La Noche que Apagaron la Luz, Colectiva Arpía

La Noche que Apagaron la Luz: Cinco mujeres rechazan el cierre de textil que les da el sustento

01 agosto 2025 | 12:27

Obra de la Colectiva Arpía sobre industria desaparecida busca tensionar la relación entre género, trabajo y cuerpo, además de activar memorias y resistir al olvido.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

En 2008, luego de 142 años, Bellavista Oveja Tomé, la más antigua empresa chilena del rubro, cerró sus puertas. Fue resultado de una larga agonía por la crisis económica que provocó una dictadura (décadas 70 y 80) que dio luz verde a la masiva importación de todo tipo de productos.

El hecho que muchas de los nuevos cesantes fueran mujeres inspiró e incentivó a la Colectiva Arpía a investigar cómo les impactó el colapso final que, hace 17 años, sufrió esta gran empresa de la Región del Bío-Bío.

También quisieron satisfacer el deseo de verlas a ellas mismas decidir entre resistir o abandonar el lugar, “en medio de la oscuridad y la incertidumbre”, según comentan Antonia McCarthy y Javiera Barrientos, dramaturga y directora de La Noche que Apagaron la Luz, durante su visita a Detrás de las Máscaras en BBTV.

Mujeres y trabajadoras

¿Por qué toman el tema textil para esta obra de teatro?

Antonia McCarthy: “Como dramaturga, me interesó este tema porque, a lo largo de la historia, las fábricas fueron los primeros lugares a los que las mujeres pudieron acceder para trabajar, como operarias o diseñadoras de moda. E investigando en este mismo universo, llegamos al vertedero de ropa en el desierto de Atacama, con muchas mujeres que viven de los desechos que después venden.

“Nos interesa esta cadena que muestra a mujeres trabajadoras, desde diversos ángulos, y a una industria, cuyos productos -ropa rápida- son los más consumidos por mujeres.

La noche que apagaron la luz es la segunda obra de la Trilogía Textil de la Colectiva Arpía. El primer título, Las cinco caras del boicot, habla de moda, de lavado de imagen, de diseñadoras emergentes cuyas creaciones son plagiadas por las grandes industrias de moda. El tercer título será Atacama Fashion Week: hablará del vertedero de ropa en el desierto de Atacama”.

¿La obra que estrenan ahora alude a toda la historia textil?

Javiera Barrientos: “No, tomamos en específico el caso del cierre de Bellavista Oveja Tomé. Sin embargo, representa lo que ocurrió a nivel país con la industria nacional textil y la llegada de productos de la industria extranjera”.

En ese tiempo se decía que era más barato importar ropa que fabricarla en el país…

Antonia: “Sí, de hecho, la obra abarca la mirada de las trabajadoras, mujeres que comentan cómo la industria se ha ido cerrando en Chile. Muestra también que no se respeta la memoria textil en Chile”.

Javiera: “Son las mujeres de la obra quienes hablan sobre este reemplazo. O sea, que son ellas las que quedan relegadas o desechadas, a propósito de este proceso que se sigue viviendo en el mercado”.

Música de Cecilia

¿A qué sonidos recurren para ambientar la obra?

Antonia: “Usamos la música de Cecilia, porque era de Tomé. Le hicimos un homenaje a ella usando su música. Incluso, hicimos canciones con bases de Cecilia”.

Javiera: “Claro, pistas de Cecilia con letras adaptadas al contexto de la obra. También hay toda una musicalización de Octavio O’Shee con la propuesta de Cecilia. Pero modificándola hasta llegar a pistas más de misterio, más atmosféricas y de tensión para el momento que se vive”.

Antonia: “El sonido es algo bien importante en la obra. Cuando fui a Tomé a hablar con la gente, mencionaron mucho que la fábrica funcionaba día y noche, 24 horas. Y que, cuando apagaron de manera abrupta las luces de la fábrica, todo Tomé se dio cuenta, porque desapareció el sonido que provenía de la fábrica”.

Javiera: “Esto también se muestra en la obra. Se quiso explorar el sonido musical y el sonido industrial. El cómo este sonido constante de fábrica deja de existir en un instante. A través del corte de la luz y la música, instalamos la idea de la desolación total”.

Imagen fabril

¿Existen todavía restos de la fábrica, de las máquinas que se usaban?

Antonia: “No. No pudimos ver las máquinas. Es un edificio patrimonial, cuyas visitas se agendan con mucha anticipación. Es súper difícil entrar al sector antiguo de la fábrica. Tienen una especie de museo y todavía venden ropa que fabrican… pocas prendas y muy caras. Ahora arriendan bodegas. Está súper abandonada la infraestructura”.

¿Qué les contó la gente de Tomé, cuáles sentimientos y emociones captaron?

Antonia: “El sentimiento de ser afectados por el abandono. Como que Tomé se quedó congelada en el tiempo. Era una localidad con muchas expectativas: se construyó una línea de tren y una villa bien grande alrededor de la fábrica. Y todo eso se abandonó. La gente nos decía: ‘Bueno, fue muy triste’.

“Mucha gente, mucha gente se quedó sin trabajo. Lo mismo en los alrededores, porque iba a trabajar a Tomé gente de Chillán y Concepción. Sobre todo, muchas mujeres, porque había mucha oportunidad laboral para ellas”.


Historia y sobrevida

Ustedes hablan de un sentido de resistencia de sobrevida no sólo laboral ¿Qué rescatan de esta experiencia?

Javiera: “Claro. La obra gira en torno a este hecho histórico y tiene que ver con levantar ese patrimonio. Pero luego la Antonia creó una ficción con la vida de cinco mujeres. Entonces, a través de este conflicto desarrollamos el mundo interior de cada una de estas mujeres conflictuadas tanto por el cierre de la fábrica como por otros problemas personales.

“Entonces, diría que acá hay conflictos personales y sensibilidades particulares. Además, tomamos la fábrica como contexto de una anécdota con texturas que se encuentran en la localidad.

“Por eso pensamos en los colores de Tomé, en el mar, en los sonidos de la fábrica, del territorio natural, de Cecilia, permitiendo que entren cosas indirectamente relacionadas con la localidad que nos ayudan a construir la atmósfera de la obra”.

¿Hay también algo medio fantasmal?

Antonia: “Sí, diría que usamos toques de misterio, medio fantasmales a propósito de lo grande y espacioso de este lugar vacío, que queda en silencio. Exploramos qué ocurre en un espacio así que de un día para otro queda tan vacío”.

La historia de la obra es oscura, trágica… ¿Hay esperanza para estas mujeres?

Javiera: “Bueno, en la obra misma no hay datos sobre qué fue de estas mujeres después del cierre. Pero sí hay esperanza en las particularidades que cada una tiene al vivir el cierre del lugar de trabajo. Algunas dicen, ‘bueno, quizás hay cosas mejores para mí’. Otras lo ven como una tragedia grande para sus vidas y cómo sería el futuro después de lo ocurrido”.

Antonia: “Desde la dramaturgia quise que estos personajes tengan muchas diferencias entre sí. Que hubiera muchos choques, perspectivas distintas durante toda la obra, hasta que llega un punto en que hay algo común entre las cinco.

“Siento que esto es lo más esperanzador de la obra: aunque ellas se queden sin un espacio laboral seguro, encuentran seguridad en ellas mismas como compañeras. Porque, al final, la relación entre ellas cambia una vez que las luces se apagan y la fábrica cierra”.

Javiera: “Diría que es la relación humana lo que da más esperanza hacia el final de la obra”.

La Noche que Apagaron la Luz

Dirección: Javiera Barrientos
Dramaturgia: Antonia McCarthy
Elenco: Valentina Araya, Paula Díaz, Antonia McCarthy, Natalia Mual, Catalina Quezada

Diseño integral: Abraham Cid
Composición y diseño sonoro: Octavio O’Shee
Producción: Sara Marambio

Teatro Universidad Mayor
Santo Domingo 711, Santiago.
Metro Bellas Artes.
Miércoles a sábado, 19:00 horas.
Entradas, ticketplus.
Informaciones: colectivaarpia@gmail.com / +56 9 8392 4070.
Duración: 75 minutos.
+10 años.
Desde el 07 al 14 agosto 2025.