Por Elisa Montesinos
En apenas cuatro años, este encuentro ha logrado instalarse como un referente latinoamericano, atrayendo a escritores consagrados y emergentes, críticos, lectores y académicos en torno a un género que incomoda al radiografiar la realidad social, cultural y política de nuestro tiempo.
Esta cuarta versión reunirá a más de veinte autores nacionales e internacionales en una programación diversa que incluye conversatorios sobre la narconovela, el cuento negro latinoamericano y el género detectivesco. También habrá mesas con investigadores y críticos, además de lanzamientos de las novelas Ámbar, del argentino Nicolás Ferraro —Premio Dashiell Hammett 2022—; Una pistola para un desesperado, del chileno Juan Angulo; y la reedición de La regla de los nueve de Paula Ilabaca, a diez años de su publicación.
Ramón Díaz Eterovic
El reciente Premio Nacional de Literatura, Ramón Díaz Eterovic, es uno de los escritores infaltables en el certamen. Su detective Heredia, creado en 1987, ha acompañado a varias generaciones de lectores y hoy es una figura clave en la consolidación de la narrativa policial en Chile.
“La novela negra relata un mundo que no es agradable, pero latente en nuestras sociedades y ha sido un vehículo ideal para reflexionar sobre la criminalidad en el poder político, económico o militar; se trata de una criminalidad que también está asociada a abusos de distinto tipo, a la violación de derechos humanos y a la corrupción administrativa”, reflexiona.
Ramón Díaz Eterovic agrega, “conocemos antecedentes de fenómenos criminales como el narcotráfico y el sicariato”. En lo que se refiere a los festivales de novela negra, explica que estos son muy comunes en Europa, especialmente en Francia, España e Italia, donde cuentan con una gran tradición muy desarrollada en torno a la novela negra y policial. En Chile existen festivales como Santiago Negro y Puerto Negro, además de nuevas iniciativas que están surgiendo en ciudades como Concepción y Villarrica.
“A pesar de la oscuridad, hay motivos para tener esperanza”
Desde Uruguay, la escritora Andrea Aquino, organizadora del festival Días Contados, enfatiza la dimensión comunitaria de estos eventos: “Se está construyendo una red que crece año a año. Escritores, investigadores, lectores, nos reunimos para intercambiar ideas, lecturas y análisis. Nos gusta leer estas narraciones; descubrimos que nos inquietan, indignan y preocupan las mismas cosas. El noir nos provoca y nos incomoda, nos exige pensarnos como sociedades. Es un género que con toda naturalidad interpela al lector”.
Por su parte, el argentino Nicolás Ferraro mira con cautela la evolución de estos encuentros: “Siento que la ola negra se fue, y hay que ver qué sigue en pie. Los festivales siguen siendo espacios importantes de encuentro y difusión. Aunque la gabardina de Bogart ya está apolillada, surgen nuevas maneras de narrar nuestras sociedades. Como en toda novela negra, a pesar de la oscuridad, hay motivos para tener esperanza”.
El chileno Juan Angulo, ganador de la primera edición del concurso Puerto Negro en 2022, recuerda cómo el premio marcó un antes y un después en su carrera: “Me permitió publicar mi primer libro, llegar a lectores de distintas partes del mundo y reafirmar mi camino como escritor”. Además, el premio le abrió las puertas para publicar su segunda novela que se presentará en esta nueva edición del festival. Angulo sostiene que la literatura negra refleja diferentes realidades sociales: la lee, interpreta y mastica y que hace tiempo se ha ganado un espacio gracias a autores como Rubem Fonseca o Díaz Eterovic.
Abriendo caminos a nuevas voces
Puerto Negro no solo convoca a grandes nombres: también ha hecho una apuesta consistente por descubrir nuevas voces. Desde 2022, el Concurso Internacional de Novela Negra ha recibido más de 500 manuscritos provenientes de toda Iberoamérica. Los ganadores anteriores —Juan Angulo con Los transitorios, el argentino Pablo Cazaux con Todos los muertos se parecen y el mexicano Sergio Monreal con Una poca de gracia— hoy circulan en editoriales de Chile y España, proyectando el alcance internacional del certamen.
Este año, tras una preselección de 90 obras, la competencia se redujo a tres finalistas, todas argentinas: Destello, Desnuda y Cineclú. La novela ganadora se anunciará el 8 de octubre en Viña del Mar y será publicada en 2026 por LOM Ediciones. Ese día, Helen Tapia conversará con Nicolás Ferraro y con la finlandesa-islandesa Satu Rämö, autora de la exitosa saga Hildur, que ha vendido más de un millón de ejemplares.
Una red latinoamericana en construcción
Para Luis Valenzuela, académico UNAB y organizador de Puerto Negro, el auge es indiscutible: “El género negro goza de gran vitalidad. Puerto Negro se suma a una red internacional de festivales que incluye Toulouse, Lyon, Gijón, Cartagena y Montevideo, consolidando un espacio propio en Chile”.
El mapa es amplio, aunque no siempre estable. Ferraro recuerda cómo los festivales Caracas Negro o México Noir desaparecieron después de pocas ediciones, al igual que la Semana Negra de Uruguay. Sin embargo, la articulación con universidades, como ocurre en Chile con la UNAB, ofrece una base más sólida.
“Son eventos que requieren tiempo, compromiso y figuras internacionales para volverse atractivos, pero lo más importante es crear comunidad lectora”, señala. “Se requiere que autores y autoras se comprometan con el género, con su obra, que se hagan cargo de llevar puesta la remera negra y criminal. Como lo hicieron Sasturain, Paco Taibo II y Díaz Eterovic. Y como en toda novela negra, a pesar de la oscuridad, hay motivos para tener esperanza”, concluye.
En esa línea, la programación de Puerto Negro no solo se concentra en presentaciones de libros. También habrá mesas de discusión sobre fenómenos contemporáneos. En esta edición, habrá debates en torno a la narconovela latinoamericana con la mexicana Mónica Torres Torija y el chileno Danilo Santos. Además, se realizarán diálogos sobre los subgéneros del antidetectivesco, el cuento negro y los nuevos caminos del género en el siglo XXI.
Violencia y desigualdad
Más allá de su carácter literario, Puerto Negro se ha convertido en un espacio de reflexión social y política. La narrativa policial funciona como un prisma para observar las tensiones de nuestras sociedades. Los crímenes narrados en estas páginas no son ajenos. Ellas hablan del narcotráfico, la corrupción, la violencia estatal, el sicariato o los abusos de poder que atraviesan la vida cotidiana en Latinoamérica.
Al mismo tiempo, el certamen articula la tradición con la renovación. Celebra a autores consagrados como Díaz Eterovic y Paula Ilabaca, pero también da espacio a quienes recién comienzan. Puerto Negro perfila un mapa diverso de la novela negra latinoamericana, tendiendo puentes hacia los circuitos internacionales.
Como resume Díaz Eterovic, el género negro “ha ido cobrando importancia por los temas que aborda y por la cantidad de escritores y escritoras que lo cultivan”.
Desde México hasta el Cono Sur, el género noir se vuelve un espejo crítico de la violencia política y la desigualdad estructural de las sociedades contemporáneas.