Jueves 12 diciembre de 2019 | Publicado a las 12:15
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Rodrigo Hucke-Gaete, académico de la Universidad Austral de Chile (UACh), destacado investigador de los mares de la Patagonia y especialista en el estudio de ballenas, tiene una particular hipótesis: los cetáceos -y en particular la ballena azul- son claves en la captura de carbono e igualmente importantes que los bosques y reservas naturales (green carbon). Por esa razón, cree que es fundamental abogar por su conservación, particularmente en la Patagonia.
Así lo planteó el pasado miércoles en la COP25 de Madrid junto a Sylvia Earl, científica y oceanógrafa de Mission Blue, en el panel “Patagonia, refugio para el cambio climático y laboratorio natural para la ciencia aplicada a la conservación”, invitados por el Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile, The Pew Charitable Trust y la red Patagonia Mar y Tierra.
El científico chileno, reconocido a nivel nacional e internacional, por el Sello Bicentenario de nuestro país y el Whitley Gold Award de la Whitley Fund for Nature, considerado uno de los principales reconocimientos para conservacionistas a nivel mundial, conversó con BioBioChile tras su presentación y acusó que históricamente se ha privilegiado la conservación terrestre por sobre la del mar, pese a que ambas son igualmente importantes: “Respiración por medio que tu hagas, una de esas vino del mar. El 50% de la producción de oxigeno viene del fitoplancton y el otro 50% de la tierra”, subrayó.
Recientemente, Hucke-Gaete y el equipo científico del Centro Ballena Azul y de la Universidad Austral de Chile participaron como coautores del informe de la mesa de Oceános que la comunidad científica nacional entregó al Gobierno, para el establecimiento de nuevos Compromisos Nacionalmente Autodeterminados (NDC) por parte de Chile en el marco del Acuerdo de París, cuya elaboración contó con la participación de más de 40 científicos y fue encabezada por Laura Farías, una especialista considerada una estrella entre los biólogos marinos.
-Su planteamiento parte preguntándose: ¿Pueden las ballenas ayudar a combatir el calentamiento global? ¿Es realmente así?
Hay mucha evidencia que se ha venido acumulando en los últimos 10 años entorno a los diferentes procesos ecológicos que facilitan las ballenas para tener un rol super importante en el sumidero de carbono que necesitamos tanto en virtud de las emisiones tan inmensas que estamos emitiendo hoy. Estos procesos son soluciones basadas en la naturaleza. Si nosotros fomentamos la recuperación de la población de ballenas estos procesos se verían acentuados. Y hay cuatro procesos de los que se hablan que serían importantes.
Uno sería el bombeo de la ballena, que es cuando se alimentan en profundidad y luego suben a superficie a respirar, porque son mamiferos. Ellas habitualmente defecan en superficie y lo que hace esta feca es un pluma de nutrientes que obtuvieron a su vez ellas de su alimento. Entonces estarían trayendo nutrientes que estaban en la profundidad y lo liberan de nuevo en superficie.
Esto generaría florecimientos algales de fitoplancton en definitiva, que es el “pastito del mar”, y eso a su vez es consumido por el zooplancton. Y la cadena trófica continúa hacia arriba. Pero como las ballenas comen muy abajo dentro de la cadena trófica, estarían inmediatamente fertilizando las zonas donde se están produciendo estos florecimientos algales con nutrientes escenciales, como hierro, fósforo o nitrógeno.
Se puede pensar que es sólo la defecación de una ballena, pero si empezamos a hablar de 200 ó 300 ballenas que comen de 2 a 8 toneladas de krill al día, empieza a haber un sinergia super positiva de la disponibilidad que hacen ellas de estos nutrientes al fitoplancton.
El segundo proceso, que llaman la correa transportadora de la ballena, tiene relación más con el flujo de las migraciones que van entre latitudes altas a bajas; es decir, desde la Antártica o la Patagonia, hasta los trópicos para reproducirse. Pero en el trayecto, a la llegada de la zona de reproducción, ellas liberan orina. Y la orina contiene mucho nitrógeno. Es otro elemento que limita el crecimiento de floración algal en los trópicos.
Una ballena fin, la segunda más grande del mundo, libera 950 litros de orina al día. Por lo tanto, podría también ser una ventaja para que haya productivad en otras zonas donde no había ese elemento limitante.
Otro proceso en el que están involucrados las ballenas es la retención de carbono en sus grandes cuerpos. Una ballena azul pesa más de 200 toneladas y además viven mucho tiempo, así que si hablamos de que estas ballenas están haciendo este bombeo de la ballena, están haciendo esta correa transportadora de la ballena, además están albergando en su cuerpo mucha toneladas de carbono. Y por muchas décadas, más de 100 años, inclusive.
El cuarto proceso es cuando mueren. Cae a profundidad el cuerpo y se lleva muchísimas toneladas a profundidades oceánicas que son considerables. Ese carbono queda retenido en profundidades y ahí se desarrolla una nueva comunidad ecológica que aprovecha esa ballena y la degradan hasta por 50 años. Puede producirse más vida a partir de la ballena. Se torna en un ser que propaga la vida.
Lo que necesitamos investigar pronto es cuatificarlos con investigación científica acorde y poder realmente comprender este rol y que es lo que limitaría que este proceso se viera ralentizado por alguna acción humana. Eso es lo que tenemos que evitar. Necesitamos que las ballenas vuelvan a ser lo que fueron en el pasado que eran un sumidero de carbono en si misma. Y si logramos hacer eso, vamos a estar fomentando procesos ecológicos que por miles de años operaron bien y que nosotros desde la captura ballenera, que bajaron impresionantemente, hoy nos toca cuidarlas casi como hueso santo para que vuelva a ser resiliente en sistemas en los cuales estábamos viendo que estaba habiendo mucho cambio.
En particular hablamos de la Patagonia. Tenemos buenas poblaciones de ballenas azules recuperándose y con evidencias concretas de crías que llegan con sus madres a alimentarse durante el verano y otoño austral. Las poblaciones de ballenas jorobadas también están recuperándose. Estamos viendo que se están recuperando a pesar que están teniendo problemas con choques con embarcaciones, con degradación de habitat, con interacciones con la salmonicultura, etc. Esas cosas vamos a tener que empezar a disminuir y de esa forma potenciar a Patagonia como el sumidero de carbono natural que es y por eso pensamos que la Patagonia podría corresponder a un refugio para el cambio climático.
“El mar se ve poderoso, pero está enfermo”
-¿Por qué las ballenas mueven tanto la aguja respecto a otras especies marinas en el ciclo del carbono de los oceános?
Los modelos de flujo de carbono sólo contemplaban el rol del fitoplancton. Pero en esta nueva corriente de investigación, muy propiciada por la acción climática y la evidencia concreta de que este mundo está cambiando, ya no se trata del calentamiento sino de algo que se puede complicar muchísimo más: no se ha mirado de forma detallada ni cuantificada el rol de las ballenas. Y no sólo de las ballenas, los sistemas tenemos que mantenerlos íntegros en su totalidad o tratar de restaurarlos a cuando eran íntegros. Todo eso se denomina blue carbon (carbono azul), que es una nueva tendencia poderosa que está agarrando fuerza respecto a que el océano es muy importante conservarlo, porque el green carbon (carbono verde, como bosques, árboles) no se va a bancar lo que se viene en términos de ser sumideros de carbono. Entonces, no sólo son las ballenas, que ellas participan en al menos 4 procesos de 9, en los cuales están algunos peces mesopelágicos que tienen biomasas impresionantes y que tampoco se ha cuantificado cuál es el rol que tienen dentro de este proceso de retirar carbono de la atmósfera y llevarlo a las profundidades.
En definitiva, estamos barriendo debajo de la alfombra. Lo estamos devolviendo donde estuvo antes que lo sacáramos como petróleo. Es importante, además de limitar las emisiones y llegar a la neutralidad de carbono, fomentar la integridad de los ecosistemas, especialmente los marinos, que los hemos dejado de lado y hemos estado echando demasiada basura al mar. Como dice Laura Farias, presidenta de la mesa de océanos para el cambio climático, el mar se ve poderoso, pero está enfermo. Y es verdad. Tenemos que sanarlo.
Entre el green carbon versus el blue carbon ¿qué tan relevante es el aporte de los océanos -y de las ballenas en particular- respecto al aporte que hacen los bosques?
Se habla que cada respiración por medio que tu hagas, una de esas vino del mar. El 50% de la producción de oxigeno viene del fitoplancton y el otro 50% de la tierra. Pero las discusiones en torno al océano en las COP o en la misma convención no está al mismo nivel que en la tierra. Se ha basado mucho más en la perspectiva terrestre que en el mar. Estamos empujando a que se le de mayor relevancia al mar.
Si mejoramos aquellos aspectos vamos a tener una máquina productora de oxigeno y un sumidero de carbono muy poderoso y nos estamos olvidando de ella. Y ahora recién en esta COP se está empezando a hablar un poco más del mar y el carbono azul y del carbono de las ballenas.
“No nos podemos farrear ninguna ballena”
-¿Cuánto está mermando la caza y pesca de ballenas en el equiilibrio de los ecosistemas en los océanos?
Fue importantísimo. La moratoria de la captura ballenera comienza en 1987, en 1966 se hace la moratoria para la caza de ballena azul, que es el animal más grande y por tanto el más requerido para cazarlo. Así que desde esa época hasta ahora hemos tenido escasa evidencia de recuperación. Ahora último estamos teniendo evidencia que hay recuperación de la ballena azul y otras poblaciones, pero con nuestra actividad ballenera en el pasado dejamos a la población de ballena azul en menos de 1% de lo que era. Tenemos que protegerlas en lugares donde ellas van con sus crias. Como Patagonia o Galapagos.
-¿Y un proceso de recuperación significativo de esas especies cuántos años podría llegar a tardar?
Es lento. Pero no nos farrear ninguna sola ballena. No podemos tener un accidente. Hicimos la estimación de cuántas ballenas azules pueden morir por causas antopogénicas (ligadas a la acción humana) sin que merme la tasa de recuperación. Tenemos 300 ballenas azules visitando la Patagonia Norte todos los años y calculamos que puede morir una ballena cada 1,8 años. Es decir, no podemos matar una ballena porque una que muera por un choque con una embarcación, por un enmallamiento con una red de pesca, por una intoxicación por plástico, eso limita la capacidad reproductiva y la recuperación poblacional. Así de mal están las poblaciones. Tenemos que tener esperanza y hacer cosas para que no muera ninguna ballena por nuestra causa y sea por mortalidades naturales solamente.
“Necesitamos más gente como Greta Thumberg”
-Considerando el alto nivel de desaparición de ballenas que se registró ¿cuánto influye en el funcionamiento general de los océanos?
La océanos tuvieron que haber sido poderosísimos sumideros de carbono en el pasado, porque estaban todos los procesos ecológicos operando. Nosotros somos muy lentos en comprender qué es lo que hace que nosotros estemos vivos en este planeta.
Este concepto se viene dando hace 10 años, pero no había llegado hasta los tomadores de decisiones en estas negociaciones que están ocurriendo ahora. Para eso preparamos una NBC, contribuciones nacionalmente determinadas, y esperamos que sea un primer pie para empezar a ver los océanos de otra forma.
Con este concepto de oceanic blue carbon comenzamos a redirigir la brujula adecuadamente hacia donde tenemos que empezar a mirar para tener cifras y empezar a entender mejor el funcionamiento de los sistemas. Las ballenas son un vehículo por el cual transita este carbono, pero dependen del krill, y el krill del fitoplancton. Si hay algo mañana que afecte al fitoplancton, se acaba todo.
-¿El blue carbon podría llevar al planeta por el rumbo correcto?
Esto tiene que ser una acción conjunta entre demasiados elementos. Necesitamos más gente como Greta Thumberg, que se ha transformado en una héroe. Los jóvenes, los niños, están cambiando su pensamiento. Están teniendo mucha más consideración que los que hoy están tomando decisiones. Si logramos cambiar a esos que toman decisiones hoy, vamos a tener más esperanza.