En 1997, un joven Marcelo Ríos, con 21 años, tenía un debut triunfal en aquel Abierto de Estados Unidos. En una de las canchas laterales de Flushing Meadows, el ‘Chino’ barrió al australiano Luke Smith.

Parciales de 6-1, 6-1 y 6-4 le valieron al tenista nacional una fácil victoria en el US Open y comenzar de la mejor manera su aventura en la edición del gigante norteamericano.

Tras el fugaz triunfo, el ‘Chino’ también deseaba terminar velozmente con la responsabilidad que implicaba su victoria: conversar con la prensa.

Así, tomó lo más rápido que pudo sus cosas y se dirigió a la sala de entrevistas número 2 donde, por su prisa, se encontró con un auditorio vacío. Solo estaba Nelson Flores, periodista nacional, mientras sus colegas venían recién saliendo del estadio.

En su libro “El extraño de pelo largo”, el citado profesional relata que Ríos le pidió iniciar de inmediato la rueda de prensa, por lo que le consultó las trivialidades de rigor. “Hagámosla al tiro”, le solicitó el tenista.

A los pocos minutos, ingresó a la sala el contingente del resto de periodistas, por lo que el ‘Chino’ se vio obligado a extender un poco más su estadía. Pero, en medio de una respuesta, Marcelo puso pausa y dijo que no continuaría.

“Pendejo de mierda”

Entremedio del lote de corresponsales que estaban en el auditorio, figuraba el periodista argentino Benjamín Benzaquén, entonces acreditado por La Tercera y Radio Agricultura.

Ríos lo apuntó e indió que, mientras el trasandino permaneciera en el lugar, simplemente no respondería más preguntas. El silencio se apoderó fríamente del salón.

La oficial de comunicaciones de la ITF, quien no entendía español, no sabía lo que ocurría. El ‘Chino’ le repitió sus palabras, esta vez en inglés, y ahí se desató el entrevero.

ARCHIVO | Agence France-Presse
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“Vos, pendejo de mierda, a mí no me vas a prohibir que yo trabaje”, reclamó enojado el argentino. “Cállate huevón, periodista al peo”, le contestó el tenista.

La discusión no se detuvo ahí. “Vos sos un pelotudo”, continuó gritando el periodista, a lo que el ‘Chino’ insistió con decirle “sale mejor de acá, argentino…”.

Siguieron repartiéndose gritos hasta que la oficial de la ITF le recordó a Ríos que no tenía derecho a recusar en las conferencias de prensa, si no debía pagar una multa económica.

Por su parte, Benzaquén permanecía ahí, con su brazo estirado y seriedad en el rostro, mientras otros colegas le realizaban más preguntas a un ‘Chino’ que solo quería marcharse del lugar.

“Una chispa más y volamos todos por lo aires”

Tras poner fin a su rueda de prensa, un molesto Ríos tomó sus cosas y, al salir de la sala, pasó a llevar con su bolso lleno de raquetas al periodista argentino.

El ambiente no podía estar más tenso en el auditorio y esa pareció ser la gota que colmó el vaso. “Una chispa más y volamos todos por los aires”, detalló Flores en su libro.

Benzáquen intentó reaccionar pero, en ese momento, se interpuso su hijo Ariel, evitando que el entrevero pasara a mayores por las ganas del corresponsal de matar a Ríos.

Los cruces entre el tenista nacional y la prensa son ampliamente recordados. Ese mismo año -y también en 1996, 1998, 1999 y 2001- el ‘Chino’ se adjudicó el “Premio Limón” en Roland Garros, galardón poco deseado que entregaba la prensa al jugador más desagradable del Grand Slam francés.

“Tu compatriota es una mierda, es de lo peor”, era la opinión que le daban sus colegas a los periodistas Mario Cavalla y Rodrigo Hernández, quienes debían lidiar con la ya reconocida personalidad de Ríos.