de lo acumulado en el año, considerando el crecimiento de las acciones de Amazon en un 28%, lo que la dejó en el 1er lugar, como la mujer más rica del mundo, destacó CNN.

Pero, este título, ni siquiera le quita el sueño a la novelista, anunciando en mayo del año pasado su compromiso con la iniciativa de Bill y Melinda Gates junto Warren Buffett, Giving Pledge, accediendo a donar en vida la mitad de su fortuna, lo que fue celebrado por su ex marido, quien, a diferencia de ella, ya no pertenece a la filántropa iniciativa.

Ya en julio comenzó a hacer efectiva su promesa, dono 1.700 millones de dólares a 116 organizaciones centradas en nueve causas benéficas diferentes y, como destacó, “de esta lista, el 91% de organizaciones de igualdad racial están lideradas por personas de color, el 100 de las LGTBI están lideradas por personas LGTBI y el 83% de las que buscan igualdad de género están gobernadas por mujeres”, consigna El País.

A través de la plataforma Medium, Scott destacó que devolvería la mayor parte de su riqueza a la sociedad de forma cuidadosa, añadiendo “No tengo dudas de que la riqueza personal de cualquiera es el producto de un esfuerzo colectivo y de estructuras sociales que dan oportunidades a ciertas personas y obstáculos a innumerables otras”.

De esta forma, reafirmó su labor como filántropa, siendo la mujer más rica del mundo, pero con la inteligencia para distribuirlo en quienes realmente lo necesitan.