Naciones y nacionalismos

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Se puede decir que el siglo XIX fue una época de consolidación de las naciones y del nacionalismo, en Europa y en el mundo entero. Por diferentes razones, la “era de las revoluciones” –como se ha llamado al período que va desde la Independencia norteamericana hasta los movimientos de 1848– sirvió no solo para redefinir ciertas relaciones políticas, con conceptos como libertad, independencia o república, sino también fueron décadas que permitieron ver el surgimiento de diversas naciones –a partir de realidades políticas preexistentes– y surgidas al calor de las luchas por la Independencia, presente tanto en Estados Unidos como en la América Hispana. Desde entonces en adelante, ha sido un tema que emerge y se sumerge en la historia, muchas veces en forma de amor a la patria, con las consecuencias que ello entraña, pero también en otras ocasiones se ha expresado en odio a un enemigo, con resultados lamentables. Por supuesto, también despierta pasiones políticas y discusiones académicas de gran interés, que van desde la comprensión de la nación como un fenómeno natural o esencial hasta las que hablan de una invención contingente o una realidad simbólica.

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Se puede decir que el siglo XIX fue una época de consolidación de las naciones y del nacionalismo, en Europa y en el mundo entero. Por diferentes razones, la “era de las revoluciones” –como se ha llamado al período que va desde la Independencia norteamericana hasta los movimientos de 1848– sirvió no solo para redefinir ciertas relaciones políticas, con conceptos como libertad, independencia o república, sino también fueron décadas que permitieron ver el surgimiento de diversas naciones –a partir de realidades políticas preexistentes– y surgidas al calor de las luchas por la Independencia, presente tanto en Estados Unidos como en la América Hispana. Desde entonces en adelante, ha sido un tema que emerge y se sumerge en la historia, muchas veces en forma de amor a la patria, con las consecuencias que ello entraña, pero también en otras ocasiones se ha expresado en odio a un enemigo, con resultados lamentables. Por supuesto, también despierta pasiones políticas y discusiones académicas de gran interés, que van desde la comprensión de la nación como un fenómeno natural o esencial hasta las que hablan de una invención contingente o una realidad simbólica.