Larrañaga y la medición de la pobreza en Chile: "Cada 10 años es razonable actualizarla"

Isabel Hodge

Periodista de contenido audiovisual

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Ética y transparencia de BioBioChile

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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Nuevo método de medición de pobreza en Chile revela que el 22,3% de la población está en esa situación en 2022, superando ampliamente la cifra oficial del 6,5%. Datos retroactivos muestran que en 2017 la pobreza fue del 24,2% y en 2020, durante la pandemia, alcanzó el 32,2%. Estas cifras cuestionan la medición actual e impulsan un debate sobre políticas sociales. La propuesta incluye cambios en los indicadores de pobreza, como medir una alimentación saludable en lugar de calorías, y actualización en los gastos.

Un importante ajuste metodológico podría cambiar radicalmente la manera en que Chile entiende y enfrenta la pobreza. 

El informe final de la Comisión Asesora Presidencial de Expertos para la Actualización de la Medición de la Pobreza reveló que, si se aplica una nueva metodología más exigente, el porcentaje de la población en situación de pobreza en 2022 no sería del 6,5% -como reportó la última encuesta Casen-, sino que alcanzaría el 22,3%.

El estudio, que también reestimó los datos de años anteriores, muestra diferencias aún más significativas: en 2017, la pobreza habría sido del 24,2%, y en 2020, en plena pandemia, del 32,2%.

Las cifras ponen en entredicho la actual medición oficial y abren un debate sobre cómo evaluar con mayor precisión las condiciones de vida de los hogares chilenos y el real alcance de las políticas sociales en el país.

Para ahondar en este informe, en Expreso Bío Bío conversamos con el presidente de la Comisión Asesora Presidencial de la Medición de la Pobreza y académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, Osvaldo Larrañaga. 

“Entendemos que no debe haber demasiado cambio a la propuesta, pero entendemos que al final es la facultad del Gobierno y los resultados de esta nueva medición oficial van a salir con la Casen 2024 y será publicada en enero de 2026”, explicó. 

Algo relevante que explicó el académico es que la cifra de la pobreza que ellos presentaron es una estimación y la cifra oficial se conocerá en unos meses más: “Igual va a ser bastante más alta que la existente”.

Para el entrevistado, estos resultados pondrán la temática de la pobreza sobre la mesa de discusión de las políticas públicas, ya que muestran la realidad del país. 

“Cada 10 años es un tiempo razonable”, adelanta para realizar una actualización sobre los niveles de pobreza. 

¿Cómo cambia la forma en que se mide la pobreza?

En la multimensional, se dejó Educación, Salud, Vivienda, Trabajo y educación social, pero se aumentó los indicadores de 15 a 20. Además, explicó que se modificaron algunas maneras de medir los indicadores vigentes.

Por ejemplo, un indicador nuevo es el aprendizaje que “se mide como carencia”.

En la medición de pobreza por ingresos proponen tres cambios relevantes:

1- No más criterio calórico, un criterio de alimentación saludable. 

2- Dejar de utilizar los caracteres imputados en la renta: se proponen dos líneas de pobreza, para arrendatarios y no arrendatarios.

3- Actualizar los gastos a una encuesta más actual y medir los precios que efectivamente paga la población y no suponerlos.

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Nuevo método de medición de pobreza en Chile revela que el 22,3% de la población está en esa situación en 2022, superando ampliamente la cifra oficial del 6,5%. Datos retroactivos muestran que en 2017 la pobreza fue del 24,2% y en 2020, durante la pandemia, alcanzó el 32,2%. Estas cifras cuestionan la medición actual e impulsan un debate sobre políticas sociales. La propuesta incluye cambios en los indicadores de pobreza, como medir una alimentación saludable en lugar de calorías, y actualización en los gastos.

Un importante ajuste metodológico podría cambiar radicalmente la manera en que Chile entiende y enfrenta la pobreza. 

El informe final de la Comisión Asesora Presidencial de Expertos para la Actualización de la Medición de la Pobreza reveló que, si se aplica una nueva metodología más exigente, el porcentaje de la población en situación de pobreza en 2022 no sería del 6,5% -como reportó la última encuesta Casen-, sino que alcanzaría el 22,3%.

El estudio, que también reestimó los datos de años anteriores, muestra diferencias aún más significativas: en 2017, la pobreza habría sido del 24,2%, y en 2020, en plena pandemia, del 32,2%.

Las cifras ponen en entredicho la actual medición oficial y abren un debate sobre cómo evaluar con mayor precisión las condiciones de vida de los hogares chilenos y el real alcance de las políticas sociales en el país.

Para ahondar en este informe, en Expreso Bío Bío conversamos con el presidente de la Comisión Asesora Presidencial de la Medición de la Pobreza y académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, Osvaldo Larrañaga. 

“Entendemos que no debe haber demasiado cambio a la propuesta, pero entendemos que al final es la facultad del Gobierno y los resultados de esta nueva medición oficial van a salir con la Casen 2024 y será publicada en enero de 2026”, explicó. 

Algo relevante que explicó el académico es que la cifra de la pobreza que ellos presentaron es una estimación y la cifra oficial se conocerá en unos meses más: “Igual va a ser bastante más alta que la existente”.

Para el entrevistado, estos resultados pondrán la temática de la pobreza sobre la mesa de discusión de las políticas públicas, ya que muestran la realidad del país. 

“Cada 10 años es un tiempo razonable”, adelanta para realizar una actualización sobre los niveles de pobreza. 

¿Cómo cambia la forma en que se mide la pobreza?

En la multimensional, se dejó Educación, Salud, Vivienda, Trabajo y educación social, pero se aumentó los indicadores de 15 a 20. Además, explicó que se modificaron algunas maneras de medir los indicadores vigentes.

Por ejemplo, un indicador nuevo es el aprendizaje que “se mide como carencia”.

En la medición de pobreza por ingresos proponen tres cambios relevantes:

1- No más criterio calórico, un criterio de alimentación saludable. 

2- Dejar de utilizar los caracteres imputados en la renta: se proponen dos líneas de pobreza, para arrendatarios y no arrendatarios.

3- Actualizar los gastos a una encuesta más actual y medir los precios que efectivamente paga la población y no suponerlos.