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El 18 de junio de 1712 llegó a la bahía de Concepción el ingeniero y científico francés Amédée François Frézier, como parte de una misión encargada por la corona francesa para evaluar las defensas militares en Chile y Perú. Aunque oficialmente era un viaje científico, también tenía objetivos de espionaje para medir la fuerza de los puertos frente a posibles ataques ingleses y holandeses.
Lo que partió como un informe militar, terminó en un descubrimiento botánico que cruzó siglos y continentes.
Frézier recorrió las costas sudamericanas y cruzó el estrecho de Magallanes antes de navegar hacia el norte. En cada escala, observó y registró detalles sobre fortificaciones, actividades mineras, costumbres locales y condiciones naturales. Su viaje quedó documentado en el libro Relación de viaje a las costas de Chile y Perú, publicado en 1716.
En su llegada a Concepción, fondearon frente a la isla Quiriquina. Desde ahí saludaron a la plaza con cañonazos, sin recibir respuesta. Tras comprobar que no había barcos enemigos en Talcahuano, solicitaron víveres, los cuales les fueron entregados sin dificultad. Incluso pudieron instalar un almacén en la ciudad y atender a marineros enfermos.
Frézier elogió la ciudad como un punto clave de abastecimiento. Destacó su comercio de trigo, cueros y carne, y el envío regular de grandes cargamentos al Callao. También comentó sobre la producción local de vino y frutas, aunque criticó el sabor que adquiría el vino por la falta de técnicas adecuadas en su almacenaje.
Una de sus observaciones más notables fue sobre una variedad de frutilla silvestre cultivada en la zona. La describió como diferente a la europea, con hojas redondeadas y frutos grandes, blanquecinos y sabrosos. Recolectó cinco plantas y las envió a Francia para su estudio y cultivo.
Años más tarde, el botánico Antoine Nicolas Duchesne logró que estas plantas dieran fruto cruzándolas con especies europeas. Así nació una nueva variedad que daría origen a las fresas modernas. Todo comenzó aquel 18 de junio de 1712, cuando Frézier ancló en la bahía de Concepción.
En este video, Nibaldo Mosciatti nos cuenta la historia de una misión secreta que terminó cambiando la historia de la fruta más popular del mundo.