-Jueves 26 de enero de 2017. Luego de caer 0-1 ante con Colombia, la selección chilena masculina quedó eliminada en primera ronda del Campeonato Sudamericano Sub 20 que se disputó en Ecuador.
-Viernes 25 de enero de 2019. Luego de caer 0-1 ante Colombia, la selección chilena masculina quedó eliminada en primera ronda del Campeonato Sudamericano Sub 20 que se disputa en nuestro país.
Un mismo resultado, el mismo rival, el mismo problema. La Roja vio pasar otra oportunidad para asistir a una Copa Mundial de la categoría -y de paso, tampoco irá a los Panamericanos- repitiendo diagnóstico: no tuvo una idea clara de qué quería hacer en la cancha.
En esta ocasión, fueron cuatro partidos los que el equipo nacional disputó en el Estadio El Teniente y sólo con Brasil logró dar muestras de ser un equipo. Ojo, no fue brillante ni tuvo un despliegue de talento particularmente llamativo, pero sí se movió un poco más coordinado en el campo y maquilló sus evidentes fallas en el armado del juego y el escaso peso en ataque. Dos aspectos demasiado importantes que se repitieron en los otros tres encuentros, incluso el último ante Colombia, donde el rival quedó con diez jugadores antes del final del primer tiempo.
Matices más o menos, cualquiera que revise lo ocurrido probablemente compartirá ese rápido análisis de las causas y, probablemente, también lo hará con los responsables. ¿Los nombres? El primero es obvio: Héctor Robles, quien de manera inexplicable fue ratificado en su cargo tras el fracaso -sí, ese lo fue, como también lo es esta eliminación- en Ecuador. ¿Por qué siguió? Difícil entenderlo luego de esa presentación nefasta en Ambato, donde no mostró dominio de la situación, de la estrategia y ni siquiera de parte de su plantel.
Pero el DT no obligó a nadie a que lo dejaran, sino que fue ratificado por la ANFP… o mejor dicho, por el presidente de ese entonces, Arturo Salah, quien se jugó la carta de la renovación, a contramano de parte de su directiva. Dicen que fue para respaldar un proceso, que en sí no es una mala idea incluso ante algunos malos resultados.
Pero ahí viene la ‘trampa’ de decisiones como esas, porque cualquier trabajo a mediano plazo debe estar respaldado por avances consistentes, los que en el caso de Robles son más que discutibles, incluso con el título de los Juegos Suramericanos 2018 a cuestas, donde se vio más o menos lo mismo que en estas semanas: un algo de orden defensivo, sacrificio de varios futbolistas, pero poco juego de conjunto.
Ahora llegará el momento de las evaluaciones. Para los jugadores, será un golpe duro para sus jóvenes carreras, aunque algunos de ellos fueron consistentes en los cuatro partidos como Ureta y los dos Alarcón. Para Robles, un momento de replantear su trayectoria como entrenador, donde no se trata de ‘enterrarlo’ pero sí que revise sus ideas, ya que tuvo todo para trabajar. Y para la ANFP (y su nuevo presidente, Sebastián Moreno), la obligación de recomponer las selecciones jóvenes, con un nuevo jefe técnico y otros entrenadores, ya que este proyecto no da para más.
PD: Presidentes de los clubes, no piensen que no tiene responsabilidad en esto. Más allá de algunos casos puntuales que están más avanzados, varios jugadores llegaron a la selección con falencias técnicas, físicas o mentales. Y se sabe que los futbolistas se forman en sus instituciones, por lo que esas deficiencias corren por cuenta de ustedes.