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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Michael Jordan, leyenda del básquetbol, revela en el libro "Hábitos Creadores" cómo los insultos de su padre, James Jordan, lo motivaron a superarse. Después de un duro comentario de su padre, Michael decidió demostrarle que estaba equivocado. A pesar del fracaso inicial en su equipo de instituto, Jordan se esforzó más que nunca, recordando las palabras de su padre como un impulso para seguir adelante.

Michael Jordanes uno de los mejores deportistas de la historia. De eso no hay dudas. El nacido en Brooklyn, Nueva York, es uno de los pocos nombres que ha llegado a prácticamente revolucionar su disciplina.

Los rivales le temían, sus compañeros le respetaban. Cada vez que el esférico llegaba a sus manos daba la impresión de que algo increíble estaba por venir. Así fue por muchos años.

Sin embargo, el talento y el éxito deportivo exhibido por ‘MJ’ en la NBA no fue casualidad. Hubo prácticas por montón y también fracasos. Todo eso formó el carácter competitivo y ganador del basquetbolista que se transformó en leyenda.

Pero eso no fue todo. El padre de Michael, el rudo James Jordan, también fue vital, con consejos e insultos… aún sin querer serlo.

Así se revela en el libro Hábitos Creadores del periodista Cristian Ballesteros, quien cuenta los ‘secreto’ que forjaron a seis de las personas más creativas de todos los tiempos: Michael Jordan, Albert Einstein, Walt Disney, Vincent Van Gogh, J.K. Rowling o Steve Jobs.

“Puede parecer que ellos nacieron con unos dones sobrehumanos, que les permitieron trascender sus propios campos, pero sus historias reales son mucho más interesantes”, explicó el autor durante la presentación de su texto.

Los insultos de James Jordan que ‘marcaron’ a Michael

En cuanto a la formación de la estrella de básquetbol, el libro cuenta del día que James insultó a su hijo de una manera que lo marcó para siempre.

Michael, eso sí, tomó las palabras de su progenitor como un ‘alimento’ para su ego. Lo único que deseaba era demostrarle que estaba equivocado.

El hecho puntual ocurrió cuando James estaba haciendo reparaciones en el patio del hogar y le pidió a Michael que le trajera una llave inglesa. El chico, en plena juventud, no supo qué hacer. “No vales para nada. Métete en casa a hacer cosas de mujeres y ayúdalas a lavar los platos”, expresó el ‘jefe de familia’.

Esa frase, que hirió a Michael en ese momento -sobre todo su ego-, lo cambió para siempre.

“Cuando no quería entrenar me acordaba de mi padre”

Al poco tiempo del incidente con la llave inglesa, Michael no fue elegido en el equipo principal de básquetbol de su instituto. Llegó a su casa y lloró desconsolado sobre su cama.

Ahí llegó su madre para animarlo y dejarle un reto: “Si de verdad te gusta jugar, no abandones. Vete al segundo equipo, esfuérzate y vuelve a intentarlo la próxima temporada”. El hijo aceptó. Quería probar que todos se equivocaban.

En el libro mencionado, se detalla que Jordan se animó mentalmente con el aliento de su madre y, además, sobre todo, con la descalificación de su padre. “Cuando me encontraba agotado y quería parar de entrenar, cerraba los ojos y veía aquella lista en la que yo no aparecía o me acordaba de las palabras de mi padre. Eso me animaba a seguir”, expresó.

Se levantó todos los días a los 6 de la mañana y decidió entrenar más duro que nadie para dar vuelta la historia. Y vaya cómo cambió.

“Al final, lo que une a Jordan, Einstein o Disney no es el talento, sino la obstinación de seguir adelante cuando nadie creía en ellos. ‘Hábitos creadores’ es una invitación a mirar el éxito desde su punto más frágil: cuando aún no existe. Porque detrás de cada gran historia hubo un momento en el que alguien dudó, y aún así eligió seguir. Y eso es algo que cualquiera de nosotros tiene a su alcance”, explicó el autor.