Por primera vez el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que se reúne en París con 950 participantes desde el lunes recién pasado, votó la postulación de una manifestación del patrimonio de nuestro país: los Bailes Chinos.
Con altas expectativas se esperaba en Chile el resultado de la votación que decidió el ingreso de los Bailes Chinos a la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, postulación coordinada por el Consejo de la Cultura, que se aprobó hoy miércoles, convirtiéndoser en la primera expresión de la cultura popular de nuestro país en integrar este listado.
Son 950 representantes de 24 países que revisarán en París, durante esta semana, los 46 expedientes presentados para integrar la Lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, donde Chile participa con esta postulación que representa a las más de 60 agrupaciones de bailes chinos existentes en el norte chico y zona central del país.
La Ministra de Cultura, Claudia Barattini, había expresado que “este reconocimiento podría transformarse en una noticia muy valiosa para Chile, pues confirma la riqueza de nuestra cultura, construida desde nuestros saberes y nuestra historia. Además, es la proyección internacional de lo que somos como chilenos, un país que se reconoce en sus tradiciones y valora la diversidad de cada uno de sus rincones”.
Además, la Secretaria de Estado relevó la importancia de este acontecimiento, por lo que significa el patrimonio inmaterial como valor identitario: “Estamos marcando un precedente en el reconocimiento y salvaguardia de nuestras manifestaciones culturales”.
Junto a la presentación de Chile se encuentran manifestaciones provenientes de diferentes países, como el Círculo de Capoeira, de Brasil; el “washi”, arte tradicional de fabricación manual de papel japonés; el “zajal”, poesía recitada o cantada del Líbano, y la Fiesta de la Virgen de la Candelaria de Puno, Perú, por nombrar algunos ejemplos.
Un “baile chino” es una cofradía de músicos danzantes devotos de la virgen, cuyos integrantes expresan su fe a través de música, baile y canto. El primero de ellos se originó en la localidad de Andacollo, en 1585, y mantiene su vigencia hasta hoy. Esta práctica se desarrolla principalmente desde el norte de Chile hasta los valles de la zona central, fundamentalmente en las regiones de Coquimbo y Valparaíso. La música, las coreografías danzarias (mudanzas) y el arte del canto de las coplas, son transmitidas de generación en generación, y son justamente estas expresiones las que se están relevando en esta instancia.