El estadio Sausalito fue escenario el pasado 19 de octubre de un lamentable episodio. Durante el enfrentamiento entre Everton y Universidad Católica, hinchas del equipo local invadieron la cancha, interrumpiendo el desarrollo del partido y provocando una serie de incidentes que terminaron con consecuencias severas para el club viñamarino.
Casi tres semanas después, la ANFP decidió imponer un castigo ejemplar a los ‘oro y cielo’. La Primera Sala del Tribunal de Disciplina decretó que los ‘ruleteros’ deberán jugar tres partidos de local a puertas cerradas.
La medida, que se cumplirá al final de esta temporada y el comienzo de la próxima, será un golpe duro para el equipo de la Ciudad Jardín, tanto en lo deportivo como en lo anímico.
“La referida sanción deberá ser cumplida en los próximos tres partidos de los Campeonato Nacionales, Temporadas 2025 y 2026 en que le corresponda intervenir“, menciona el escrito oficial.
Este castigo llega en un momento crítico para los dirigidos por Javier Torrente, quienes se encuentran inmersos en una lucha por evitar el descenso a la Primera B.
Para un equipo que juega con la presión de la permanencia, perder el apoyo de su hinchada en casa será una desventaja significativa. Everton se ubica en el decimotercer lugar con 23 puntos, solo dos sobre el primer equipo en zona de descenso (Unión Española).
De las últimas cuatro fechas que restan de la Liga de Primera, Everton solo tiene un partido de local, contra el colista Deportes Iquique, lo que significa que la mayor parte de su castigo deberá cumplirse en 2026.
Además, la sanción afecta también a los fanáticos que fueron responsables de la invasión. Los 1.173 hinchas que se encontraban en la Galería Cerro del Sausalito, en donde se originaron los incidentes, tampoco podrán asistir a los dos próximos partidos en los que Everton juegue como visitante.