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Sábado 05 julio de 2025 | 12:00

El salvaje auto de seis ruedas que ganó en la Fórmula 1, llegó a la TV y se volvió un Transformer

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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

En los años 70, el ingeniero británico Derek Gardner desafió las normas al diseñar el Tyrrell P34, un revolucionario auto de Fórmula 1 con seis ruedas que sorprendió al mundo. Con un segundo eje delantero para mejorar la aerodinámica, tracción y estabilidad, logró su única victoria en Suecia '76. A pesar de desafíos como el sobrecalentamiento, se convirtió en una leyenda breve pero audaz. Su impacto trascendió las pistas, inspirando incluso a los Transformers.

En un deporte donde la lógica y la aerodinámica mandan, un auto con seis ruedas sonaba a delirio. Pero en la segunda mitad de los años 70, el ingeniero británico Derek Gardner se animó a romper todas las reglas y diseñó una máquina que parecía salida de una película de ciencia ficción: el Tyrrell P34, el primer y único auto de seis ruedas que ganó una carrera de Fórmula 1.

Mientras equipos como Ferrari, McLaren y Lotus tomaban protagonismo a mediados de loa 70’, Tyrrell empezaba a perder terreno. Fue entonces cuando Gardner, su director técnico, se animó a concretar una idea simple en teoría pero revolucionaria en la práctica.

El proyecto era incorporar un segundo eje delantero para mejorar el rendimiento aerodinámico, la tracción y la estabilidad en curva. Así nació el Tyrrell P34.

Goodyear, proveedor exclusivo de neumáticos en la F1, tuvo que desarrollar gomas especiales de 10 pulgadas para calzar las cuatro ruedas delanteras. El 22 de septiembre de 1975, en una presentación tan impactante como arriesgada, el P34 fue revelado al mundo en el Hotel Heathrow Hilton de Londres. Las pruebas privadas prometían y el espectáculo estaba garantizado.

La temporada 1976 quedó marcada por la épica batalla entre Niki Lauda y James Hunt, inmortalizada por Hollywood. Pero en las sombras del drama por el título, el P34 hacía su propio camino hacia la leyenda.

El salvaje monoplaza debutó en España y en su cuarta carrera, en Suecia, consiguió lo impensado. Jody Scheckter ganó la carrera, seguido por su compañero Patrick Depailler. Fue la única victoria de un auto de seis ruedas en toda la historia de la máxima categoría del automovilismo.

Aquel momento fue histórico, pero breve. El diseño presentaba múltiples desafíos. El calor excesivo generado por el doble eje delantero complicaba la refrigeración y afectaba frenos y neumáticos.

Goodyear, presionada por el resto de los equipos, no podía dedicar recursos a un desarrollo exclusivo. Además, los pilotos no podían ver sus ruedas delanteras, lo que dificultaba su ubicación en curva y el control del desgaste.

Pese a un puñado de podios más, la magia comenzó a desvanecerse. En 1977 el rendimiento cayó, y a fin de ese año, Tyrrell abandonó definitivamente el proyecto.

El P34 pasó a la historia como un experimento audaz, tan loco como brillante, que por un instante funcionó.

El impacto cultural del Tyrrell P34 más allá de las pistas de Fórmula 1

El Tyrrell P34, aunque solo compitió por un corto período, dejó una marca significativa en la historia de la Fórmula 1 y en la cultura popular, y sus apariciones en la televisión han ayudado a mantener vivo su legado.

El particular monoplaza no terminó cuando Ken Tyrrell decidió archivarlo en 1977. Décadas después, su imagen volvió a cobrar vida en una galaxia completamente distinta: el universo de los Transformers.

En la serie animada Transformers: Generation 1, emitida en los años 80, uno de los Decepticons —los villanos mecánicos liderados por Megatron— llevó la silueta del Tyrrell P34 al campo de batalla.

Se trataba de Dragstrip, miembro de los temibles Stunticons, un grupo de robots que podían fusionarse para formar al colosal Menasor. Dragstrip no era solo un auto de carreras amarillo, sino que era el eco futurista de un auto que alguna vez fue real y estremeció a la Fórmula 1.

El diseño del personaje tomó directamente la carrocería del P34, con sus cuatro ruedas delanteras y estética de monoplaza de los 70. Para muchos niños de aquella generación, ese Transformer fue su primer encuentro con una de las creaciones más audaces del automovilismo.

Pero no fue la única aparición del P34 fuera de los circuitos. A lo largo de los años, el auto ha sido protagonista en documentales, videojuegos, maquetas y exposiciones sobre la historia de la F1. Por ejemplo, también apareció en las series animadas Lupin III, en la segunda temporada (1977); Arrow Emblem Grand Prix no taka (1977) y en Phineas y Ferb (2007-2015).

Su figura, más parecida a la de un prototipo futurista que a un auto de competición tradicional, sigue fascinando tanto a fanáticos de la ingeniería como a coleccionistas de cultura pop.

Así, el Tyrrell P34 terminó teniendo una segunda vida donde nadie lo esperaba, específicamente en el corazón de una generación que lo conoció no por la victoria en Suecia 1976, sino por su transformación en un robot de guerra alienígena.

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