El analista político boliviano Sergio Molina Monasterio aseguró que Bolivia vive el cierre de un ciclo político de veinte años, marcado por la hegemonía del Movimiento al Socialismo. En conversación con Bio Bio TV, afirmó que la elección presidencial del 17 de agosto de 2025 se dará en medio de una profunda crisis económica, un sistema político fragmentado y una ciudadanía polarizada.
“El MAS vive un proceso de división entre Luis Arce y Evo Morales. Lo más probable es que terminen yendo con candidaturas separadas, lo que debilita su fuerza electoral”, planteó. Según Molina, la oposición tampoco logra consolidarse en torno a una figura clara, aunque candidatos como Samuel Doria Medina o Jorge Quiroga han comenzado a posicionarse en el debate público. “Es probable que tengamos muchos candidatos en la primera vuelta, lo que puede dispersar la votación”, advirtió.
En ese contexto, la economía será el tema central. “Lo inmediato es salir de la crisis económica con un ajuste fiscal inevitable”, señaló. Bolivia, que fue un país exportador de gas natural, hoy importa hidrocarburos y mantiene subsidios que se han vuelto insostenibles. “La economía se ha convertido en el gran problema que hay que resolver en el futuro”, insistió, recordando que las reservas internacionales están en niveles mínimos y el déficit fiscal supera el 10%.
El académico explicó que el modelo económico vigente llegó a su límite, y que cualquier gobierno que asuma deberá enfrentar reformas estructurales. “Vienen ajustes muy fuertes. Lo más probable es que se recorten subsidios, se reduzca el gasto público y se enfrenten presiones sociales desde el primer día”, indicó. A su juicio, la estabilidad dependerá de la capacidad política para anticipar y manejar ese conflicto. “La luna de miel termina en el momento en que haya nuevas filas para cargar gasolina”, resumió.
Sobre la posibilidad de acuerdos transversales, Molina se mostró escéptico. Sostuvo que Bolivia es una sociedad polarizada, con liderazgos movilizados que operan fuera de la lógica electoral. “El liderazgo de Evo Morales sigue siendo fuerte, aunque no necesariamente en las urnas. Su capacidad de movilización sigue siendo relevante”, explicó. En ese marco, ve difícil construir un pacto nacional que permita enfrentar colectivamente los desafíos económicos y sociales.
Pese a la dureza del diagnóstico, el analista también destacó elementos positivos del ciclo que se cierra. “El Estado Plurinacional dejó avances culturales importantes, sobre todo en términos de reconocimiento e inclusión. Esos logros no deben desecharse”, señaló. Para Molina, una nueva etapa política solo será viable si reconoce lo ganado y propone un camino compartido hacia adelante. “Si las nuevas fuerzas políticas entienden eso, será posible evitar mayores niveles de conflictividad social”, concluyó.