Con la suspensión de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para el próximo año se le abre una pequeña esperanza a Natalia Duco, que luego de cumplir con su sanción podría clasificarse a la cita olímpica.

Además, y pese a que recalca que su historia pasa a un último plano con lo que pasa a nivel mundial por el coronavirus, habló de su caso de doping y sus ganas de seguir compitiendo al más alto nivel.

“Estoy en shock. No puedo creerlo. Por un lado, lo que está pasando con el coronavirus es tan grave, que es prioridad. Mi historia personal queda en el último lugar, pero a la vez me abre la posibilidad de poder ir (a los Juegos Olímpicos) y no sé qué sentir”, reconoció la atleta nacional en conversación con la revista El Sábado.

Sobre el proceso que ha tenido que pasar luego de que se confirmara su sanción por dar positivo por GHRP-6, Ducó lamenta que “Yo lo perdí todo. Me quebré como persona. Sería bonito decir ‘pucha, a mí me pasó todo esto y pude pararme’. Qué bonito sería, y a cuántas personas podría llegar si solo voy a esos Juegos Olímpicos”.

“Aunque sea un desafío muy loco, muy gigante, yo no podría no intentarlo. Estoy viendo el Everest frente a mí, no sé si me muera en el intento, pero voy a darlo todo por ir. Si no voy será porque no pude, pero no porque no lo intenté”, aclaró.

Su comentado caso de doping

Natalia Duco además tocó el tema del caso de doping que la tiene excluida de las competiciones, así como también de becas.

“Imagínate que tengo una aplicación que 24/7 me pueden hacer controles de doping. Además no tiene significado para mí mejorar a través de otra cosa que no sea mi esfuerzo persona”, dijo.

Aclaró que “obviamente, siempre traté de suplementar dentro de lo legal, todo lo que se podía, lo mejor, y ser lo más matea posible. Y eso (lo que tomó) era una de las cosas que dentro de mi mente se podía hacer y que no era doping. Por eso yo lo tomé, y en mi audiencia dije la forma en que lo tomé, las dosis y todo”.

Reiteró que la sustancia que consumió y que tenía GHRP-6, se lo entregó “una persona de extrema confianza, que no es mi entrenadora Dulce Margarita García, pero como yo no dije el nombre, siempre quedó eso en el ambiente de que era ella, pero no fue así”.

“Si yo hubiera dicho el nombre, legalmente podría haber tenido más posibilidades de rebajar mi sanción, pero era un daño muy grande que no estaba dispuesta a hacerle a nadie. Sigo pensando que no hubo intención de hacerme daño”, remarcó.

Además, reconoció que en el tiempo y con la decisión final sobre su caso ha tenido una autocrítica gigante, aunque “No creo que mi aprendizaje de este tiempo sea desconfiar”.