Ética y transparencia de BioBioChile

A menos de dos semanas para la elección presidencial, la derecha experimenta un reacomodo interno, acompañado de un cálculo estratégico en medio de la disputa por el llamado “voto útil”.

El Partido Republicano encendió la señal de alerta y llamó a concentrar el voto en José Antonio Kast para asegurar su paso a la segunda vuelta, mientras crece la preocupación por el ascenso de Johannes Kaiser, que le ha restado apoyo entre los sectores más duros.

De hecho, la mañana de este lunes, el comando de Kast sostuvo una reunión para afinar la estrategia y contener el desgaste, en medio de las críticas del diputado libertario, quien lo acusa de haber abandonado la agenda valórica que dio origen a su proyecto político.

Al respecto, el propio presidenciable del Partido Republicano le respondió a su par del Partido Nacional Liberario que no ha renunciado a ninguna convicción, pero evitó profundizar en la polémica y apuntó a mantener la unanimidad del sector en su ofensiva contra el Gobierno.

En respuesta, Kaiser rechazó el llamado al voto útil y defendió su postura, afirmando que el apoyo más valioso es aquel que se entrega por convicción y no por cálculo electoral.

En paralelo, el comando de Evelyn Matthei endureció su ofensiva. El senador Luciano Cruz-Coke aseguró que “Kaiser se ha comido la votación de Kast” y sostuvo que la exalcaldesa de Providencia es “más competitiva para derrotar a Jeannette Jara”.

En medio de este escenario, la derecha entra a la recta final marcada por la disputa interna y el intento de ordenar su relato bajo un mismo eje: el voto anti-Boric.

Así, mientras Kast busca consolidarse como el principal referente opositor y contener el avance de Kaiser por su flanco más duro, Matthei apunta a proyectarse como la alternativa más competitiva frente al oficialismo.

Además, en el comando republicano subrayan que cualquiera sea el candidato que logre pasar a segunda vuelta, contará con su respaldo para enfrentar al Gobierno.

También, en ambos sectores coinciden en que el foco estará puesto en capitalizar el descontento con la gestión del Presidente y transformar la elección en un plebiscito sobre su administración, aunque persiste la duda de si ese discurso común bastará para recomponer al bloque en la recta final de la campaña.