Marcelo Ríos se ha caracterizado durante su carrera, y fuera de ella, por llevar una distante y áspera relación con los medios de comunicación.

Nunca le interesó ser más complaciente con la prensa y se remitía únicamente a responder por los canales formales como las ruedas de prensa.

Sin embargo, en algunas ocasiones concedía entrevistas que eran consideradas como un tesoro periodístico. Algo que ocurre hasta el día de hoy.

La prensa local siempre estuvo acostumbrada a su personalidad (hasta el día de hoy es así) pero la extranjera no podía entender cómo podía referirse a así al ‘cuarto poder’.

Un ejemplo claro fue lo que ocurrió cuando el ‘chino’ cayó ante Pete Sampras en aquel memorable partido el 30 de mayo de 1994. En ese entonces tenía tan solo 18 años.

Los reporteros extranjeros estaban ilusionados con el rendimiento de Ríos durante ese partido y, pese a la caída, fueron a conocer sus impresiones.

“¿Por qué habría de estar contento si perdí?”, lanzó de entrada el ‘chino’ ante la mirada de los periodistas.

Sin embargo, eso no fue todo, ya que uno de los colegas le consultó por sus parientes: “¿Nos puedes contar algo de tu familia?”, preguntó. A lo que Ríos respondió: “¿Qué tiene que ver mi familia con el tenis? Es parte de mi vida privada”.

Premio limón

De ahí en adelante nació esta especie de ‘rivalidad’ entre el ‘chino’ y los medios de comunicación. De hecho, hasta las plumas más aclamadas no podían con la acidez del representante nacional.

Pero como en toda historia de hostilidad, vendría la ‘venganza’. Los periodistas extranjeros distinguieron por cinco años a Marcelo Ríos con un galardón bastante particular: el ‘Premio Limón’.

Aquel reconocimiento se le entregaba al tenista más desagradable del Abierto de Francia. Y el ‘chino’ no se lo ganó una vez, sino que se hizo merecedor del premio por cinco años (1996, 1997, 1998, 1999, 2001).

Pero a Ríos le daba lo mismo, todo Chile sabía eso. Su padre y representante, Jorge Ríos, se ‘comía’ las críticas y consejos para su hijo, pero intentaba no cambiar el carácter y esencia de su hijo.

Según el libro Grandes Historias del Tenis Chileno de Mario Cavalla y Rodrigo Hernández, los periodistas chilenos trataban de explicarle a sus colegas extranjeros que así era el comportamiento de Ríos, ellos lo catalogaban como un tipo sin modales.

“Tu compatriota es una mierda, es de lo peor”, decían a las espaldas, un juicio que se anteponía a la misma admiración que sentían por él como jugador.

Rino Tomasi, uno de los periodistas de tenis más reconocidos en Italia no tenía reparos en referirse a Ríos con desprecio.

“Mejor no me hagas opinar de él porque puedo decirte algo muy feo”, decía.