La ballena minke varada en el río Támesis de Londres fue sacrificada la noche del lunes tras quedarse atrapada por segunda vez en un terraplén de la ribera, esto luego que unidades de policía, bomberos y guardacostas intentaran rescatarla, según reportó este martes la Royal National Lifeboat Institution (RNLI).
La operación para liberar al cetáceo bebé, de tres a cuatro metros de largo, empezó el domingo a las 15:00 horas de Chile en la esclusa de Richmond Lock and Weir, en el suroeste de la capital británica, donde también se desplazaron un equipo de biólogos marinos y veterinarios para evaluar el estado del animal.
Tras horas de trabajo y ante la expectación de decenas de curiosos se logró liberar a la ballena y trasladarla a una parte más profunda del Támesis, donde se escapó de madrugada y se alejó nadando, a pesar de estar desorientada y mostrar “comportamientos preocupantes”.
Sin embargo, horas más tarde volvió a quedar atrapada en Teddington Lock, en el suroeste de la ciudad, donde un equipo de veterinarios de la Sociedad Zoológica de Londres evaluaron al animal y, ante su deteriorado estado de salud, decidieron sacrificarlo, según la RNLI, una institución benéfica dedicada a salvar vidas en aguas de Gran Bretaña e Irlanda.
Según consignó BBC News, un veterinario de la Sociedad Zoológica de Londres le administró una inyección al animal después de las 18:00 horas.
En un comunicado, el cuerpo de British Divers Marine Life Rescue comunicó que mañana miércoles se someterá al cuerpo del cetáceo a una evaluación forense para analizar porqué se desorientó y llegó hasta el río en tan malas condiciones.
Extraño
De acuerdo a un comandante del Cuerpo de Bomberos de Londres, el que la ballena haya varado en el río que divide a la urbe fue un incidente “muy raro e inusual”.
Por ello, la institución envió tres camiones, dos unidades de rescate y un bote para tratar de liberar al animal.
La ballena sacrificada es un ejemplar joven de la especie minke, que puede llegar a pesar hasta diez toneladas y medir unos 7,5 metros.
Pero no es primera vez que el Támesis es escenario de avistamientos de cetáceos desorientados: en 2018 se encontró a una beluga cerca de la localidad de Gravesend, a unos 40 kilómetros de la capital británica, y en 2006, una ballena murió después de remontar el río hasta llegar a Londres.
