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El 13 de octubre de 1307 fueron arrestados y entregados a la Inquisición, los Caballeros templarios.
Ellos eran una orden militar cristiana fundada por 9 caballeros franceses después de la primera cruzada. El objetivo era proteger las vías de los cristianos que peregrinaron a Jerusalén tras su conquista.
Cuando el Rey Balbino I los recibió en esa ciudad, les dijo que podían acomodarse y vivir en una parte de su palacio sobre las caballerizas del Templo Salomón.
En un principio se hacían llamar los Pobres Soldados de Cristo. En el año 1127 el primer maestre de la orden, Hugo de Payns emprende un viaje a Roma con el fin de obtener una legítima aprobación del Papa.
Al año siguiente, celebra un concilio extraordinario en Francia donde expone los principios y primeros servicios de la Orden.
Finalmente, el Vaticano la declara como una orden militar de la cruzadas y se redacta una serie de leyes para ello, una mezcla de normas militares y religiosas.
El entrenamiento de los Caballeros Templarios era físico y espiritual, ya que se le instruía sobre religión y también armas. Eran unos combatientes feroces y su servicio a Jerusalén distinguido.
Tuvieron mala relación con la Orden de los Hospitalarios tanto que en el año 1240 estos caballeros luchaban entre si en plena vía pública en la ciudad de Acre en Israel.
Cuando alguien se iniciaba en los Caballeros Templarios todos sus bienes pasaban a la Orden, aumentando rápidamente su riqueza.
En 1170 la Orden de los Templarios se encuentra en Francia, Alemania, España y Portugal. 50 años más tarde se convierte en la fuerza económica, política, militar y religiosa más importante de Europa.
Con el tiempo desarrollan un excelente sistema bancario y se convierten en el primer banco de transacciones del mundo. El patrimonio aumenta considerablemente por no pagar impuestos, diezmos y solo responder al Papa.
Uno de los monarcas que depositó su tesoro en mano de los Templarios fue el Rey de Francia Felipe IV, con el tiempo acabó debiéndole mucho dinero a la Orden.
Queriendo recuperar su fortuna y ambicionando la riqueza de la Orden, Felipe IV organiza un proceso inquisitorio en su contra. El Papa Clemente V consiente que los Templarios sean acusados de herejes y que fueran encerrados y torturados.
No fue fácil tomar presos a los Caballeros Templarios y la noche del 13 de octubre de 1307 fueron arrestados de forma simultanea. El proceso de inquisición duró 7 años y aunque muchos miembros se arrepintieron nada pudo salvar a la Orden.
Se cuenta que solo 13 Caballeros Templarios lograron sobrevivir de la captura.
