Sergio Rodrigo Yáber Lozano contó la cronología completa. O al menos, desde la primera vez que conoció a Gonzalo Migueles Oteiza y su pareja Ángela Vivanco Martínez. El conservador de Puente Alto —e imputado en la trama bielorrusa— relató los hechos ante la Fiscalía de Los Lagos el 23 de octubre de 2025, un día antes de que el OS7 de Carabineros allanara su oficina.
Se le acusa de ser una pieza clave en la trama luego de haber colaborado —junto a su par de Chillán— con la exjueza y Migueles, para blanquear las “coimas” que ésta habría recibido, según el Ministerio Público, de parte del consorcio bielorruso Belaz Motivec.
En su declaración policial —que hoy revela la Unidad de Investigación de Bío Bío— confesó que contrató a Migueles en su oficina como un acto de humanidad. Aunque más bien lo hizo porque la propia Ángela Vivanco se lo pidió. Sin embargo, la impresión de Yáber hacia Migueles no era la mejor. En privado aseguraba que era un coimero y que tenía que alejarse de él.
Inicio de su amistad
—Lo conozco a fines de los años 90. Era cliente mío en la Notaría de Valparaíso —arrancó la declaración de Sergio Yáber.
Para entonces, él era interino en la Notaría de Valparaíso. Migueles, por su parte, tenía una fábrica de producción avícola y le pedía algunos documentos. Recién en 2018 se hicieron más cercanos. Según el conservador, fue un reencuentro casual que ocurrió en La Serena. Migueles estaba con su pareja, Ángela Vivanco, y su amigo, Antonio Ulloa, hoy cuestionado ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago.
—En esa instancia fueron a comer a mi casa y le pregunté a qué se estaba dedicando. Me dijo que estaba buscando pega porque le había ido mal y había quebrado con la fábrica de producción avícola —relató.
Yáber le comentó que estaba postulando al cargo de conservador de Bienes Raíces de Puente Alto. Si lo designaban, le abriría un cupo en su oficina.
Y lo designaron.
Favores personales
Apenas Yáber se alzó con el cargo en Puente Alto, Ángela Vivanco lo contactó. Era noviembre de 2018. La ex ministra de la Corte Suprema le plantó que Migueles seguía sin trabajo. Le pidió que se “acordara de su marido”. Al mes siguiente, el conservador le abrió un cupo en Recursos Humanos.
—En esta línea debo señalar que no firmamos ningún tipo de contrato. De palabra fijamos que sus honorarios iban a ser de $3.000.000 mensuales. En un principio venía a trabajar de lunes a viernes. Eso fue por alrededor de dos años. Sin embargo, en una oportunidad me comentó que estaba realizando otros trabajos de forma particular y me pidió si podía realizar trabajo a distancia, por lo cual vino a trabajar sólo dos días a la semana. De sus concurrencias a la oficina no hay registro alguno, puesto que no tenía contrato, por lo que no firmaba el libro de asistencia.
Además del sueldo fijo, Yáber también le pagaba a Migueles bonos de fiestas patrias y navidad que oscilaban entre $300 mil y $500 mil pesos.
—No recuerdo haber pagado otros incentivos, salvo préstamos para él y su señora —agregó.
Según su declaración, las labores de Migueles eran simples: entrevistar a funcionarios, revisar los aumentos de sueldo, permisos administrativos y hasta organizar los eventos de fin de año y fiestas patrias. No obstante, cuando le pidieron respaldo de su trabajo, Yáber respondió que no lo tenía.
—No tengo los registros en estos momentos. Debiera tener estos antecedentes Claudia Soto, pero desconozco si esta esa información. Recuerdo que lo presentaba en una carpeta, pero no recuerdo que me haya presentado un trabajo por correo electrónico. De esta misma forma, las instrucciones o coordinaciones de los trabajos de Gonzalo Migueles se llevaban a cabo de forma verbal, no debería haber registros escritos.
Yáber aseguró que su relación laboral terminó en diciembre de 2024. Para él, el departamento de Recursos Humanos estaba consolidado y no requería más de sus servicios. Sin embargo, los depósitos se seguían haciendo.
Otra de las transacciones que le hizo Yáber a Migueles fue de aproximadamente cinco millones. Según el notario, fue cuando la pareja de Vivanco se dedicó al corretaje de propiedades y le vendió una casa en Puente Alto.
—Fijaron la condiciones y se le pagó una comisión de alrededor del 2%, monto que fluctuaba entre $4.600.000 a $5.000.000 aprox. Debo señalar que es la única propiedad que Migueles actuó como intermediario y cobró —planteó.
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Amistad, comida y transferencias
Entre las preguntas de fiscalía estaban el tipo de relación que tenía con Migueles y qué tan cercana era.
—Sí, salíamos a comer en varias oportunidades con gente de acá del Conservador y concurrí a celebraciones de cumpleaños a su domicilio, como también él al mío.
—En conocimiento de que Gonzalo Migueles y Angela Vivanco estaban vinculados con el caso de Luis Hermosilla, y ella había sido destituida ¿Cómo se hizo sostenible la relación laboral con Migueles?
—Sólo mantuve la relación laboral por razones de humanidad, "de una amistad que me di cuenta que no era tal y que nunca existió" y dada la gravedad de los hechos que aparecían todos los días en la prensa tomé la decisión de no contar más con sus asesorías y propuse una suma única mediante una escritura pública de transacción extrajudicial, que era más conveniente que un eventual juicio laboral.
—¿Hay alguna otra persona que usted conozca y que tiene esta misma situación laboral y de asesorías con Gonzalo Migueles?
—Aparentemente, esto lo podría haber hecho extensivo con Luis Maldonado Croquievelle; Yamili Najle Alée como empresario y/o como conservador; Luis Fisher Yavar.
—¿Usted cree que (los abogados) Mario Vargas y Eduardo Lagos se podían haber coludido con Angela Vivanco en la causa de Codelco con Consorcio Belaz Movitec?
—No conozco mayormente a Mario y no conozco mayormente a Eduardo. Sin embargo, un colega y amigo me contó que representantes del Consorcio Belaz Movitec concurrieron hasta su estudio jurídico a contratar sus servicios, pero mi amigo en aquella oportunidad declinó representar dicha empresa, debido a que los representantes le señalaron que estaban dispuestos a pagar lo que fuera necesario por ganar ese juicio. Mi amigo les abrió la puerta de su oficina y los invitó cordialmente a retirarse.
Dólares y euros
Otra de las preguntas alude a las transferencias que le hizo a Yamil Najle, conservador de Bienes Raíces de Chillán. En total, fueron cinco traspasos por $25 millones.
—Estas operaciones obedecen a que yo y algunos funcionarios del Conservador de Bienes Raíces en algunos ocasiones le comprábamos dólares a Víctor Gonzalo Migueles, ya que, él con su señora Angela Vivanco viajaban mucho y cuando le sobraban dólares de sus viajes nos los vendía a nosotros. En esa oportunidad recuerdo que Gonzalo llegó a la oficina alrededor del mediodía con aproximadamente entre $20.000 a $25.000 USD que me los vendió para un viaje y yo no se los pagué al él, puesto que me pidió que le transfiriera la plata a Yamil Najle, en atención a que tenía una deuda con él. Recuerdo que le transferí el dinero de forma fraccionada a Yamil Najle, puesto que el monto máximo en una operación creo que corresponde a $5.000.000 en Banco BCI —respondió.
—¿En esa oportunidad Gonzalo Migueles concurrió a trabajar o vino solo a dejar los dólares?
—No, recuerdo que vino sólo a dejarme los dólares.
—En la transferencias que usted Hizo a Yamil Najle consignó en la glosa mensajes como: "viaje congr Costa Rica familia", ¿por qué puso esos mensajes?
—Porque Gonzalo y Angela viajaban mucho, por lo tanto, yo me remití a lo que Gonzalo Migueles me solicitó que era transferirle el dinero a Yamil y consignar esos mensajes en la glosa.
—Usted señaló que las remuneraciones de Víctor Gonzalo Migueles Oteiza era de $3.000.000 mensuales. ¿Por qué en el mes de junio efectuó cinco transferencias por un total de $22.471.979?
—Esas transferencias corresponden a compra de dólares que yo le realizaba a Gonzalo Migueles. Debo señalar que igual me llamaba la atención el origen del dinero, sin embargo, se los compraba porque yo los necesitaba. Gonzalo siempre me decía que tenía sus negocios y que se dedicaba a hacer lobby y que para ello andaba buscando una oficina para arrendar para establecerse formalmente. Debo reconocer que Gonzalo en varias oportunidades me vendió dólares y euros. Recuerdo que en el lapso de una semana me trajo entre $40.000 a $45.000 USD. Normalmente me traía hasta $5.000 USD, sin embargo, en esa oportunidad fue un monto superior.
Corruptos y coimeros
Pese a todos los dichos de Yáber, la fiscalía sostiene que los $25 millones recibidos por Yamil Najle corresponden a coimas derivadas de los fallos que favorecieron al consorcio bielorruso. Los dineros, apunta la investigación, fueron a parar a manos de la pareja de Vivanco. El Ministerio Público señala que, éste último, recibió otros $20 millones de origen ilícito de parte de Yáber. La idea, exponen documentos judiciales, era dar apariencia de legalidad a lo que hoy es sindicado como soborno. En simple, blanquear las ganancias.
Aunque el notario asegura que actuó de buena voluntad al ofrecerle un supuesto trabajo en recursos humanos, en privado su impresión hacia Migueles era totalmente diferente. Llamados telefónicos interceptados exponen que de hecho, lo trataba de coimero y advertían sus cercanos que debía alejarse de él. Asimismo, sus cercanos le comentaron que el círculo de Belaz Movitec estaba dispuesto a pagar lo que fuera necesario por ganar el juicio.
Una de esas llamadas ocurrió el 1 de octubre de 2025 con un sujeto hasta ahora desconocido. Yáber le expuso que se restó de participar en una fiesta organizada para Antonio Ulloa por haber sorteado el cuaderno de remoción en la Corte Suprema. En dicha celebración estaba Mario Vargas, el abogado que representó a Belaz Movitec.
—Me tengo que mantener lo más alejado posible de ese sujeto —dijo en relación a él.
Respecto a Vivanco y Migueles, el análisis de Carabineros sostiene que Yáber mencionó:
—Es de conocimiento en su círculo que, tanto Víctor Gonzalo Migueles como Angela Vivanco Martínez serían corruptos coimeros) y que las acciones de corrupción realizadas por los abogados Mario Vargas Cociña, Gabriel Silver Romo, Eduardo Lagos Herrera y Aldo Cornejo González los habrían perjudicado e involucrado en un problema mayúsculo, donde esperaba que en cualquier momento los formalizarían.