Las chicas fantasma: una batalla contra la muerte y las leyes laborales

Créditos: Jaime Silva | BBCL

Sábado 09 marzo de 2019 | Publicado a las 15:10 · Actualizado a las 07:51

visitas
visitas

En 1917, una joven Grace Fryer de 18 años comenzó a trabajar en la empresa United States Radium Corporation en Nueva Jersey.

La empresa estuvo activa principalmente entre 1917 a 1926 y su mayor producción fue la creación de relojes e indicadores luminosos para el Ejército de los Estados Unidos.

Tras el descubrimiento del radio por Marie Curie, se elaboró una pintura especial creada con sales del elemento químico y que era utilizada para que los relojes brillaran en la oscuridad, lo que los hacía tremendamente populares.

Con el tiempo no sólo fueron los relojes los que comenzaron a brillar, sino también las chicas que tenían contacto diario con el químico.

Grace fue de esas muchachas “afortunadas” que podía alardear de lo que hacía en su trabajo, mientras sus amigas envidiaban el singular resplandor que rodeaba a las trabajadoras del US Radium Corporation y que atraía también a los hombres.

Eran las “chicas del radio” y con el tiempo, se convirtieron en las chicas fantasma.

Chicago Daily Times / Sun-Times Media
Chicago Daily Times / Sun-Times Media

Las chicas del radio

A inicios de 1920 y finalizando la Primera Guerra Mundial, el trabajo de pintar las esferas de los relojes de la compañía era el soñado para muchas mujeres en la época. Según el diario español El País, la labor requería precisión, buen pulso y delicadeza.

Era un empleo arduo pero bien remunerado, que además tenía la ventaja de trabajar con el elemento químico que estaba de moda: el radio.

La labor consistía en algo tan simple como impregnar el pincel en la pintura, mojarse los labios con el cuando las cerdas se separaban y pintar.

Por aquellos años, el radio comenzó a ser conocido como “el sol líquido”, acorde al portal español El diario.es. La popularidad del elemento hizo que fuera impregnado en todo, tanto en elementos de vestir, como en elementos alimenticios.

El agua, algo tan vital para los seres humanos, también se vio impregnada con el químico cuando a éste se le atribuyó propiedades mágicas.

Muchachas de la clase obrera no podían costearse dentífricos o ropa con radio, pero sí tenían el elemento al alcance. Viendo su oportunidad, comenzaron a pintarse las uñas y labios con la pintura especial para los relojes, y vestían sus mejores prendas al salir de la fabrica.

Las chicas disfrutaban la atención de los hombres en los salones del baile cuando, literalmente, brillaban en las pistas.

Todo fue “brillo” y glamour hasta que comenzaron a notar las primeras alertas de que el radio no era tan magnifico como creían.

Las chicas fantasma

De acuerdo al libro The Radium Girls de la autora Kate Moore, publicado en 2016, el peculiar destello que desprendían las “mujeres del radio” hizo que se les apodara las chicas fantasma, un simple detalle que sería profético.

La primera en dar señales de los peligros del radio fue Mollie Maggia de 24 años. Por un dolor de muela fue al dentista, y después de la extracción, comenzó una infección en su garganta, paladar y oído.

Su médico se horrorizó al descubrir en un procedimiento que la mandíbula de Mollie se resquebrajaba al tacto.

Murió en 1922 y erróneamente se responsabilizó al sífilis.

Durante ese tiempo, otras “chicas del radio” comenzaron a tener problemas. Grace Fryer había dejado de trabajar en el US Radium Corporation y se desempeñaba como cajera bancaria.

A sus 23 años, comenzó a notar que perdía piezas dentales y sus médicos no entendían el motivo por el que presentaba degradación ósea en su mandíbula. Pero tras la muerte de Mollie, Grace supo la razón.

Fryer contactó directamente con la empresa para que le advirtieran a sus trabajadoras del peligro al que se estaban exponiendo, pero no recibió respuesta.

Así, dándose cuenta que estaban contra el tiempo y que muchas colegas de la fabrica ya estaban en sus lechos con anemias, grandes tumores en sus cuerpos y necrosis en sus huesos, Grace y otras cuatro mujeres comenzaron una batalla para poder proteger a sus colegas que en Estados Unidos seguían poniendo sus vidas en riesgo.

Lippincott, Williams, and Wilkins / Deadly Glow
Lippincott, Williams, and Wilkins / Deadly Glow

La batalla legal

Las exigencias de las “chicas del radio” por que fueran escuchadas hizo que la prensa pusiera sus ojos en ellas y los periódicos comenzaron a llenar sus primeras planas con estas jóvenes que eran la muerte en vida.

Según relata El diario.es, la misma Marie Curie, descubridora del elemento químico, escribió una carta brindándoles apoyo, asegurando que era imposible destruir la sustancia cuando esta ya se encontraba en el organismo.

Fue un proceso largo y agotador que según relató en su libro Kate Moore, fueron tomadas en serio realmente recién cuando murió el primer trabajador hombre de una fábrica, tras lo cual incluso se exhumó el cuerpo de Mollie Maggia.

Sin embargo, la batalla la dieron por ganada cuando en su lecho de muerte y contra las recomendaciones de sus médicos, Catherine Wolfe entregó su testimonio a un abogado, siendo de suma importancia para el litigio.

El caso de las “chicas del radio” marcó un hito al ser uno de los primeros en los que una empresa fue declarada responsable de la salud de sus empleados, creando normas que permitieron salvar la vida de muchos.

Grace Fryer falleció en 1933 a los 35 años, siendo la víctima número 27 del radio y la tercera de las cinco chicas que demandaron a US Radium Corporation. Junto a sus compañeras, siguen brillando en la historia y en sus tumbas, porque el elemento químico tiene una vida media de 1.600 años, y este sigue integrado en sus huesos.

Findagrave.com
Findagrave.com
Ver los comentarios

Lo último