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Extrema violencia y desdén por la autoridad: reporte internacional lapida auge de cárteles en Chile

19 agosto 2025 | 16:16

Cuando Larry Álvarez Nuñez, alias “Larry Changa”, llegó a Chile en 2018, lo hizo por la puerta: legalmente y con estatus migratorio regular. Sorprendentemente, haberse fugado en 2015 de la cárcel de Tocorón, en Venezuela, no fue suficiente para encender las alertas de las autoridades.

Al inicio mantuvo un perfil bajo. Abrió negocios y vendió arepas en Santiago centro. Pocos se imaginaban el alcance de sus planes para los próximos años: sentar las bases para que el Tren de Aragua se expandiera a lo largo de Chile.

Según un análisis del think tank especializado en crimen organizado, Insight Crime, titulado Chile seguro se enfrenta a la violencia extrema de pandillas, el Tren de Aragua encontró un país que no había experimentado nada parecido, y la banda venezolana utilizó esa falta de experiencia a su favor.

Chile había sido durante mucho tiempo uno de los países más seguros de Sudamérica y estaba relativamente ajeno al crimen organizado. Al menos, en comparación con algunos de sus vecinos regionales. “Sin embargo, esa ventaja es precisamente lo que lo hizo tan mal equipado para prevenir la expansión de las pandillas venezolanas una vez que llegaron”, sostienen desde la organización.

En efecto, la llegada del Tren de Aragua a Chile marcó un antes y un después en la configuración del crimen organizado en el país. Sus despiadados métodos, acceso a armas, y desdén absoluto por la autoridad los ha convertido en un problema mayor para los últimos gobiernos.

De acuerdo con Insight Crime, desde 2018 hasta la fecha, este grupo trasnacional consiguió penetrar con éxito diferentes esferas de la sociedad chilena, llegando a una fase donde está completamente “integrado” en el aparato criminal del país. ¿Cómo pasó todo esto?

Ocho años del Tren de Aragua en Chile

Tráfico de migrantes, trata de personas, explotación sexual, extorsión y tráfico de drogas como ketamina —aunque este último en menor medida—, son las principales actividades delictivas de la organización criminal. Sin embargo, esta amplia red no se consolidó en Chile de la noche a la mañana.

Los primeros años fueron lo que se llama una fase exploratoria, donde sus primeras actividades consistieron en mantener un bajo perfil y aprovechar las olas migratorias para infiltrarse en el país.

Sus actividades delictivas cobraron fuerza en lo que Insight Crime llama la fase de penetración. En 2020 la organización comienza a traficar migrantes en la frontera norte y se asienta en Arica en 2021 con su facción “Los Gallegos”, abriéndose paso hacia el Cerro Chuño y desplazando a sus habitantes a punta de pistola, en su mayoría Colombianos.

Durante esta fase, especialmente entre 2020 y 2021, sus bases de operaciones se extienden de forma importante a otras ciudades, como Puerto Montt y Valparaíso. Aunque al inicio su crecimiento puede haber sido el resultado de una expansión coordinada centralmente, esta luego se pudo habría dado de forma más orgánica, con relativa independencia entre células.

Alrededor del año 2022 comienza una fase de consolidación del Tren de Aragua en Chile, donde sus diferentes células comienzan a operar negocios, lavar dinero y apuestan por corromper a miembros de las fuerzas de orden y seguridad.

Tampoco pasó desapercibida la despiadada forma de operar de esta banda: entre 2022 y 2025, solo en Santiago se descubrieron 17 casas de tortura pertenecientes a bandas vinculadas al Tren de Aragua.

Finalmente, en 2024 Chile habría entrado a la fase de integración. De acuerdo con Insight Crime, en esta etapa el Tren de Aragua opera ya reclutando a la población local, cooptando otros grupos criminales locales y ganando influencia dentro de las prisiones.

Tren de Aragua en Chile

El Tren de Aragua y sus células en Chile

Es importante entender que esta organización criminal trasnacional no opera generalmente como una sola figura, sino que de ella se desprenden facciones y células más pequeñas. Cada una de ellas, especializada en ciertas actividades delictivas y, generalmente, radicada en determinados lugares geográficos.

“Las células del Tren de Aragua, o células aparentes (ya hablaremos de eso más adelante), han sido identificadas en todo el país, incluyendo Tarapacá y Arica en el norte, las ciudades centrales de Valparaíso y la capital Santiago, Concepción en el sur, e incluso Puerto Montt, 3.000 kilómetros al sur”, consigna Insight Crime.

Algunas de estas células llegan desde afuera, como es el caso de Los Gallegos y la Dinastía Alayon, que ingresaron desde Perú, mientras que otras se formaron en territorio nacional, como los Piratas de Aragua, el Tren del Desastre, y el Tren del Biobío, entre otras.

Hasta agosto de 2025, las células más conocidas que operan en el país son: Los Piratas de Aragua, Dinastía Alayón, Tren del Desastre, Tren del Biobío, Los Gallegos, Los Valencianos, Lealtad, y Hermanos Cartier.

Esto no quiere decir que no exista coordinación central, pero sí que hay algunos grupos que gozan de mayor independencia. Incluso, hay investigaciones que apuntan a que los lazos que unen a Los Gallegos con El Tren de Aragua son meramente históricos.

Así mismo, existen otras “células” que se aprovechan del nombre de la organización criminal aunque no tengan lazos con este, adoptando el apodo de Tren de Aragua “para inspirar miedo, lo que hace más difícil para las fuerzas del orden saber cuándo una célula está realmente vinculada a esta organización más grande”, advierte el Think Tank.

En ese sentido, la atención que genera el nombre Tren de Aragua puede haber motivado a algunas facciones a distanciarse de este. Esto, sumado a la pérdida de prestigio que puede haber sufrido debido a estas “células impostoras”.

“Creo que el Tren de Aragua que tenemos hoy no tiene nada que ver con el Tren de Aragua que teníamos hace dos o tres años”, indicó a InSight Crime Ignacio Castillo, director de la Unidad Especializada de Delincuencia Organizada de la Fiscalía General de la República, en junio de 2024. “Tengo la impresión de que es muy fluido, adaptándose a lugares y realidades, y perdiendo la conexión con su origen”.

Una grave amenaza para el Estado chileno

La velocidad con la que el Tren de Aragua, y sus respectivas células, han ampliado su repertorio criminal en los últimos años genera preocupación en diferentes esferas del Estado y la sociedad chilena.

“Quizás el crimen más infame vinculado al Tren de Aragua en Chile fue el secuestro y asesinato del ex oficial militar venezolano Ronald Ojeda”, plantea Insight Crime. En una línea similar, el “secuestro extorsivo” se ha convertido en una actividad que cada vez más células han adoptado.

Por otro lado, la explotación sexual ha resultado ser un pilar fundamental en las fuentes de ingresos del Tren de Aragua en Chile, “revolucionando el mercado de la prostitución”, como señaló Matías Garretón, investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, al medio.

Tampoco es menor la indiferencia que los miembros del Tren de Aragua sienten por la institución de Carabineros de Chile. “La policía chilena no estaba acostumbrada a que les dispararan, (…) Pero Carabineros descubrió que, a ojos de los pandilleros recién llegados, se habían convertido en blancos legítimos”, recogió el think tank.

Ahora, en plena fase de integración, el Tren de Aragua “continúa desafiando directamente a los elementos estatales en las calles, en los tribunales y dentro de las cárceles”, consigna el reporte.

“Aquí vemos o notamos una nueva criminalidad, una nueva organización, una nueva estructura que evidentemente no solamente viola el ordenamiento jurídico, sino también el ordenamiento jurídico social”, dijo a InSight Crime Sara Pizarro, la jueza que vivió una amenaza de bomba durante un juicio a miembros de Los Gallegos en 2024.

En efecto, las dinámicas que han desarrollado los miembros del Tren de Aragua que están en prisión generan especial preocupación sobre el futuro de la banda en Chile, especialmente teniendo en cuenta que la eventual llegada de Larry Changa a una prisión chilena “podría impulsarlo a intentar reestructurar la banda o a obtener mayor control sobre sus operaciones fragmentadas”, advierte Insight Crime.